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"Los renacidos", morir es viajar un poco

por © Redacción (Argentina)-NOTICINE.com
"Los renacidos"
"Los renacidos"
Hace años, el argentino Santiago Esteves se despertó con la voz de un entrevistado que tenía una funeraria. La pregunta flotaba en el aire: ¿alguna vez alguien se había despertado en el ataúd? ¿Era posible que una persona pasara por muerta? "Recuerdo que, al instante, se me prendió algo: me pareció que sería un buen marco, un buen tema para una película. Ahí empezó todo. Fue un trabajo muy largo de años, pero ese fue el primer impulso", cuenta el director.

Ese impulso inicial se convirtió en "Los renacidos", un policial que se estrena este jueves 23 de octubre en las salas argentinas y en menos de un mes participará en el Festival de Huelva, luego de pasar por otros certámenes. La película narra la historia de dos hermanos mendocinos, Manuel, interpretado por el chileno Pedro Fontaine, y Oscar, a cargo de Marco Antonio Caponi, que se han distanciado tras años de compartir un oficio insólito: un negocio heredado de su padre que consiste en ayudar a personas a fingir su propia muerte para luego cruzarlas a través de la frontera con Chile.

El método es tan frío como el paisaje cordillerano donde operan. Al cliente que necesita desaparecer de un problema –económico, de riesgo de vida– le inyectan un cóctel de drogas opiáceas que lo induce a un estado comatoso, lo suficientemente convincente como para engañar a sus familiares y declararlo oficialmente fallecido. Después del entierro, lo desentierran, lo reviven y lo trasladan en ambulancia a través de la cordillera para que inicie una nueva vida. La operación es un acto de ilusionismo macabro que se desarrolla en pueblos chicos y rutas desoladas.



La trama se pone en movimiento cuando el tío y jefe de los hermanos, interpretado por el español Oscar de la Fuente, les impone un nuevo "trabajito". El cliente es Ruiz, un contador de una banda narco –encarnado por Federico Liss– que le robó a sus jefes y tiene un precio sobre su cabeza. Manuel, que ahora trabaja como doctor y espera un hijo con su pareja, Ivana –Verónica Gerez–, se ve forzado a reencontrarse con un pasado del que quería escapar.

Sin embargo, lo que inicia como un operativo más siguiendo los pasos establecidos, pronto se tuerce. Los planes comienzan a fracasar cuando se revela que casi todos los involucrados esconden cartas bajo la manga y agendas propias. La película se transforma entonces en un thriller rutero, una serie de persecuciones y enfrentamientos en la frontera entre Mendoza y Chile que termina involucrando a los hermanos, a los mafiosos, al cliente, a su familia y a la gendarmería local. El "muerto" en la ambulancia se convierte en el eje físico de una historia donde las viejas tensiones fraternales, adivinadas en breves flashbacks, estallan en miradas y silencios cargados.

Para Esteves, más allá del pulso criminal, la película explora los rituales que utilizamos para separar la vida de la muerte. "En nuestra cultura, esos rituales están muy dominados por el catolicismo. Entonces, que alguien usara algo que se supone sagrado –como el paso de la vida a la vida eterna, o a donde sea que uno va– para hacer un negocio, me resultaba algo sacrílego, herético. Y eso me parecía muy interesante", reflexiona en declaraciones a Los Andes. Y añade: "Todos tenemos alguna experiencia yendo a velorios o entierros, y esas escenas tienen un carácter muy cinematográfico. ¿Qué pasaba si todo eso que parece tan solemne y verdadero era falso?".

El paisaje mendocino es otro personaje crucial en la narrativa. El rodaje se desarrolló en locaciones del Valle de Uco, Uspallata y la ruta a Chile, espacios con los que Esteves confiesa tener un vínculo emocional muy fuerte. "Desde chico, me impresionó. Lo que busqué captar fue la potencia que produjo en mí ese lugar, que es muy antiguo y en el que uno adquiere una escala: siempre me sentí muy pequeño atravesando esas moles de piedra", relata el director.

Desde el punto de vista técnico, el film marcó el debut en Argentina de la cámara ARRI 35. Esteves destaca que su mayor ventaja se hizo evidente en las secuencias filmadas en la alta montaña. "Como todos los mendocinos sabemos, esa ruta no está iluminada, así que pensar en escenas nocturnas era muy complejo. Pero la cámara, con su sensibilidad tan potente, nos permitió mostrar la montaña en ese momento entre el día y la noche, en que hay una visibilidad muy especial", explica. "Esta cámara nos permitió registrar eso: imágenes que los mendocinos conocemos, pero que nunca habíamos visto en una pantalla de cine".

"Los renacidos" es una producción de Le Tiro de Argentina, Zabriskie Films de España y El Otro Film de Chile. Tras su estreno mundial en la competencia oficial del Festival Internacional de Cine de Shanghai, y antes de su llegada a los cines argentinos, la película continuará su recorrido por festivales, formando parte de la Competencia Oficial del Festival Iberoamericano de Huelva en noviembre próximo. Un viaje que, al igual el de sus personajes, cruza fronteras.

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