Marcelo Subiotto habla sobre el villano que interpreta en la nueva serie "En el barro"
- por © Redacción (Argentina)-PRODUCCIONLATINA.com

El actor argentino Marcelo Subiotto ha enlazado éxitos uno tras otro en el último año, con las películas "Puan" y "El mensaje" y la serie "El Eternauta". Ahora espera el estreno de otra serie de Netflix, "En el barro", spin-off del fenómeno carcelario "El marginal", que llegará a la plataforma el próximo 14 de agosto. En este universo carcelario femenino, Marcelo Subiotto encarna a uno de los antagonistas centrales. El actor describe en El Destape a su personaje como "un médico del personal de la cárcel, muy sádico con las presas", añadiendo que posee rasgos que evocan figuras siniestras de la historia: "Tiene algo de Mengele".
Subiotto detalla su enfoque para construir villanos complejos: "Lo que busco cuando hago estos personajes tan crueles es tratar de comprender su psiquis, de manera tal que no los compongo desde lo que juzgo de sus comportamientos. Trato de entender cuáles son los mecanismos que funcionan en ellos". El actor, conocido por su versatilidad, busca analogías personales para dotar de verosimilitud a estos roles: "Busco experiencias propias, aunque sean pequeñas, que me den herramientas para lograr un tipo de cercanía que haga más creíble la composición".
En "En el barro", Ana Garibaldi retoma su icónico personaje de Gladys Guerra "La Borges", quien lidera a un grupo de reclusas sobrevivientes de un accidente durante su traslado a La Quebrada. Cubiertas de lodo y abandonadas a su suerte, estas mujeres formarán una alianza forjada en la adversidad contra el sistema penitenciario. El elenco incluye a Valentina Zenere, Rita Cortese, Lorena Vega, María Becerra (en su debut actoral), Carolina Ramírez y Ana Rujas, con participaciones especiales de Juana Molina, Gerardo Romano y Cecilia Rossetto.
Paralelamente a su trabajo en la serie, Subiotto protagoniza junto a su esposa, Mara Bestelli, el drama místico "El Mensaje", actualmente en cines argentinos tras haber sido premiada en la Berlinale. La película de Iván Fund los muestra como tutores de una niña con supuestas capacidades para comunicarse con animales, explorando los límites entre lo real y lo sobrenatural. Sobre su dinámica laboral con Bestelli, Subiotto comenta: "Nos conocimos trabajando en una obra de Daniel Veronese y nos llevamos muy bien porque tenemos una mirada similar sobre cómo abordar las cosas y una comunicación bárbara". El proyecto nació informalmente: "Esta película con Iván surgió en las sobremesas de casa. Con él tenemos una relación casi de familia".
La temática de la fe presente en el film resuena con el actor: "La ilusión y la creencia son temáticas básicas de 'El Mensaje'. Los personajes viven de manera muy frágil, y quienes se acercan a ellos lo hacen por necesidad de creer". Subiotto vincula esto con su oficio: "Quienes nos dedicamos a la actuación o al arte operamos desde la creencia. No son datos empíricos, hay algo del orden humano y lo místico involucrado". Al ser preguntado sobre su propia relación con la fe, reflexiona: "Cuando uno necesita creer no es consciente de su necesidad, simplemente cree. Se trata de generar experiencias que te saquen de la realidad cotidiana".
El momento profesional de Subiotto contrasta con la crisis del sector cinematográfico argentino. Tras su destacada participación en "Puan" (ganadora de la Concha de Plata en San Sebastián) y la serie "El Eternauta", el actor analiza cómo estas obras dialogaron con la realidad social: "Cuando leí el guion de 'Puan' era una distopía, al estrenarse era realismo, y cuando llegó a plataformas -coincidiendo con las movilizaciones universitarias- se convirtió en documental". Sobre "El Eternauta", subraya su mensaje político: "La serie habla de construir con el otro, principio ausente en el discurso de este gobierno de extrema derecha". Un logro personal fue el impacto social del proyecto: "Me alegró especialmente que se triplicaran los llamados a Abuelas de Plaza de Mayo por la restitución de nietos tras su estreno".
Frente a los recortes presupuestarios y discursos oficiales que estigmatizan al sector, Subiotto defiende con contundencia: "El cine es una industria que genera mucho trabajo". Más allá del aspecto económico, enfatiza su valor cultural: "La posibilidad de presentar narrativas distintas a las de los medios masivos o plataformas comerciales debe construirse en espacios que el Estado debe fomentar". Advierte sobre el riesgo de desmantelar los apoyos estatales: "Si perdemos la capacidad de subsidiar el cine argentino, dentro de 10 años no tendremos más películas. ¿Cómo hará un joven de 20 años recién salido de la escuela de cine para filmar sin recursos?". Recuerda un episodio significativo: "Cuando quisieron cerrar el cine Gaumont, la gente no lo permitió. Eso muestra que hay resistencia".
