Laura Casabé, ante el estreno argentino de "La Virgen de la Tosquera": "Quisimos mezclar lo extraordinario con lo real"
- por © Redacción (Argentina)-NOTICINE.com
El camino de la coproducción entre Argentina, España y México, "La Virgen de la Tosquera" comenzó en la nieve de Park City, Utah. Fue allí, en el Festival de Sundance del pasado enero, donde la película de Laura Casabé tuvo su primera proyección para el mundo, un punto de partida que luego se extendió a una gira por otros certámenes, incluido el BAFICI. Pero es ahora, este jueves, cuando su trayecto culmina con lo que algunos podrían considerar su destino natural: su llegada a las salas de cine argentinas.
La película, una coproducción entre Argentina, México y España, teje su narrativa a partir de dos cuentos de Mariana Enríquez: "El carrito" y "La Virgen de la Tosquera". La adaptación y el guion estuvieron en manos de Benjamín Naishtat, quien trabajó en estrecha colaboración con Casabé. La directora abordó a Enríquez en 2019. "Me siento profundamente representada por las adolescentes de sus relatos", comentó Casabé en una entrevista con Filmfílicos. "Sentía muchos deseos de transportar el universo de Mariana a la pantalla, ese universo visual y literario a través de mi interpretación".
El proyecto inicial contemplaba una estructura episódica con tres cuentos, pero con el tiempo fue mutando. "Más que una adaptación se trata de trasposiciones", explicó la directora. "Tuvimos la suerte de trabajar con mucha libertad el material. Mi intención siempre fue llevar la historia de 'La Virgen de la Tosquera' a mi propia adolescencia". La película se ambienta en los años posteriores a la crisis argentina de 2001, un período que Casabé vivió a los 19 años. La idea fue transportar a los adolescentes de "La Virgen de la Tosquera" al ambiente de "El carrito", que originalmente se situaba en la crisis del 89. "Me parecía que marinaba perfectamente", afirmó. El tercer cuento, "El Aljibe", fue descartado de forma natural durante lo que Casabé describió como un proceso "muy orgánico".
La trama sigue a tres amigas adolescentes, Natalia, Mariela y Josefina, que viven en un suburbio a las afueras de Buenos Aires. Recién graduadas de la escuela, las tres comparten una atracción por Diego, un joven de su círculo cercano. Sin embargo, la dinámica se rompe cuando Diego, a través de una aplicación, conoce a Silvia, una mujer treintañera que vive en la ciudad, e inician una relación. Consumida por los celos, Natalia, con la ayuda de su abuela, realiza un complejo ritual de macumba para separar a la pareja. Aunque el hechizo no surte el efecto esperado, desata algo místico en el interior de Natalia, un proceso que la conduce hacia un empoderamiento inesperado.
Uno de los elementos visuales y narrativos más potentes de la película es la sangre. Al ser consultada al respecto, Casabé aclaró que la palabra clave no era la sangre en sí, sino el "deseo". "La represión y la liberación de este, con personajes que están en un estado de permanente deseo. También la manera en que se convivía en un contexto de violencia permanente", detalló. "Creo que todo este deseo, esta represión, la violencia, todo termina vertiéndose en cómo nosotros contamos la sangre. La sangre de la menstruación, en el hechizo y en el carrito, es una sangre estética en cuanto a la elección del color, de la textura. Queríamos contar a través de ella la violencia con naturalización. La sangre la pensamos corrida, es decir mucha sangre, excesiva, pero no en sentido gore como tal. La sangre va de la mano con el deseo de Natalia y de cómo convive con la violencia".
Este flujo sanguíneo conduce simbólicamente hacia la Virgen de la Tosquera, una figura pagana que, en la lógica de la película, en lugar de reprimir el deseo, lo libera. Otro símbolo central es el carrito en descomposición, que para la directora representa "la descomposición social tan grande que se vivía". "Es como si esa descomposición, esa putrefacción como bien dices, llamara a Natalia, como si la estuviera invocando", reflexionó Casabé. "Quisimos mezclar lo extraordinario con lo real. El carrito la llamaba a cumplir y satisfacer sus deseos y a hacerse dueña de sí misma".
La figura de la bruja es otro pilar fundamental, encarnada en la abuela de Natalia y, de una manera diferente, en las propias adolescentes. "En México y en Latinoamérica en general, más que todo en los suburbios y sobre todo en los 2000, existía todavía una vinculación con lo irracional y lo ancestral mucho más potente por una cuestión generacional", explicó la directora sobre su decisión de incluir estos elementos. "Esa bruja de barrio que viene siendo la abuela en la película era bastante común". Habló de un sincretismo particular, una mezcla de catolicismo y paganismo, que le interesaba retratar como una "suerte de brujas domésticas". Mientras la abuela representa un arquetipo tradicional, las amigas de Natalia son descritas por Casabé como "brujas pop", unas brujas más contemporáneas que, bromeó, le sirvieron para vender la película como "la 'Carrie' del Conurbano".
El proceso para encontrar a la protagonista, Natalia, fue extenso. Casabé reveló que vieron a cien jóvenes actrices sin encontrar lo que buscaban hasta que llegó Dolores Oliverio, quien no es actriz sino bailarina. Lo que cautivó a la directora fue que Oliverio quería el papel no por la fama, sino porque necesitaba el trabajo. "Buscábamos a una chica joven que desprendiera vulnerabilidad pero al mismo tiempo un lado curtido, un lado más adulto, y en Dolores encontramos el equilibrio perfecto", afirmó. El elenco lo completan la española Luisa Merelas y la mexicana Fernanda Echevarría, junto a Agustín Sosa, Isabel Bracamonte, Candela Flores y Víctor López.
