Por Emiliano Basile      

El recién estrenado film argentino "El beso de Judas" (2025) está protagonizado por Damián De Santo e incluye a un grupo de cómicos en roles no habituales que lo acompañan. Se trata de un policial de venganza construido como un mecanismo de relojería en donde todas las piezas deben encajar.

Damián De Santo es un mecánico abatido por el secuestro y asesinato de su mujer (Adriana Salonia) y su pequeña hija (Sophia Murphy). La investigación policial, a cargo del personaje de Alfredo Casero, no encuentra resultados pero, a medida que avanza el relato, entenderemos la verdadera naturaleza de los hechos. Una traición, un engaño y la doble cara de varios personajes estarán a la orden del día.

El cine no es como las matemáticas. Tener a Alfredo Casero, Freddy Villarreal y Martin Campilngo (Campi) no implica necesariamente tener una comedia entre manos. De hecho, los actores prestan sus rostros para un intenso policial con varios giros argumentales, algo que genera un especial atractivo a la hora de ver la película.



Esto puede ser tanto una ventaja como un problema, pero lo que es indiscutible es que representa un riesgo. El director debutante Martin Murphy, quien también actúa, escribe y produce la película, está dispuesto a asumirlo. Así, se adentra en el thriller de venganza, un género poco explorado en el cine nacional, que continúa la tradición de los filmes de Juan Carlos Desanzo de las décadas de los ochenta y noventa, protagonizados por Rodolfo Ranni.

"El beso de Judas" es un policial que, más allá de algunas imperfecciones y giros efectistas, logra atraer la atención por su cambiante argumento y sus osadas decisiones de producción. Es de esas películas que uno no puede dejar de ver, sea por lo llamativo de su propuesta o su vocación para el riesgo. Por el motivo que fuera, este debut argentino se convierte en una experiencia inolvidable.

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