Arrancó el Festival de La Habana con amplísima oferta
- por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
En un atestado "Karl Marx", sede habitual de las inauguraciones del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano que este año viste de largo al arribar a su flamante edición 30, dio inicio en la noche del martes el certamen cubano con el habitual discurso de su presidente y fundador, Alfredo Guevara.
Además, se produjo la entrega de cuatro corales honoríficos (recogidos por dos de los agraciados, el mexicano Paul Leduc y el chileno miguel Littín, quienes por supuesto, agradecieron) y la actuación del primer bailarín Carlos Acosta, primero desde una proyección con momentos de su laureado "Espartacus" y después haciendo en vivo "Le burgois", sobre música de Jacques Brell. Brillante, como siempre, uno de nuestros más internacionales talentos de la danza.
La premiére fílmica fue "Leonera", de Pablo Trapero ( Familia rodante, Nacido y criado...) se ubica en el mundo carcelario femenino, a partir de la acusación que pesa sobre Julia cuando un día se despierta y se ve rodeada de dos cuerpos sangrantes, uno ya muerto; ella está embarazada y era amante de uno de los hombres, pareja a la vez entre ellos.
De modo que la cinta apunta a dos realidades: la de cualquier mujer entre rejas y la que comienza a partir de la maternidad allí mismo; el pequeño da sus primeros pasos en la cárcel pero la madre de la reclusa desea sacarlo de allí y asumir su educación, lo cual convierte a Julia en una fiera que lucha por seguir teniendo a su lado a su hijo.
Trapero atrapa en un inicio por dos méritos: la lograda ambientación, capaz de aprehender y trasmitir la dureza del ambiente, y la banda sonora (que a su vez contribuye extraordinariamente a lo anterior) ausente de música y confeccionada sobre la base de ruidos naturales; sin embargo, esa primera parte que pudiéramos llamar "pre-maternidad" es innecesariamente larga y dispersa, llena de circunloquios y reiteraciones que sólo debilitan la atención del espectador, lograda en los primeros y elocuentes momentos.
A partir de la tenacidad de la protagonista por recuperar al hijo, la obra vuelve a empinarse narrativa y dramáticamente, pero es tarde ya para muchos espectadores que han abandonado la sala; sin embargo, queda ante todo la madura y energética actuación de Martina Gusmán, también productora ejecutiva del film.
Como siempre, desde la mañana los cines del festival no se detienen de modo que hubo oportunidad de acercarse a varios títulos de diversas procedencias: "Heaven´s Heart" fue un inicio de lujo: se trata de una coproducción entre Suecia y Dinamarca, de Simón Staho, un aventajado discípulo de Bergman que colocó en la mente de los lunetarios desde el principio de la historia "Secretos de un matrimonio", "Zarabanda" y otros títulos del maestro sueco, e incluso de otra alumna: su musa devenida directora Liv Ullmann ("Infidelidades") ... Dos parejas amigas que cenan y se visitan con frecuencia comienzan cierto intercambio íntimo entre dos de los cónyuges ajenos: una vez más vuelve el cuestionamiento en torno al adulterio, la lealtad, las relaciones eróticas en general, los hijos, la familia...Staho hereda también la agudeza y enjundia de los diálogos, la elegancia morfológica (planimetría cerrada que potencia la intimidad y el desgarramiento, concentración del sujeto desde la cámara, de gran austeridad y a la vez expresividad, belleza y precisión de los encuadres...) y la sabia dirección actoral. Mikael Persbrandt, Lena Endre, Jacob Eklund y María Lundqvist entablan un verdadero combate histriónico donde quien único gana es el film, al lograr desarrollar con gradación y abundancia de matices la complejidad de los personajes.
El concurso de óperas primas, cuyo jurado está integrado por los realizadores Matías Bize ("En la cama"), de Chile, Francisco Vargas ("El violín"), de México, y el crítico que firma estas líneas, descorrió sus cortinas con "El tinte de la fama", del venezolano Alejandro Bellame, que tiene como hilo conductor un programa televisivo donde se busca la Marilyn Monroe del nuevo milenio. Aunque como roce se satiriza la frivolidad y manipulación de ese tipo de show mediático, el verdadero interés del debutante en la pantalla es comparar la erosionada vida íntima de la mítica estrella y la protagonista del film, aspirante a ganar el concurso por insistencia de su pragmático esposo, fracasado representante de artistas fracasados; la relación de ella con un travesti que se dice "la reencarnación" de Marilyn ("hace las calles" vestido como ella y se torna asesor de la aspirante al premio), la madrina cuidadora de la madre enferma y otros personajes relacionados con el concurso, dan médula a esta pieza a ratos cálida y simpática, en otras extraviando el pulso y aterrizando en zonas muertas y círculos viciosos, y con un proceso de "ablandamiento sentimental" del inescrupuloso marido un tanto forzado.
