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Crítica Toronto: "Las Corrientes", la incomodidad de vivir

por © NOTICINE.com
"Las Corrientes"
"Las Corrientes"
Por Santiago Echeverría        

"Las Corrientes", de la directora argentina-suiza Milagros Mumenthaler, se sumerge en la crisis existencial de Lina, una diseñadora de moda de Buenos Aires aparentemente exitosa. La película evade las convenciones del drama doméstico para construir un estudio de personaje hipnótico y sensorial, aunque tropieza en su intento por resolver el misterio que tan bien construye.

Tras recibir un premio en Suiza, Lina (Isabel Aimé González Sola) arroja el trofeo a la basura y se lanza a un río en un acto impulsivo. De vuelta en su lujosa vida porteña con su marido Pedro (Esteban Bigliardi) y su hija, una fobia al agua se manifiesta como el síntoma más visible de un malestar profundo e inarticulable. La cámara se niega a juzgarla, acompañándola en su desapego mientras desempeña los roles de madre, esposa y empresaria como una sonámbula.

El mayor acierto de la película, que compite en el apartado Platform de Toronto y luego lo hará en San Sebastián, reside en su aproximación formal a la psique de la protagonista. Mumenthaler, en colaboración con el director de fotografía Gabriel Sandru, emplea un diseño de sonido cacofónico que amplifica los ruidos ambientales—desde el taladro de una construcción hasta el pitido de un videojuego—para externalizar la disonancia interna de Lina. Las imágenes, de una precisión que recuerda a Antonioni, adquieren a veces una cualidad onírica y perturbadora, como un primer plano de su cabello que, sostenido en el tiempo, se vuelve ajeno y extraño. Secuencias oníricas, donde Lina visualiza las vidas de otras mujeres con una curiosidad casi telepática, elevan la película a un terreno lírico y expansivo, alejándose de una narrativa convencional.



Isabel Aimé González Sola ofrece una actuación de una quietud magnética, transmitiendo una tormenta interna a través de una superficie de placidez casi impenetrable. Su desempeño se complementa con una dirección que privilegia la ambigüedad y la empatía sobre el juicio fácil, explorando las tensiones de clase, género y la interpretación constante que requiere la vida social.

Sin embargo, la película pierde parte de su fuerza en el acto final. Tras habitar con destreza en la ambigüedad y el misterio de la condición de Lina, el guión opta por ofrecer una explicación psicológica concreta sobre su trauma. Esta decisión narrativa es percibida como un paso hacia un terreno más convencional, un cierre que desmiente la complejidad elusiva que hasta entonces había definido a la cinta. Es un desenlace que, si bien nace de una comprensible compasión por el personaje, resuelve un enigma que era más poderoso mientras permanecía sin resolver.

A pesar de este último tropiezo, "Las Corrientes" se mantiene como un retrato inquietante y formalmente audaz de una mujer que ya no reconoce la vida que ha construido, incómoda a todas luces. Es un film que prefiere plantear preguntas incómodas antes que ofrecer consuelos fáciles, y que confirma a Mumenthaler como una voz distintiva en el cine contemporáneo.

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