Crítica: "Nadie va a escuchar tu grito", cassettes manchadas de sangre
- por © NOTICINE.com

Por Santiago Echeverría
En el paisaje cinematográfico argentino, hacer terror es un acto de fe y, casi, de resistencia. Mariano Cattaneo se embarca en esta travesía con "Nadie va a escuchar tu grito", una apuesta que busca injertar el slasher clásico en el suelo austral, utilizando como telón de fondo un evento que paralizó al país: el Mundial de Italia 90.
La premisa es tan original como efectiva. Mientras la mirada de una nación está pegada a la pantalla siguiendo los avatares de Maradona, un asesino enmascarado aprovecha el zumbido colectivo de los partidos para sembrar el pánico en el tranquilo Bernal. En el centro de la tormenta está Micaela, una joven que graba cassettes con su música favorita, interpretada con notable solvencia por Sol Wainer, quien demuestra llevar el peso del protagónico con una naturalidad encomiable. Su personaje no es la típica víctima frágil, sino una joven que encuentra una fuerza interior acorde con las heroínas clásicas del género.
Uno de los pilares más sólidos de la película es, sin duda, su meticulosa ambientación. La década del 90 no es solo un decorado, sino un personaje más. Desde la ropa y la música —con una potente banda sonora de rock duro que funciona como un latido constante— hasta los preciados australes (moneda local del momento) que asoman en pantalla, todo converge para crear una inmersión nostálgica y creíble. Es un acierto que evidencia un cariño genuino por la época, un amor al detalle que a menudo brilla por su ausencia en producciones de mayor envergadura.
Sin embargo, la cinta no está exenta de contratiempos. Su talón de Aquiles más evidente es un ritmo narrativo que se resiente, particularmente en su segundo acto. Hay segmentos donde la trama parece estancarse, haciendo patente la sensación de que el material hubiera podido ganar intensidad y concisión con un formato de mediometraje. A esto se le suma un desenlace que, para algunos, podría sentirse un tanto apresurado, y algunos efectos que no siempre alcanzan el impacto deseado.
Pese a estos altibajos, "Nadie va a escuchar tu grito" es una aportación al potente terror argentino más que decente y necesaria. Es una declaración de principios de Cattaneo, quien, ejerciendo también de guionista y editor, demuestra un amor profundo y conocimiento por el género slasher. Las muertes son brutales y hay momentos de ingenio mórboso que satisfarán a los aficionados.
La película no es perfecta, pero su autenticidad, su atmósfera lograda y su potente protagonista hacen que valga la pena prestarle atención. Un prometedor primer paso que deja las puertas abiertas para esperar con interés lo que vendrá.
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En el paisaje cinematográfico argentino, hacer terror es un acto de fe y, casi, de resistencia. Mariano Cattaneo se embarca en esta travesía con "Nadie va a escuchar tu grito", una apuesta que busca injertar el slasher clásico en el suelo austral, utilizando como telón de fondo un evento que paralizó al país: el Mundial de Italia 90.
La premisa es tan original como efectiva. Mientras la mirada de una nación está pegada a la pantalla siguiendo los avatares de Maradona, un asesino enmascarado aprovecha el zumbido colectivo de los partidos para sembrar el pánico en el tranquilo Bernal. En el centro de la tormenta está Micaela, una joven que graba cassettes con su música favorita, interpretada con notable solvencia por Sol Wainer, quien demuestra llevar el peso del protagónico con una naturalidad encomiable. Su personaje no es la típica víctima frágil, sino una joven que encuentra una fuerza interior acorde con las heroínas clásicas del género.
Uno de los pilares más sólidos de la película es, sin duda, su meticulosa ambientación. La década del 90 no es solo un decorado, sino un personaje más. Desde la ropa y la música —con una potente banda sonora de rock duro que funciona como un latido constante— hasta los preciados australes (moneda local del momento) que asoman en pantalla, todo converge para crear una inmersión nostálgica y creíble. Es un acierto que evidencia un cariño genuino por la época, un amor al detalle que a menudo brilla por su ausencia en producciones de mayor envergadura.
Sin embargo, la cinta no está exenta de contratiempos. Su talón de Aquiles más evidente es un ritmo narrativo que se resiente, particularmente en su segundo acto. Hay segmentos donde la trama parece estancarse, haciendo patente la sensación de que el material hubiera podido ganar intensidad y concisión con un formato de mediometraje. A esto se le suma un desenlace que, para algunos, podría sentirse un tanto apresurado, y algunos efectos que no siempre alcanzan el impacto deseado.
Pese a estos altibajos, "Nadie va a escuchar tu grito" es una aportación al potente terror argentino más que decente y necesaria. Es una declaración de principios de Cattaneo, quien, ejerciendo también de guionista y editor, demuestra un amor profundo y conocimiento por el género slasher. Las muertes son brutales y hay momentos de ingenio mórboso que satisfarán a los aficionados.
La película no es perfecta, pero su autenticidad, su atmósfera lograda y su potente protagonista hacen que valga la pena prestarle atención. Un prometedor primer paso que deja las puertas abiertas para esperar con interés lo que vendrá.
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