Además, se produjo la entrega de cuatro corales honoríficos (recogidos por dos de los agraciados, el mexicano Paul Leduc y el chileno miguel Littín, quienes por supuesto, agradecieron) y la actuación del primer bailarín Carlos Acosta, primero desde una proyección con momentos de su laureado "Espartacus" y después haciendo en vivo "Le burgois", sobre música de Jacques Brell. Brillante, como siempre, uno de nuestros más internacionales talentos de la danza.
La premiére fílmica fue "Leonera", de Pablo Trapero ( Familia rodante, Nacido y criado...) se ubica en el mundo carcelario femenino, a partir de la acusación que pesa sobre Julia cuando un día se despierta y se ve rodeada de dos cuerpos sangrantes, uno ya muerto; ella está embarazada y era amante de uno de los hombres, pareja a la vez entre ellos.
De modo que la cinta apunta a dos realidades: la de cualquier mujer entre rejas y la que comienza a partir de la maternidad allí mismo; el pequeño da sus primeros pasos en la cárcel pero la madre de la reclusa desea sacarlo de allí y asumir su educación, lo cual convierte a Julia en una fiera que lucha por seguir teniendo a su lado a su hijo.
Trapero atrapa en un inicio por dos méritos: la lograda ambientación, capaz de aprehender y trasmitir la dureza del ambiente, y la banda sonora (que a su vez contribuye extraordinariamente a lo anterior) ausente de música y confeccionada sobre la base de ruidos naturales; sin embargo, esa primera parte que pudiéramos llamar "pre-maternidad" es innecesariamente larga y dispersa, llena de circunloquios y reiteraciones que sólo debilitan la atención del espectador, lograda en los primeros y elocuentes momentos.
A partir de la tenacidad de la protagonista por recuperar al hijo, la obra vuelve a empinarse narrativa y dramáticamente, pero es tarde ya para muchos espectadores que han abandonado la sala; sin embargo, queda ante todo la madura y energética actuación de Martina Gusmán, también productora ejecutiva del film.
Como siempre, desde la mañana los cines del festival no se detienen de modo que hubo oportunidad de acercarse a varios títulos de diversas procedencias: "Heaven´s Heart" fue un inicio de lujo: se trata de una coproducción entre Suecia y Dinamarca, de Simón Staho, un aventajado discípulo de Bergman que colocó en la mente de los lunetarios desde el principio de la historia "Secretos de un matrimonio", "Zarabanda" y otros títulos del maestro sueco, e incluso de otra alumna: su musa devenida directora Liv Ullmann ("Infidelidades") ... Dos parejas amigas que cenan y se visitan con frecuencia comienzan cierto intercambio íntimo entre dos de los cónyuges ajenos: una vez más vuelve el cuestionamiento en torno al adulterio, la lealtad, las relaciones eróticas en general, los hijos, la familia...Staho hereda también la agudeza y enjundia de los diálogos, la elegancia morfológica (planimetría cerrada que potencia la intimidad y el desgarramiento, concentración del sujeto desde la cámara, de gran austeridad y a la vez expresividad, belleza y precisión de los encuadres...) y la sabia dirección actoral. Mikael Persbrandt, Lena Endre, Jacob Eklund y María Lundqvist entablan un verdadero combate histriónico donde quien único gana es el film, al lograr desarrollar con gradación y abundancia de matices la complejidad de los personajes.
El concurso de óperas primas, cuyo jurado está integrado por los realizadores Matías Bize ("En la cama"), de Chile, Francisco Vargas ("El violín"), de México, y el crítico que firma estas líneas, descorrió sus cortinas con "El tinte de la fama", del venezolano Alejandro Bellame, que tiene como hilo conductor un programa televisivo donde se busca la Marilyn Monroe del nuevo milenio. Aunque como roce se satiriza la frivolidad y manipulación de ese tipo de show mediático, el verdadero interés del debutante en la pantalla es comparar la erosionada vida íntima de la mítica estrella y la protagonista del film, aspirante a ganar el concurso por insistencia de su pragmático esposo, fracasado representante de artistas fracasados; la relación de ella con un travesti que se dice "la reencarnación" de Marilyn ("hace las calles" vestido como ella y se torna asesor de la aspirante al premio), la madrina cuidadora de la madre enferma y otros personajes relacionados con el concurso, dan médula a esta pieza a ratos cálida y simpática, en otras extraviando el pulso y aterrizando en zonas muertas y círculos viciosos, y con un proceso de "ablandamiento sentimental" del inescrupuloso marido un tanto forzado.