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Alejandro Amenábar escribe sobre el estreno de "El cautivo"

por © Disney-NOTICINE.com
Amenábar, con Julio Peña en el rodaje de "El cautivo"
Amenábar, con Julio Peña en el rodaje de "El cautivo"
Por Alejandro Amenábar *

¿Qué nos empuja a desear que nos cuenten historias? Pero, sobre todo, ¿qué nos empuja a contarlas? ¿De dónde sale esa fuerza que nos aleja del mundo real para tratar de reinventarlo, proyectando anhelos, pesadillas, inquietudes... imaginando argucias con las que hechizar a quienes quieren escapar de su rutina, aunque solo sea por un par de horas? Siento que pertenezco a ambos mundos: el de los que disfrutan contando y el de los que disfrutan escuchando. Esta película es un homenaje a ese vínculo fascinante, casi sagrado, entre autor y público, un vínculo que entendió perfectamente su protagonista: Miguel de Cervantes.

Contar la historia de uno de los mejores contadores de historias de todos los tiempos empezó como un reto narrativo y ha acabado convirtiéndose en una de las experiencias más personales de mi carrera. Hablamos del autor que concibió la novela más famosa de la literatura. ¿Sería posible destilar algo de ese universo y hacerlo transitar por su propia vida? Esa fue la pregunta que me hice hace unos años. La respuesta no tardó en llegar y la encontré precisamente en el Quijote, en cuyas páginas se cuenta el dramático cautiverio en Argel de un soldado español a manos de corsarios berberiscos y su arriesgado plan para fugarse. No es difícil establecer vínculos entre esa aventura imaginaria y la realidad vivida por Miguel, apresado por los árabes en 1575 y responsable de varios intentos de fuga. Y tampoco resulta descabellado pensar que la concibiera muchos años antes de escribir su obra maestra, como señalan algunos historiadores. ¿Y por qué no, digo yo, durante sus cinco años de cautiverio, como una manera quizá de evadirse?

Así surgió "El cautivo", una aventura que emprendí con la voluntad firme de profundizar, de arriesgar y, sobre todo, de disfrutar. Las voces de los personajes, tanto reales como ficticios, empezaron a inundar las escenas que imaginaba. Para mí esa es siempre la mejor señal, la prueba de que el barco va en la buena dirección: yo no escribía, hablaban ellos. Y en mi delirio, el mismísimo Miguel me hablaba a través de los siglos, y yo también le hablaba a él, como si buscara en su ingenio esas llaves secretas con las que todos los narradores soñamos, esas que nos conectan con el público y sus emociones. ¿Cuál sería la mejor manera de contar su historia, la historia de Miguel?

Y rastreando no solo en su obra, sino en biografías, ensayos, documentos y todo lo que cayó en mis manos, encontré más respuestas, o, mejor dicho, más preguntas, aristas sobre el Cervantes de carne y hueso jamás exploradas antes en el cine –en realidad, películas sobre Cervantes se han hecho pocas, una o ninguna–. Y decidí tirar sin miedo de ese hilo, completando desde la ficción las incógnitas de su cautiverio argelino, buceando en lo que Juan Goytisolo, gran experto cervantino, denominó vórtice, ese misterioso remolino al que Cervantes volvía una y otra vez a través de su obra. La opción narrativa propuesta en la película es tan solo una de las posibles, pero para mí la más plausible, la más sugerente de todas y, por qué no decirlo, la más hermosa.

Nada de esto habría sido posible sin la complicidad de mi productor Fernando Bovaira, fiel compañero incluso en aventuras tan singulares y difíciles de financiar como esta. Y de un equipo maravilloso, desde el elenco genial –Julio Peña Fernández, Alessandro Borghi, Fernando Tejero, Miguel Rellán...– hasta todos y cada uno de los extras, entregados y empeñados en que llegáramos, como Miguel en su día, a buen puerto. Espero que el esfuerzo colectivo se vea, se oiga y hasta se huela en los cines.

Hemos concebido "El cautivo" desde la ilusión. La ilusión por hacer disfrutar al gran público de una gran historia.

(*): Alejandro Fernando Amenábar Cantos (nacido en Santiago de Chile, 1972) es un director, guionista y compositor chileno-español, considerado una de las figuras más influyentes del cine español contemporáneo. Inició su carrera con el cortometraje "La cabeza" (1991), pero fue su ópera prima, "Tesis" (1996), un thriller sobre la violencia audiovisual, la que lo catapultó a la fama y le valió el Goya a Mejor Guion Original. Consolidó su estilo con "Abre los ojos" (1997), un film de ciencia ficción psicológica que posteriormente sería remake en Hollywood como "Vanilla Sky". Su siguiente trabajo, "Los otros" (2001), protagonizado por Nicole Kidman, se convirtió en un éxito internacional y recaudó más de 200 millones de dólares, confirmando su capacidad para conectar con audiencias globales. En 2004 dirigió "Mar adentro", un drama biográfico sobre la vida de Ramón Sampedro que obtuvo el Óscar a Mejor Película Internacional y 14 premios Goya. Exploró el género histórico con "Ágora" (2009), un ambicioso drama sobre la matemática Hipatia de Alejandría. Tras un paréntesis de varios años, regresó con "Regression" (2015), rodada fuera de España, y posteriormente con "Mientras dure la guerra" (2019), centrada en la figura de Miguel de Unamuno durante la Guerra Civil española.

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