El actor español Javier Bardem, que el próximo viernes estrenará en España su película "Biutiful", la ha presentado este lunes en un Madrid aterido por una ola de frío y nieve, junto a su realizador Alejandro González Iñárritu y buena parte del multinacional elenco. Con el tema de su matrimonio y próxima paternidad excluído por decisión de productores y/o distribuidores del film mexicano-español, el ganador de la dorada estatuilla no parece tomarse muy en serio una posible nueva candidatura, y con una sonrisa bromista asegura que "Ya estamos comprando a todos los votantes".

"Estoy muy orgulloso -ha dicho Bardem a los periodistas- de esta película, y eso es lo que me motiva a promocionarla y ayudar a que se vea. El Oscar es una cosa más de mercantilismo, aunque tampoco es del todo cierto eso, porque los trabajos cuentan, pero hay una cosa ahí que va independientemente de uno y no puedo entrar en esa rueda, porque si no te vuelves loco y llegarías a pensar que trabajas para eso. Pero no, trabajas para contar historias".

El actor nacido en Canarias subrayaba la importancia de lo narrado en el duro drama que filmó en Barcelona y le costó una lesión de espalda de la que tuvo que ser operado meses después en Alemania, al ser "una historia importante" en torno al candente tema de "inmigración ilegal, la explotación y la esclavitud del siglo XXI". En su opinión, "todos entendemos cómo son las situaciones en el mundo, pero el actor está obligado a tener la experiencia sensitiva de eso, y el hecho de haber convivido con gente como los inmigrantes retratados en la película, hace que la experiencia sea más emotiva", ha asegurado.

"Uxbal, mi personaje, tiene un destino bastante desafortunado y eso es un espejo de sus propias miserias que tiene que afrontar, reconocerlas e intentar cambiarlas para darle un legado a sus hijos. Todo lo que le rodea está teñido de una especie de tragedia griega, al nivel de intensidad emocional que Alejandro nos tiene acostumbrados", añadía.

"Biutiful", que le valió a Javier Bardem el premio de interpretación en Cannes, fue estrenada el pasado octubre en México, donde lleva recaudados cerca de 2,5 millones de dólares. Esta primera realización de González Iñárritu sin el talento del escritor Guillermo Arriaga es la propuesta mexicana para el Oscar en lengua no inglesa.

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