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"Tokio, el inicio", terror infantil en Cundinamarca

por © Corresponsal (Colombia)-NOTICINE.com
"Tokio, el inicio"
"Tokio, el inicio"
La película "Tokio, el inicio", dirigida por Martha Sandoval, ha llegado a las salas de Colombia este jueves 15 de mayo. El film, codirigido por Diego Espinosa ("La fuga"), sigue a Tokio, una niña de nueve años interpretada por Isabella Muñoz González, cuya relación obsesiva con su madre, Stella (Carolina Orozco), y su muñeca desencadena una atmósfera de tensión sobrenatural en un hogar marcado por el duelo y secretos familiares. La trama, ambientada en Mesitas del Colegio (Cundinamarca), explora cómo la muerte del padre, Epifanio (Julio César Pachón), conecta a la familia con fuerzas oscuras que desafían la realidad.

Sandoval, con dos décadas de trayectoria como productora y guionista, describe el proyecto como un "tributo" a su tierra natal. "Cuando soñaba con hacer cine, decía que grabaría en mi región. Es una forma de retribuirle todo lo que viví allí, aunque sea con una historia de suspenso", explica. La casa, la escuela y los senderos envueltos en neblina de Mesitas del Colegio no solo son escenarios: funcionan como símbolos del aislamiento emocional de los personajes.

Aunque la cinta se presenta como una historia de terror clásica, Sandoval subraya su enfoque feminista. "Es una película de mujeres. Narra cómo la obsesión de un hombre por controlar a una mujer puede derivar en feminicidio", afirma. Esta lectura surge de la conexión entre Epifanio —cuyo espíritu persiste tras su muerte— y la dinámica familiar, donde Stella sufre pesadillas y Tokio actúa con hostilidad hacia quienes se acercan a su madre. "En muchos relatos hay más brujos que brujas. Aquí mostramos cómo lo místico se usa para someter", agrega la directora.



El elenco, compuesto por actrices que Sandoval conoce desde su etapa como mánager, incluye a Sofía Zuluaga Córdoba como la hermana mayor, Sofía. "Isabella y Sofía tenían una confianza especial conmigo. Trabajar con ellas fue clave para construir personajes que oscilan entre lo real y lo simbólico", comenta. Muñoz González, por su parte, carga con una presencia inquietante: sus silencios y miradas sostienen la tensión narrativa.

La película utiliza una paleta de colores fríos y un diseño sonoro que evoca "presencias invisibles", según Sandoval. Escenas como las pesadillas de Stella o los encuentros de Tokio con lo sobrenatural se apoyan en planos cerrados y sonidos ambientales —susurros, pasos en la oscuridad— para generar claustrofobia. "El sonido no solo acompaña: sugiere emociones y miedos que los diálogos no expresan", detalla la directora.

El guion, escrito por Mónica María Moreno Mora a partir de una idea de Enis Rodríguez Salgado, incorpora elementos de vudú y brujería. Sandoval y Espinosa decidieron ubicar estas prácticas en un contexto rural, donde un grupo de universitarios busca manipular el futuro. "Ellos van al campo para mantener apariencias, pero terminan encontrando a Epifanio en otra dimensión", explica Sandoval.

El rodaje en Mesitas del Colegio no solo respondió a motivos nostálgicos. Para Sandoval, el pueblo —con su neblina y paisajes cerrados— refleja el "aislamiento psíquico" de Tokio y Stella. "Quería que la ubicación fuera un personaje más, opresivo y enigmático", señala. Esta elección también permitió integrar a la comunidad en el proceso, aunque la directora aclara que no se usaron actores locales: "Priorizamos un equipo técnico especializado, pero el entorno aportó autenticidad".

Con "Tokio, el inicio", Sandoval se suma a un reducido grupo de directoras colombianas que exploran el terror. Su apuesta, más allá de los sustos, invita a reflexionar sobre cómo los traumas familiares y el control masculino se infiltran en lo cotidiano. "No es solo una película de fantasmas —concluye—. Es un espejo de dinámicas que muchas mujeres reconocerán".

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