Crítica Netflix: "Serpientes y escaleras", la nueva serie de Manolo Caro que lleva la corrupción a las aulas
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com

Por Juan Pablo Russo
Con Cecilia Suárez al frente, se estrenó "Serpientes y escaleras" (2025), una sátira escolar que expone las tensiones de clase, el peso del poder y los dilemas éticos en una comedia donde el humor enmascara el drama de fondo. La dupla Manolo Caro-Suárez vuelve con su fórmula más filosa.
Las alianzas creativas de largo aliento pueden generar rutinas o, por el contrario, afilar los recursos. En el caso de Manolo Caro y Cecilia Suárez, la segunda opción parece imponerse. Lo demuestran en "Serpientes y escaleras", la nueva serie de Netflix que, desde un colegio en Jalisco, ensaya una sátira sobre el poder, la hipocresía y la educación como campo de disputa política y social. No hay lección moral, pero sí preguntas incómodas: ¿hasta dónde se puede llegar para escalar? ¿Qué se está dispuesto a dejar atrás en esa subida?
En ocho episodios, Caro propone una estructura de vaivén –como el juego infantil del título– donde el ascenso es precario y la caída, siempre probable. Dora, interpretada por Suárez, es una docente que aspira a convertirse en directora de un colegio de élite y que termina envuelta en el conflicto entre dos familias poderosas. La premisa, lejos de ser anecdótica, permite al director desarrollar una narrativa de tensión progresiva que simula la lógica de una intriga política, aunque envuelta en códigos de comedia negra.
El humor es el escudo. La risa, la trampa. Caro entiende que reírse de lo trágico puede ser más eficaz que denunciarlo frontalmente. A través de situaciones absurdas, diálogos agudos y personajes que caminan por el borde, la serie logra que lo ridículo se vuelva revelador. Allí radica parte de su potencia: en evidenciar lo estructural sin solemnidad, en convertir la crítica social en entretenimiento que no deja ileso.
Cecilia Suárez vuelve a convertirse en la médula emocional y expresiva del relato. Su personaje transita un arco moral que la distancia del estereotipo de “maestra ejemplar” y la acerca a una figura mucho más compleja: alguien que, atrapada entre el miedo y la ambición, elige sobrevivir en un sistema que la empuja a traicionarse. El guion y su actuación se entrelazan para construir una figura ambigua que condensa la paradoja del poder: seduce, corrompe y transforma.
El guion se inspira en personajes reales como Elba Esther Gordillo, exlideresa sindical convertida en símbolo del clientelismo educativo en México. Sin nombrarla, la serie plantea una analogía con su figura: el control institucional disfrazado de liderazgo pedagógico, la manipulación como herramienta y la educación convertida en botín. Desde esa clave, "Serpientes y escaleras" se posiciona en un terreno de reflexión que excede el formato de comedia para convertirse en una alegoría.
Los personajes secundarios –interpretados por Juan Pablo Medina, Martiño Rivas, Marimar Vega, Margarita Gralia, Gerardo Trejoluna, Michelle Rodríguez, entre otros– refuerzan esa lectura coral del poder: cada uno representa una pieza en el engranaje de intereses cruzados donde el bien común se diluye frente a las urgencias privadas.
El estilo de Caro ya es reconocible: una puesta en escena estilizada, tonos melodramáticos, referencias culturales, personajes excéntricos y un uso irónico de la música. En "Serpientes y escaleras", ese repertorio se pone al servicio de una trama que, aunque sencilla en su superficie, despliega múltiples capas de sentido. Las marcas autorales no funcionan aquí como mero ornamento, sino como recursos narrativos que amplifican el conflicto y permiten construir un universo donde lo absurdo y lo verosímil coexisten en un delicado equilibrio.
Sigue nuestras últimas noticias por INSTAGRAM, BLUESKY o FACEBOOK.
Con Cecilia Suárez al frente, se estrenó "Serpientes y escaleras" (2025), una sátira escolar que expone las tensiones de clase, el peso del poder y los dilemas éticos en una comedia donde el humor enmascara el drama de fondo. La dupla Manolo Caro-Suárez vuelve con su fórmula más filosa.
Las alianzas creativas de largo aliento pueden generar rutinas o, por el contrario, afilar los recursos. En el caso de Manolo Caro y Cecilia Suárez, la segunda opción parece imponerse. Lo demuestran en "Serpientes y escaleras", la nueva serie de Netflix que, desde un colegio en Jalisco, ensaya una sátira sobre el poder, la hipocresía y la educación como campo de disputa política y social. No hay lección moral, pero sí preguntas incómodas: ¿hasta dónde se puede llegar para escalar? ¿Qué se está dispuesto a dejar atrás en esa subida?
En ocho episodios, Caro propone una estructura de vaivén –como el juego infantil del título– donde el ascenso es precario y la caída, siempre probable. Dora, interpretada por Suárez, es una docente que aspira a convertirse en directora de un colegio de élite y que termina envuelta en el conflicto entre dos familias poderosas. La premisa, lejos de ser anecdótica, permite al director desarrollar una narrativa de tensión progresiva que simula la lógica de una intriga política, aunque envuelta en códigos de comedia negra.
El humor es el escudo. La risa, la trampa. Caro entiende que reírse de lo trágico puede ser más eficaz que denunciarlo frontalmente. A través de situaciones absurdas, diálogos agudos y personajes que caminan por el borde, la serie logra que lo ridículo se vuelva revelador. Allí radica parte de su potencia: en evidenciar lo estructural sin solemnidad, en convertir la crítica social en entretenimiento que no deja ileso.
Cecilia Suárez vuelve a convertirse en la médula emocional y expresiva del relato. Su personaje transita un arco moral que la distancia del estereotipo de “maestra ejemplar” y la acerca a una figura mucho más compleja: alguien que, atrapada entre el miedo y la ambición, elige sobrevivir en un sistema que la empuja a traicionarse. El guion y su actuación se entrelazan para construir una figura ambigua que condensa la paradoja del poder: seduce, corrompe y transforma.
El guion se inspira en personajes reales como Elba Esther Gordillo, exlideresa sindical convertida en símbolo del clientelismo educativo en México. Sin nombrarla, la serie plantea una analogía con su figura: el control institucional disfrazado de liderazgo pedagógico, la manipulación como herramienta y la educación convertida en botín. Desde esa clave, "Serpientes y escaleras" se posiciona en un terreno de reflexión que excede el formato de comedia para convertirse en una alegoría.
Los personajes secundarios –interpretados por Juan Pablo Medina, Martiño Rivas, Marimar Vega, Margarita Gralia, Gerardo Trejoluna, Michelle Rodríguez, entre otros– refuerzan esa lectura coral del poder: cada uno representa una pieza en el engranaje de intereses cruzados donde el bien común se diluye frente a las urgencias privadas.
El estilo de Caro ya es reconocible: una puesta en escena estilizada, tonos melodramáticos, referencias culturales, personajes excéntricos y un uso irónico de la música. En "Serpientes y escaleras", ese repertorio se pone al servicio de una trama que, aunque sencilla en su superficie, despliega múltiples capas de sentido. Las marcas autorales no funcionan aquí como mero ornamento, sino como recursos narrativos que amplifican el conflicto y permiten construir un universo donde lo absurdo y lo verosímil coexisten en un delicado equilibrio.
Sigue nuestras últimas noticias por INSTAGRAM, BLUESKY o FACEBOOK.