Variado primer fin de semana en el Festival de Mannheim
- por © Katarzyna Ozga (Mannheim)-NOTICINE.com
Desde el pasado jueves se está celebrando la 57 edición del Festival Internacional de Mannheim-Heidelberg, uno de los más veteranos certámenes alemanes, dedicado a los nuevos realizadores. La canadiense "The Baby Formula", de Alison Reid, historia sobre una pareja de lesbianas que gracias a la ciencia logran ser madres por partida doble, abrió las once jornadas del festival.
Usando un estilo de falso documental, Reid, veterana en el mundo del cine aunque en una labor poco dada a la fama, ya que es "especialista", dobladora de actrices en películas de acción, debuta con esta historia sobre una pareja de mujeres que gracias a la intervención pionera de la ciencia (dos especialistas un poco locos...), que ha logrado a partir de células femeninas crear artificialmente espermatozoides, se quedan embarazadas ambas sin la menor intervención masculina.
Mientras esperan ansiosamente su maternidad, Athena y Lilith deben enfrentarse a sus respectivas familias, por un lado unos padres muy conservadores y por la otra una pareja "gay", para explicarles esta doble y extraordinaria "maternidad".
La aproximación más original de Alison Reid tiene que ver con el hecho de que son dos mujeres que se aman las que quieren ser madres, pero no incondicionalmente, sino sólo a partir de ellas mismas. Y en lugar de usar la ficción pura y dura lo hace al estilo de Michael Moore, aparentando un documental que retrata diversos estilos de vida en este confuso mundo. El todo está tratado con grandes dosis de humor, que fueron muy bien recibidas por el público en esta première internacional, a la que asistieron la directora y el productor, Paul Zimic.
La apasionante historia de otra mujer, Clara Schumann, madre de los seis hijos del músico Robert Schumann y objeto de deseo del mucho más joven compositor Johannes Brahms, se recoge en "Geliebte Clara", de Helge Sanders-Brahms. Se trata de una coproducción entre Francia, Alemania y Hungría, protagonizada por la conocida estrella alemana Martina Gedeck ("La vida de los otros") en el papel de Clara Schumann, y el francés Pascal Gregory, en el de su marido. Este, presente en el festival, explicó hasta qué punto fue un desafío para él, francés e ignorante de la lengua de Goethe, de interpretar a un pianista germano.
"Geliebte Clara", bonita historia acompañada de una muy hermosa música de los compositores implicados, y la presencia de Gedeck (protagonista también de la candidata alemana al Oscar este año "The Baader Meinhof Complex"), aseguran un potencial éxito de taquilla tanto en Alemania como en buena parte de Europa.
La cruz del fin de semana vino dada por la cinta búlgara "Prognoza" (Previsión) de Zsornitsa Sophia y la española "Un poco de chocolate", que coinciden en partir de planteamientos interesantes pero no bien desarrollados.
La primera, presentada por el director del festival como "película poética que aborda un tema politico", ni es tan poética ni aprovecha el elemento político hasta sus últimas consecuencias. Narra la historia de Margarita, una joven periodista búlgara que acude a Londres para encontrarse con un colega crota exiliado, Marco, con el que vive una historia de amor de corto recorrido. Entonces, Margarita se va con su hermano y otros amigos procedentes de la ex Yogoslavia a una isla turca, para pasar las vacaciones haciendo surf. Lamentáblemente no hay viento que facilite la tarea, y el grupo se aburre, lo que conduce a que se enzarcen en peleas "territoriales" consecuencia de sus diferentes orígenes étnico-religiosos. En ese momento llega Marco desde Londres y no duda en grabar con su cámara esas disputas.
El problema de la cinta de Zsornitsa Sophia es que su historia de amor tiene poco de poética y el personaje femenino está falto de mayor potenciación. Tampoco ayuda una banda sonora torpe y mal utilizada. La lectura política de la cinta alude a los conflictos territoriales entre las naciones surgidas de la antigua Yugoslavia y el conflicto turco-chipriota, pero resulta demasiado superficial e incomprensible, sobre todo para un público falto de información sobre la historia de los Balcanes.
El español "Un poco de chocolate", de d’Aitzol Aramaio, cuenta el encuentro entre Lucas, un hombre mayor enfermo de Alzheimer u otro tipo de senilidad, y Marcos, un joven que llega por casualidad a su casa en el campo. Como ocurría en la cinta búlgara, falta un mayor y mejor desarrollo del guión. No sabemos nada sobre los orígenes de Marcos, de dónde viene o sus antecedentes familiares, tampoco se explica bien el sentimiento de una muchacha hacia él ni las apariciones de la difunta mujer de Lucas... Aunque quizás la mayor decepción venga de la demasiado plana interpretación de Marcos por parte del germano-español Daniel Brühl. En su favor, el debut de Aramaio tiene un notable sentido del humor.
