Crítica: "Los domingos", fe que destruye a la familia
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Por Santiago Echeverría
"Los domingos", la nueva película de la vasca Alauda Ruiz de Azúa ("Cinco lobitos", "Querer"), Concha de Oro en San Sebastián 2025, sigue el camino que emprenden una adolescente, Ainara (Blanca Soroa), y su círculo familiar, cuando ella comparte su vocación religiosa y la posibilidad de integrarse en un convento de monjas.
La cineasta vizcaína Alauda Ruiz de Azúa, a través de sólo dos películas y una serie televisiva, en cronista oficial de la familia como institución, infierno y paraíso. Sus historias son siempre corales, cotidianas, creibles y sin miedo al riesgo o simplemente a ir contracorriente. Los comportamientos de sus personajes podemos identificarlos en los de personas que conocemos o los nuestros propios. Ese realismo suma enteros al disponer de un elenco brillantemente cómplice.
Blanca Soroa es todo un descubrimiento que llena la pantalla. Tanto su padre en la ficción (Miguel Garcés) como su tía (Patricia López Arnaiz), y la pareja de ella (el argentino Juan Minujín) cumplen con creces sus responsabilidades, y la madre superiora y "directora espiritual" de la muchacha (Nagore Aramburu) es una presencia a la vez beatífica e inquietantemente magnética.
Mientras Ainara "sube" al cielo, su familia, que ya mostraba alguna grieta interna, vive su descenso a los infiernos, en un contraste que si bien no es muy explícito sería una de las moralejas de la película. La vocación religiosa de la chica, sin quererlo ella, deviene el fulminante que hará estallar la frágil estabilidad familiar.
La fe, en tiempos de incredulidades, contradicciones y relativismos, aparece en "Los domingos" como derecho, y en primera lectura esa libertad de creer y elegir aparece como mensaje de la película. Todo en la vida tiene un precio, y la "liberación" espiritual de Ainara desencadena la degradación de las relaciones familiares.
La nueva película de Ruiz de Azúa, ganadora en San Sebastián, es sin duda una de las mejores películas españolas del año. Invita a reflexionar, a cuestionarse prejuicios y amores que pueden no ser desinteresados. Quizás hay un pero... A diferencia de su opera prima, "Cinco lobitos", a la que no le sobraba ni faltaba nada, aquí hay un exceso de metraje que se hace sobre todo patente en la parte central de la trama, y que contrasta con un final que parece requerir más minutos. La polisémica "Los domingos" sonará seguramente mucho y para bien en la temporada de premios, aunque la Academia haya preferido la más atrayente sobre el papel "Sîrat" para representar a España en los Oscars.
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"Los domingos", la nueva película de la vasca Alauda Ruiz de Azúa ("Cinco lobitos", "Querer"), Concha de Oro en San Sebastián 2025, sigue el camino que emprenden una adolescente, Ainara (Blanca Soroa), y su círculo familiar, cuando ella comparte su vocación religiosa y la posibilidad de integrarse en un convento de monjas.
La cineasta vizcaína Alauda Ruiz de Azúa, a través de sólo dos películas y una serie televisiva, en cronista oficial de la familia como institución, infierno y paraíso. Sus historias son siempre corales, cotidianas, creibles y sin miedo al riesgo o simplemente a ir contracorriente. Los comportamientos de sus personajes podemos identificarlos en los de personas que conocemos o los nuestros propios. Ese realismo suma enteros al disponer de un elenco brillantemente cómplice.
Blanca Soroa es todo un descubrimiento que llena la pantalla. Tanto su padre en la ficción (Miguel Garcés) como su tía (Patricia López Arnaiz), y la pareja de ella (el argentino Juan Minujín) cumplen con creces sus responsabilidades, y la madre superiora y "directora espiritual" de la muchacha (Nagore Aramburu) es una presencia a la vez beatífica e inquietantemente magnética.
Mientras Ainara "sube" al cielo, su familia, que ya mostraba alguna grieta interna, vive su descenso a los infiernos, en un contraste que si bien no es muy explícito sería una de las moralejas de la película. La vocación religiosa de la chica, sin quererlo ella, deviene el fulminante que hará estallar la frágil estabilidad familiar.
La fe, en tiempos de incredulidades, contradicciones y relativismos, aparece en "Los domingos" como derecho, y en primera lectura esa libertad de creer y elegir aparece como mensaje de la película. Todo en la vida tiene un precio, y la "liberación" espiritual de Ainara desencadena la degradación de las relaciones familiares.
La nueva película de Ruiz de Azúa, ganadora en San Sebastián, es sin duda una de las mejores películas españolas del año. Invita a reflexionar, a cuestionarse prejuicios y amores que pueden no ser desinteresados. Quizás hay un pero... A diferencia de su opera prima, "Cinco lobitos", a la que no le sobraba ni faltaba nada, aquí hay un exceso de metraje que se hace sobre todo patente en la parte central de la trama, y que contrasta con un final que parece requerir más minutos. La polisémica "Los domingos" sonará seguramente mucho y para bien en la temporada de premios, aunque la Academia haya preferido la más atrayente sobre el papel "Sîrat" para representar a España en los Oscars.
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