Crítica Huelva: "Doce lunas", sobrevivir a tanta derrota
- por © NOTICINE.com
Por Miguel Castelo
La mexicana "Doce lunas", primera realización en solitario de la mexicana Victoria Franco -diez años antes había codirigido con su hermano Michel "A los ojos", con guión de ambos- es en síntesis la lucha de una mujer de mediana edad por la recuperación de su identidad. Una arquitecta (Ana de la Reguera) decepcionada a raíz de un contratiempo personal que de modo inesperado se interpone en su camino contraviniendo su proyecto de vida.
Desde el desconocimiento del nivel autobiográfico que da origen a esta historia, no resulta difícil afirmar que la directora y guionista demuestra ser conocedora de la idea del fracaso y todas sus derivas. Bien sea por medio de recuerdos propios o sustentado en vidas ajenas o bien tan sólo concebida a través de una labor de documentación, el resultado de lo narrado muestra un notable nivel de convicción. Tal vez esta consideración pueda parecer un tanto gratuita -toda historia, literaria o cinematográfica es producto de la creación- pero para quien esto escribe, si existe alguna incidencia vital que resulta difícil de imaginar sin haberla previamente experimentado es la de la derrota y el fracaso.
No estamos ante un film gratificante. No es esta la intención de su autora. Consecuente con el tema elegido, Victoria Franco opta por una narrativa dura, sin contemplaciones. Comenzando por la ausencia de color -magnífico el uso del b/n de Sergio Armstrong- la historia discurre por muy diversos escenarios, desde la casa famliar y despachos de altos negocios a los espacios urbanos más marginales donde se dan cita la mendicidad con la desnutrición y la droga, e incluso viejos establecimientos de agresivas terapias y celdas de castigo... Por ellos transita con su angustia vital a cuestas Sofía, arquitecta destronada, en permanente conflicto matrimonial, con su angustia entre la realidad y lo onírico, de tropiezo en tropiezo, entre sístole y diástole, desnortada en su descenso a los infiernos.
Lejos de toda complacencia, la propuesta adopta una puesta en escena realista, próxima al documental, y una narrativa fragmentaria y meándrica, en adecuada consonancia con la deriva vital de la protagonista. Un tan difícil y expuesto, como espléndido, trabajo interpretativo de Ana de la Reguera, en la cual descansa el desarrollo de la historia, no oculta su parte coral que encarnan numerosas presencias de episódicos y figurantes de probada verosimilitud. No es un desacierto concluir que "Doce lunas" es un retrato descarnado de la derrota y la denodada lucha por la vida, con el apunte de un rayo de luz al final de túnel, concebido con acierto y valentía por Victoria Franco, realizadora que, contraviniendo su nombre, demuestra ser conocedora notable del núcleo central -la derrota- del tema elegido. No siempre acontece así.
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La mexicana "Doce lunas", primera realización en solitario de la mexicana Victoria Franco -diez años antes había codirigido con su hermano Michel "A los ojos", con guión de ambos- es en síntesis la lucha de una mujer de mediana edad por la recuperación de su identidad. Una arquitecta (Ana de la Reguera) decepcionada a raíz de un contratiempo personal que de modo inesperado se interpone en su camino contraviniendo su proyecto de vida.
Desde el desconocimiento del nivel autobiográfico que da origen a esta historia, no resulta difícil afirmar que la directora y guionista demuestra ser conocedora de la idea del fracaso y todas sus derivas. Bien sea por medio de recuerdos propios o sustentado en vidas ajenas o bien tan sólo concebida a través de una labor de documentación, el resultado de lo narrado muestra un notable nivel de convicción. Tal vez esta consideración pueda parecer un tanto gratuita -toda historia, literaria o cinematográfica es producto de la creación- pero para quien esto escribe, si existe alguna incidencia vital que resulta difícil de imaginar sin haberla previamente experimentado es la de la derrota y el fracaso.
No estamos ante un film gratificante. No es esta la intención de su autora. Consecuente con el tema elegido, Victoria Franco opta por una narrativa dura, sin contemplaciones. Comenzando por la ausencia de color -magnífico el uso del b/n de Sergio Armstrong- la historia discurre por muy diversos escenarios, desde la casa famliar y despachos de altos negocios a los espacios urbanos más marginales donde se dan cita la mendicidad con la desnutrición y la droga, e incluso viejos establecimientos de agresivas terapias y celdas de castigo... Por ellos transita con su angustia vital a cuestas Sofía, arquitecta destronada, en permanente conflicto matrimonial, con su angustia entre la realidad y lo onírico, de tropiezo en tropiezo, entre sístole y diástole, desnortada en su descenso a los infiernos.
Lejos de toda complacencia, la propuesta adopta una puesta en escena realista, próxima al documental, y una narrativa fragmentaria y meándrica, en adecuada consonancia con la deriva vital de la protagonista. Un tan difícil y expuesto, como espléndido, trabajo interpretativo de Ana de la Reguera, en la cual descansa el desarrollo de la historia, no oculta su parte coral que encarnan numerosas presencias de episódicos y figurantes de probada verosimilitud. No es un desacierto concluir que "Doce lunas" es un retrato descarnado de la derrota y la denodada lucha por la vida, con el apunte de un rayo de luz al final de túnel, concebido con acierto y valentía por Victoria Franco, realizadora que, contraviniendo su nombre, demuestra ser conocedora notable del núcleo central -la derrota- del tema elegido. No siempre acontece así.
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