Dramas cotidianos procedentes de Japón y Palestina elevan el nivel de la competencia donostiarra
- por © Carolina G.Guerrero (San Sebastián)-NOTICINE.com
El Festival de San Sebastián va encaminándose a su recta final con cierto tono mortecino en el ambiente pero títulos en la competencia que elevan el irregular nivel de esta edición. Este miércoles compitieron dos films estrenados previamente en Toronto, "Eid Milad Laila" (El cumpleaños de Laila), de Rashid Masharawi, y "Auritemo, auritemo" (Sigue andando), de Hirokazu Kore-Eda, calurosamente recibidos aquí.
Abrió el concurso del día la película japonesa "Auritemo, auritemo", del cineasta Hirokazu Kore-Eda, quien participa en el certamen donostiarra por tercera vez y esta vez, a tenor de los comentarios de algunos críticos, podría marcharse con premio.
Se trata de un drama que evita acentuar sus elementos trágicos, sobre una familia condicionada por la accidental muerte de uno de los hijos. Sus dos restantes descendientes vuelven con sus parejas a ver a los ancianos padres. La foto que preside la sala del hogar familiar, del hijo fallecido, parece indicar que para ellos el ausente es el más importante, lo cual no acaba de ser bien aceptado por los demás.
El film muestra una relación difícil entre padres e hijos, llena de frustraciones y reproches, de expectativas no cumplidas, de promesas que nunca se harán realidad, y esa torpeza errónea de idealizar a los que ya no están y no prestar la debida atención y comprensión a los que se tiene mas cerca.
La segunda película en competencia del miércoles se desarrolla en Palestina, y su protagonista circula durante una jornada por las calles de Ramala para mostrarnos la cotidianidad de un país pleno de conflictos internos y externos. Abu Laila era juez, pero por cuestiones burocráticas ya no puede ejercer como tal, y debe ganarse la vida como taxista. Ese día hay una circunstancia especial, es el cumpleaños de su hija de siete años, y promete a su mujer no olvidarse y volver pronto a casa con un regalo.
"Eid Milad Laila" refleja en poco más de una hora de metraje y con meritorias dosis de humor y optimismo esa lucha que tiene el protagonista por intentar llevar una vida normal donde las circunstancias no lo permiten. Se mezclan los atentados repentinos, con la policía que no se aclara mucho de lo que esta bien o mal, con gente que se manifiesta y funerales de victimas, adolescentes armados, todo un loco universo alrededor... En medio de ese diario caos, Abu Laila intenta guardar las formas cuando en la mayoría de los casos ni siquiera le pagan las carreras los clientes de su taxi. Al final, y ayudado por pequeños milagros, conseguirá quedar bien con su hija.
En otro orden de cosas el día de hoy se reunieron escuelas de cine en una presentación en la vieja Tabacalera donostiarra, y se entregaron los premios de Cine en Movimiento, el apartado para films inacabados provenientes del Magreb y el Mediterráneo Arabe. "Le Temps des camarades", de Mohamed Chrif Tribak (Marruecos), "Chou Sar?", de Gaulle Eid (Líbano-Palestina-Francia) y "Pomegranates and Myrrh", de Najwa Najjar (Palestina) obtuvieron diversas ayudas para poder saltar del formato digital al celuloide y facilitar su distribución.
El festival se apaga en un ambiente bastante triste y sin mucha luz aquí a este lado del río Urumea.
Abrió el concurso del día la película japonesa "Auritemo, auritemo", del cineasta Hirokazu Kore-Eda, quien participa en el certamen donostiarra por tercera vez y esta vez, a tenor de los comentarios de algunos críticos, podría marcharse con premio.
Se trata de un drama que evita acentuar sus elementos trágicos, sobre una familia condicionada por la accidental muerte de uno de los hijos. Sus dos restantes descendientes vuelven con sus parejas a ver a los ancianos padres. La foto que preside la sala del hogar familiar, del hijo fallecido, parece indicar que para ellos el ausente es el más importante, lo cual no acaba de ser bien aceptado por los demás.
El film muestra una relación difícil entre padres e hijos, llena de frustraciones y reproches, de expectativas no cumplidas, de promesas que nunca se harán realidad, y esa torpeza errónea de idealizar a los que ya no están y no prestar la debida atención y comprensión a los que se tiene mas cerca.
La segunda película en competencia del miércoles se desarrolla en Palestina, y su protagonista circula durante una jornada por las calles de Ramala para mostrarnos la cotidianidad de un país pleno de conflictos internos y externos. Abu Laila era juez, pero por cuestiones burocráticas ya no puede ejercer como tal, y debe ganarse la vida como taxista. Ese día hay una circunstancia especial, es el cumpleaños de su hija de siete años, y promete a su mujer no olvidarse y volver pronto a casa con un regalo.
"Eid Milad Laila" refleja en poco más de una hora de metraje y con meritorias dosis de humor y optimismo esa lucha que tiene el protagonista por intentar llevar una vida normal donde las circunstancias no lo permiten. Se mezclan los atentados repentinos, con la policía que no se aclara mucho de lo que esta bien o mal, con gente que se manifiesta y funerales de victimas, adolescentes armados, todo un loco universo alrededor... En medio de ese diario caos, Abu Laila intenta guardar las formas cuando en la mayoría de los casos ni siquiera le pagan las carreras los clientes de su taxi. Al final, y ayudado por pequeños milagros, conseguirá quedar bien con su hija.
En otro orden de cosas el día de hoy se reunieron escuelas de cine en una presentación en la vieja Tabacalera donostiarra, y se entregaron los premios de Cine en Movimiento, el apartado para films inacabados provenientes del Magreb y el Mediterráneo Arabe. "Le Temps des camarades", de Mohamed Chrif Tribak (Marruecos), "Chou Sar?", de Gaulle Eid (Líbano-Palestina-Francia) y "Pomegranates and Myrrh", de Najwa Najjar (Palestina) obtuvieron diversas ayudas para poder saltar del formato digital al celuloide y facilitar su distribución.
El festival se apaga en un ambiente bastante triste y sin mucha luz aquí a este lado del río Urumea.