Cannes: Gaspar Noé y Terry Gilliam, alucinados y alucinantes
- por © E.E. (Cannes)-NOTICINE.com
La estrella del día en Cannes este viernes faltó a la cita, y es que lleva casi año y medio en el otro mundo... Sin Heath Ledger en el reparto, posiblemente "The Imaginarium of Dr. Parnassus" hubiera pasado con más pena que gloria, por mucho que en un esfuerzo-homenaje de sustitución Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell ocuparan su puesto ante la cámara. Pero aquí está la cinta de Terry Gilliam, aunque fuera de concurso, y el interés entre admirativo y morboso por contemplar los últimos planos filmados por el ganador del Oscar como Joker hizo que se llenara la sala. Sí opta a la Palma la nueva realización del argentino afincado en París Gaspar Noé, repleta también de impactantes imágenes pero como la primera muy limitada en cuanto a la fuerza de su guión.
Para ambas cintas la expectación era notable. Tras las proyecciones, el empacho de imágenes, encuadres, fantasías, alucinaciones y mundos paralelos, experimentaciones estéticas que pueden hacer de "The Imaginarium of Dr. Parnassus" y "Enter the void" películas de culto, descargadas y guardadas, compañeras de viajes psicotrópicos, aunque tal vez fuese exagerado llamarlas películas, si entendemos como tales historias filmadas.
Vivimos en medio de un panorama audiovisual repleto de imágenes y montajes impactantes, quizás con una libertad creativa que rara vez en la historia han alcanzado en igual medida los cineastas, y el público, sobre todo el más joven, está acostumbrado a altos niveles de audacia estética. Es lógico que los que tienen vocación innovadora se lancen a aventuras de experimentación visual, y las trabajen arduamente. Sin duda la cinta de Noé, la historia de un amor fraternal más allá de la muerte entre un "dealer" y su hermana bailarina de "strip-tease" en el Tokio nocturno, es fruto de un esfuerzo notable, pero son dos horas y media (¡otra vez un largoooooometraje!) con una trama digna de un corto y poco más.
El argentino, que ya causó escándalo aquí con su previa cinta, "Irreversible", no esquiva la marca de la casa, con sexo explícito (incluye una eyaculación interna a pantalla completa... y un aborto), y su actriz, la latina Paz de la Huerta, exhibe generosamente su privilegiada y juvenil anatomía, pero sobre todo "Enter the void" es un "viaje" sin necesita de meterse un ácido o masticar peyote, con ese fantasma de hermano "camello" que sobrevuela y hace piruetas sobre los neones de la capital nipona. Puede que le den ese premio de la "Comisión Superior Técnica" o algo así, pero cualquier otro honor en el palmarés estaría más bien fuera de lugar.
En la competencia de esta recta final de festival, cuando sólo quedan ya por verse las dos últimas cintas, entre ellas la segunda española, casualmente tan nipona y europea como la de Gaspar, "Mapa de los sonidos de Tokio", de Isabel Coixet, se pudo ver igualmente la nueva cinta del palestino-israelí Elia Suleiman, "The time that remains", una agridulce regresión de este actor-director que resume en una hora cincuenta minutos (increíblemente corta, para los parámetros de este año en Cannes...) buena parte de la historia del conflicto entre judíos y palestinos, a través de la historia de su propia familia. El tamiz del humor ayuda a entender la tragedia y la sinrazón, cuando el surrealismo de las situaciones no evita su crueldad. Es una buena película a tener en cuenta.
"The Imaginarium of Dr. Parnassus" nos brinda dos horitas de fantasía con el sello más propio del ex componente de los Monty Python, dimensiones parelelas, un Parnassus (Christopher Plummer) de vida eterna por un pacto con el diablo (¡Tom Waitts!), que ahora reclama su alma, y el personaje de Ledger (y de Depp, Law y Farrell) al que al principio de la cinta salvan la vida , como única posibilidad de ganar la apuesta.
