Colaboración: Erase una vez el cine de Alfredo Guevara
- por © NOTICINE.com
Por Sergio Berrocal
Diciembre, tradicional mes del Festival de Cine de La Habana. Pero ya no está el alma del cine cubano, Alfredo Guevara, el “hermano” de Fidel Castro, así se llamaban ellos, que consiguió el máximo éxito mundial de la cinematografía de Cuba con “Fresa y chocolate”, la película que dio la vuelta al mundo entre aplausos. Historia de dos homosexuales, cuando la homosexualidad era pecado capital en Cuba. Fue el 15 de enero de 1993 y el film lo realizaron Juan Carlos Tabío y Tomás Gutiérrez Alea.
Y entonces, en una suite del Hotel Nacional donde celebraba su triunfo rodeado de un grupito de amigos, Guevara me dijo que pudo realizarse la historia de homosexuales porque Fidel Castro así lo había querido.
Volvimos a vernos años después. El amo del cine cubano iba ya en un sillón de ruedas. El 19 de abril de 2013 fallecía en su casa mágica de La Habana. Era el principal as del cine cubano, junto a los realizadores de la mágica película.
En diciembre de 1985 yo aparecía por primera vez para dar cuenta del Festival de La Habana del que tanto se hablaba. Mi entusiasmo fue extravagante. Lo comparé con Cannes y rápidamente Fidel Castro, en una alocución de las suyas, reconoció: “…hubo una agencia europea (France Presse) cuyo reportero (yo) dijo: el Festival de Cannes se ha quedado pequeño al lado del Festival del Nuevo Cine de La Habana…”.
Días felices. El realizador Pastor Vega también sabía vender el cine cubano como nadie. Siguiendo las instrucciones de su maestro, Guevara, claro, Pepe Horta había sido también director del Festival. Otros tantos hitos en un cine extraordinario.
Todo se acabó. Fidel ya es cenizas con una grandiosa historia. Guevara también. Idem Pastor Vega. Solo queda de aquella epopeya Pepe Horta, envuelto en su eterna nostalgia que seguramente le dio la felicidad, desde Estados Unidos.
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Diciembre, tradicional mes del Festival de Cine de La Habana. Pero ya no está el alma del cine cubano, Alfredo Guevara, el “hermano” de Fidel Castro, así se llamaban ellos, que consiguió el máximo éxito mundial de la cinematografía de Cuba con “Fresa y chocolate”, la película que dio la vuelta al mundo entre aplausos. Historia de dos homosexuales, cuando la homosexualidad era pecado capital en Cuba. Fue el 15 de enero de 1993 y el film lo realizaron Juan Carlos Tabío y Tomás Gutiérrez Alea.
Y entonces, en una suite del Hotel Nacional donde celebraba su triunfo rodeado de un grupito de amigos, Guevara me dijo que pudo realizarse la historia de homosexuales porque Fidel Castro así lo había querido.
Volvimos a vernos años después. El amo del cine cubano iba ya en un sillón de ruedas. El 19 de abril de 2013 fallecía en su casa mágica de La Habana. Era el principal as del cine cubano, junto a los realizadores de la mágica película.
En diciembre de 1985 yo aparecía por primera vez para dar cuenta del Festival de La Habana del que tanto se hablaba. Mi entusiasmo fue extravagante. Lo comparé con Cannes y rápidamente Fidel Castro, en una alocución de las suyas, reconoció: “…hubo una agencia europea (France Presse) cuyo reportero (yo) dijo: el Festival de Cannes se ha quedado pequeño al lado del Festival del Nuevo Cine de La Habana…”.
Días felices. El realizador Pastor Vega también sabía vender el cine cubano como nadie. Siguiendo las instrucciones de su maestro, Guevara, claro, Pepe Horta había sido también director del Festival. Otros tantos hitos en un cine extraordinario.
Todo se acabó. Fidel ya es cenizas con una grandiosa historia. Guevara también. Idem Pastor Vega. Solo queda de aquella epopeya Pepe Horta, envuelto en su eterna nostalgia que seguramente le dio la felicidad, desde Estados Unidos.
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