Usando un estilo de falso documental, Reid, veterana en el mundo del cine aunque en una labor poco dada a la fama, ya que es "especialista", dobladora de actrices en películas de acción, debuta con esta historia sobre una pareja de mujeres que gracias a la intervención pionera de la ciencia (dos especialistas un poco locos...), que ha logrado a partir de células femeninas crear artificialmente espermatozoides, se quedan embarazadas ambas sin la menor intervención masculina.
Mientras esperan ansiosamente su maternidad, Athena y Lilith deben enfrentarse a sus respectivas familias, por un lado unos padres muy conservadores y por la otra una pareja "gay", para explicarles esta doble y extraordinaria "maternidad".
La aproximación más original de Alison Reid tiene que ver con el hecho de que son dos mujeres que se aman las que quieren ser madres, pero no incondicionalmente, sino sólo a partir de ellas mismas. Y en lugar de usar la ficción pura y dura lo hace al estilo de Michael Moore, aparentando un documental que retrata diversos estilos de vida en este confuso mundo. El todo está tratado con grandes dosis de humor, que fueron muy bien recibidas por el público en esta première internacional, a la que asistieron la directora y el productor, Paul Zimic.
La apasionante historia de otra mujer, Clara Schumann, madre de los seis hijos del músico Robert Schumann y objeto de deseo del mucho más joven compositor Johannes Brahms, se recoge en "Geliebte Clara", de Helge Sanders-Brahms. Se trata de una coproducción entre Francia, Alemania y Hungría, protagonizada por la conocida estrella alemana Martina Gedeck ("La vida de los otros") en el papel de Clara Schumann, y el francés Pascal Gregory, en el de su marido. Este, presente en el festival, explicó hasta qué punto fue un desafío para él, francés e ignorante de la lengua de Goethe, de interpretar a un pianista germano.
"Geliebte Clara", bonita historia acompañada de una muy hermosa música de los compositores implicados, y la presencia de Gedeck (protagonista también de la candidata alemana al Oscar este año "The Baader Meinhof Complex"), aseguran un potencial éxito de taquilla tanto en Alemania como en buena parte de Europa.
La cruz del fin de semana vino dada por la cinta búlgara "Prognoza" (Previsión) de Zsornitsa Sophia y la española "Un poco de chocolate", que coinciden en partir de planteamientos interesantes pero no bien desarrollados.
La primera, presentada por el director del festival como "película poética que aborda un tema politico", ni es tan poética ni aprovecha el elemento político hasta sus últimas consecuencias. Narra la historia de Margarita, una joven periodista búlgara que acude a Londres para encontrarse con un colega crota exiliado, Marco, con el que vive una historia de amor de corto recorrido. Entonces, Margarita se va con su hermano y otros amigos procedentes de la ex Yogoslavia a una isla turca, para pasar las vacaciones haciendo surf. Lamentáblemente no hay viento que facilite la tarea, y el grupo se aburre, lo que conduce a que se enzarcen en peleas "territoriales" consecuencia de sus diferentes orígenes étnico-religiosos. En ese momento llega Marco desde Londres y no duda en grabar con su cámara esas disputas.
El problema de la cinta de Zsornitsa Sophia es que su historia de amor tiene poco de poética y el personaje femenino está falto de mayor potenciación. Tampoco ayuda una banda sonora torpe y mal utilizada. La lectura política de la cinta alude a los conflictos territoriales entre las naciones surgidas de la antigua Yugoslavia y el conflicto turco-chipriota, pero resulta demasiado superficial e incomprensible, sobre todo para un público falto de información sobre la historia de los Balcanes.
El español "Un poco de chocolate", de d’Aitzol Aramaio, cuenta el encuentro entre Lucas, un hombre mayor enfermo de Alzheimer u otro tipo de senilidad, y Marcos, un joven que llega por casualidad a su casa en el campo. Como ocurría en la cinta búlgara, falta un mayor y mejor desarrollo del guión. No sabemos nada sobre los orígenes de Marcos, de dónde viene o sus antecedentes familiares, tampoco se explica bien el sentimiento de una muchacha hacia él ni las apariciones de la difunta mujer de Lucas... Aunque quizás la mayor decepción venga de la demasiado plana interpretación de Marcos por parte del germano-español Daniel Brühl. En su favor, el debut de Aramaio tiene un notable sentido del humor.