El Tony de Ledger hubiera podido ser uno más de sus papeles, lejos del virtuosismo del famoso Joker de la última aventura de Batman, pero quizás edulcorado por la nostalgia y el encanto que desprende el actor australiano permanezca en el aprecio del público. Esta sí es su última película, inacabada, y el principal mérito de Gilliam y su gente es haber logrado modificar sobre la marcha su film para hacer creible que Tony sea otros tres Tonys diferentes sin que su complicado castillo de naipes visuales se derrumbe. Ya veremos cómo le va en taquilla...
Para ambas cintas la expectación era notable. Tras las proyecciones, el empacho de imágenes, encuadres, fantasías, alucinaciones y mundos paralelos, experimentaciones estéticas que pueden hacer de "The Imaginarium of Dr. Parnassus" y "Enter the void" películas de culto, descargadas y guardadas, compañeras de viajes psicotrópicos, aunque tal vez fuese exagerado llamarlas películas, si entendemos como tales historias filmadas.
Vivimos en medio de un panorama audiovisual repleto de imágenes y montajes impactantes, quizás con una libertad creativa que rara vez en la historia han alcanzado en igual medida los cineastas, y el público, sobre todo el más joven, está acostumbrado a altos niveles de audacia estética. Es lógico que los que tienen vocación innovadora se lancen a aventuras de experimentación visual, y las trabajen arduamente. Sin duda la cinta de Noé, la historia de un amor fraternal más allá de la muerte entre un "dealer" y su hermana bailarina de "strip-tease" en el Tokio nocturno, es fruto de un esfuerzo notable, pero son dos horas y media (¡otra vez un largoooooometraje!) con una trama digna de un corto y poco más.
El argentino, que ya causó escándalo aquí con su previa cinta, "Irreversible", no esquiva la marca de la casa, con sexo explícito (incluye una eyaculación interna a pantalla completa... y un aborto), y su actriz, la latina Paz de la Huerta, exhibe generosamente su privilegiada y juvenil anatomía, pero sobre todo "Enter the void" es un "viaje" sin necesita de meterse un ácido o masticar peyote, con ese fantasma de hermano "camello" que sobrevuela y hace piruetas sobre los neones de la capital nipona. Puede que le den ese premio de la "Comisión Superior Técnica" o algo así, pero cualquier otro honor en el palmarés estaría más bien fuera de lugar.
En la competencia de esta recta final de festival, cuando sólo quedan ya por verse las dos últimas cintas, entre ellas la segunda española, casualmente tan nipona y europea como la de Gaspar, "Mapa de los sonidos de Tokio", de Isabel Coixet, se pudo ver igualmente la nueva cinta del palestino-israelí Elia Suleiman, "The time that remains", una agridulce regresión de este actor-director que resume en una hora cincuenta minutos (increíblemente corta, para los parámetros de este año en Cannes...) buena parte de la historia del conflicto entre judíos y palestinos, a través de la historia de su propia familia. El tamiz del humor ayuda a entender la tragedia y la sinrazón, cuando el surrealismo de las situaciones no evita su crueldad. Es una buena película a tener en cuenta.
"The Imaginarium of Dr. Parnassus" nos brinda dos horitas de fantasía con el sello más propio del ex componente de los Monty Python, dimensiones parelelas, un Parnassus (Christopher Plummer) de vida eterna por un pacto con el diablo (¡Tom Waitts!), que ahora reclama su alma, y el personaje de Ledger (y de Depp, Law y Farrell) al que al principio de la cinta salvan la vida , como única posibilidad de ganar la apuesta.
El Tony de Ledger hubiera podido ser uno más de sus papeles, lejos del virtuosismo del famoso Joker de la última aventura de Batman, pero quizás edulcorado por la nostalgia y el encanto que desprende el actor australiano permanezca en el aprecio del público. Esta sí es su última película, inacabada, y el principal mérito de Gilliam y su gente es haber logrado modificar sobre la marcha su film para hacer creible que Tony sea otros tres Tonys diferentes sin que su complicado castillo de naipes visuales se derrumbe. Ya veremos cómo le va en taquilla...