Sigue nuestras últimas noticias por INSTAGRAM, BLUESKY o FACEBOOK.
La película, una coproducción entre Argentina, México y España, teje su narrativa a partir de dos cuentos de Mariana Enríquez: "El carrito" y "La Virgen de la Tosquera". La adaptación y el guion estuvieron en manos de Benjamín Naishtat, quien trabajó en estrecha colaboración con Casabé. La directora abordó a Enríquez en 2019. "Me siento profundamente representada por las adolescentes de sus relatos", comentó Casabé en una entrevista con Filmfílicos. "Sentía muchos deseos de transportar el universo de Mariana a la pantalla, ese universo visual y literario a través de mi interpretación".
El proyecto inicial contemplaba una estructura episódica con tres cuentos, pero con el tiempo fue mutando. "Más que una adaptación se trata de trasposiciones", explicó la directora. "Tuvimos la suerte de trabajar con mucha libertad el material. Mi intención siempre fue llevar la historia de 'La Virgen de la Tosquera' a mi propia adolescencia". La película se ambienta en los años posteriores a la crisis argentina de 2001, un período que Casabé vivió a los 19 años. La idea fue transportar a los adolescentes de "La Virgen de la Tosquera" al ambiente de "El carrito", que originalmente se situaba en la crisis del 89. "Me parecía que marinaba perfectamente", afirmó. El tercer cuento, "El Aljibe", fue descartado de forma natural durante lo que Casabé describió como un proceso "muy orgánico".
La trama sigue a tres amigas adolescentes, Natalia, Mariela y Josefina, que viven en un suburbio a las afueras de Buenos Aires. Recién graduadas de la escuela, las tres comparten una atracción por Diego, un joven de su círculo cercano. Sin embargo, la dinámica se rompe cuando Diego, a través de una aplicación, conoce a Silvia, una mujer treintañera que vive en la ciudad, e inician una relación. Consumida por los celos, Natalia, con la ayuda de su abuela, realiza un complejo ritual de macumba para separar a la pareja. Aunque el hechizo no surte el efecto esperado, desata algo místico en el interior de Natalia, un proceso que la conduce hacia un empoderamiento inesperado.
Uno de los elementos visuales y narrativos más potentes de la película es la sangre. Al ser consultada al respecto, Casabé aclaró que la palabra clave no era la sangre en sí, sino el "deseo". "La represión y la liberación de este, con personajes que están en un estado de permanente deseo. También la manera en que se convivía en un contexto de violencia permanente", detalló. "Creo que todo este deseo, esta represión, la violencia, todo termina vertiéndose en cómo nosotros contamos la sangre. La sangre de la menstruación, en el hechizo y en el carrito, es una sangre estética en cuanto a la elección del color, de la textura. Queríamos contar a través de ella la violencia con naturalización. La sangre la pensamos corrida, es decir mucha sangre, excesiva, pero no en sentido gore como tal. La sangre va de la mano con el deseo de Natalia y de cómo convive con la violencia".
Este flujo sanguíneo conduce simbólicamente hacia la Virgen de la Tosquera, una figura pagana que, en la lógica de la película, en lugar de reprimir el deseo, lo libera. Otro símbolo central es el carrito en descomposición, que para la directora representa "la descomposición social tan grande que se vivía". "Es como si esa descomposición, esa putrefacción como bien dices, llamara a Natalia, como si la estuviera invocando", reflexionó Casabé. "Quisimos mezclar lo extraordinario con lo real. El carrito la llamaba a cumplir y satisfacer sus deseos y a hacerse dueña de sí misma".
La figura de la bruja es otro pilar fundamental, encarnada en la abuela de Natalia y, de una manera diferente, en las propias adolescentes. "En México y en Latinoamérica en general, más que todo en los suburbios y sobre todo en los 2000, existía todavía una vinculación con lo irracional y lo ancestral mucho más potente por una cuestión generacional", explicó la directora sobre su decisión de incluir estos elementos. "Esa bruja de barrio que viene siendo la abuela en la película era bastante común". Habló de un sincretismo particular, una mezcla de catolicismo y paganismo, que le interesaba retratar como una "suerte de brujas domésticas". Mientras la abuela representa un arquetipo tradicional, las amigas de Natalia son descritas por Casabé como "brujas pop", unas brujas más contemporáneas que, bromeó, le sirvieron para vender la película como "la 'Carrie' del Conurbano".
El proceso para encontrar a la protagonista, Natalia, fue extenso. Casabé reveló que vieron a cien jóvenes actrices sin encontrar lo que buscaban hasta que llegó Dolores Oliverio, quien no es actriz sino bailarina. Lo que cautivó a la directora fue que Oliverio quería el papel no por la fama, sino porque necesitaba el trabajo. "Buscábamos a una chica joven que desprendiera vulnerabilidad pero al mismo tiempo un lado curtido, un lado más adulto, y en Dolores encontramos el equilibrio perfecto", afirmó. El elenco lo completan la española Luisa Merelas y la mexicana Fernanda Echevarría, junto a Agustín Sosa, Isabel Bracamonte, Candela Flores y Víctor López.
Sigue nuestras últimas noticias por INSTAGRAM, BLUESKY o FACEBOOK.