Con una carrera que comenzó a finales de los ochenta en el teatro independiente ("haciendo obras en la calle, con zancos, en boliches"), Subiotto valora la evolución de su profesión aunque rechaza los intentos de reducir su alcance: "Los ataques a la cultura y educación solo promueven un horizonte embrutecido".
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Subiotto detalla su enfoque para construir villanos complejos: "Lo que busco cuando hago estos personajes tan crueles es tratar de comprender su psiquis, de manera tal que no los compongo desde lo que juzgo de sus comportamientos. Trato de entender cuáles son los mecanismos que funcionan en ellos". El actor, conocido por su versatilidad, busca analogías personales para dotar de verosimilitud a estos roles: "Busco experiencias propias, aunque sean pequeñas, que me den herramientas para lograr un tipo de cercanía que haga más creíble la composición".
En "En el barro", Ana Garibaldi retoma su icónico personaje de Gladys Guerra "La Borges", quien lidera a un grupo de reclusas sobrevivientes de un accidente durante su traslado a La Quebrada. Cubiertas de lodo y abandonadas a su suerte, estas mujeres formarán una alianza forjada en la adversidad contra el sistema penitenciario. El elenco incluye a Valentina Zenere, Rita Cortese, Lorena Vega, María Becerra (en su debut actoral), Carolina Ramírez y Ana Rujas, con participaciones especiales de Juana Molina, Gerardo Romano y Cecilia Rossetto.
Paralelamente a su trabajo en la serie, Subiotto protagoniza junto a su esposa, Mara Bestelli, el drama místico "El Mensaje", actualmente en cines argentinos tras haber sido premiada en la Berlinale. La película de Iván Fund los muestra como tutores de una niña con supuestas capacidades para comunicarse con animales, explorando los límites entre lo real y lo sobrenatural. Sobre su dinámica laboral con Bestelli, Subiotto comenta: "Nos conocimos trabajando en una obra de Daniel Veronese y nos llevamos muy bien porque tenemos una mirada similar sobre cómo abordar las cosas y una comunicación bárbara". El proyecto nació informalmente: "Esta película con Iván surgió en las sobremesas de casa. Con él tenemos una relación casi de familia".
La temática de la fe presente en el film resuena con el actor: "La ilusión y la creencia son temáticas básicas de 'El Mensaje'. Los personajes viven de manera muy frágil, y quienes se acercan a ellos lo hacen por necesidad de creer". Subiotto vincula esto con su oficio: "Quienes nos dedicamos a la actuación o al arte operamos desde la creencia. No son datos empíricos, hay algo del orden humano y lo místico involucrado". Al ser preguntado sobre su propia relación con la fe, reflexiona: "Cuando uno necesita creer no es consciente de su necesidad, simplemente cree. Se trata de generar experiencias que te saquen de la realidad cotidiana".
El momento profesional de Subiotto contrasta con la crisis del sector cinematográfico argentino. Tras su destacada participación en "Puan" (ganadora de la Concha de Plata en San Sebastián) y la serie "El Eternauta", el actor analiza cómo estas obras dialogaron con la realidad social: "Cuando leí el guion de 'Puan' era una distopía, al estrenarse era realismo, y cuando llegó a plataformas -coincidiendo con las movilizaciones universitarias- se convirtió en documental". Sobre "El Eternauta", subraya su mensaje político: "La serie habla de construir con el otro, principio ausente en el discurso de este gobierno de extrema derecha". Un logro personal fue el impacto social del proyecto: "Me alegró especialmente que se triplicaran los llamados a Abuelas de Plaza de Mayo por la restitución de nietos tras su estreno".
Frente a los recortes presupuestarios y discursos oficiales que estigmatizan al sector, Subiotto defiende con contundencia: "El cine es una industria que genera mucho trabajo". Más allá del aspecto económico, enfatiza su valor cultural: "La posibilidad de presentar narrativas distintas a las de los medios masivos o plataformas comerciales debe construirse en espacios que el Estado debe fomentar". Advierte sobre el riesgo de desmantelar los apoyos estatales: "Si perdemos la capacidad de subsidiar el cine argentino, dentro de 10 años no tendremos más películas. ¿Cómo hará un joven de 20 años recién salido de la escuela de cine para filmar sin recursos?". Recuerda un episodio significativo: "Cuando quisieron cerrar el cine Gaumont, la gente no lo permitió. Eso muestra que hay resistencia".
Con una carrera que comenzó a finales de los ochenta en el teatro independiente ("haciendo obras en la calle, con zancos, en boliches"), Subiotto valora la evolución de su profesión aunque rechaza los intentos de reducir su alcance: "Los ataques a la cultura y educación solo promueven un horizonte embrutecido".
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