Venecia se une a la cruzada de Michael Moore contra el capitalismo

por © E.E. (Venecia)-NOTICINE.com
Huppert y Denis
Huppert y Denis
Con un fuerte aplauso recibió la prensa internacional el nuevo documental denuncia de Michael Moore, "Capitalism : a love story", presentado a concurso este domingo en la 66 Mostra de Venecia. En lo que se considera uno de los mejores trabajos de su carrera, Moore critica las licencias que los sucesivos gobiernos han dado a Wall Street para establecer lo que califica de "casino" en el que se jugaron los ahorros de sus conciudadanos, mientras deshilachaban el tejido industrial norteamericano.

Lo que más molesta a la derecha norteamericana de las películas de Michael Moore es su efectividad. El orondo documentalista maneja la cámara como el bisturí de un virtuoso cirujano: va directo a donde duele... Y "Capitalism : a love story" hace mucho daño. Con un estilo didáctico que explica razones y resultados de la rapiña de los financieros norteamericanos que han sumido al mundo en una de las peores crisis de su historia, el cineasta aplica el humor y la ironía sin perder de vista el dramatismo de los miles de familias que han quedado sin hogar y sin trabajo.

"Cada siete segundos y medio una familia norteamericana pierde su casa y cada día 14.000 personas se quedan sin empleo", dijo aquí Moore sobre los efectos de la crisis que se originó en los grandes bancos y agencias bursátiles norteamericanas. En una divertida escena, el "guerrillero" Moore rodea la sede de una de esas entidades con una cinta plástica de esas que usa la policía y donde se lee: "No pasar, escena de crímen".

Otro momento divertido del cocktail de imágenes (entrevistas, "performances" propias, secuencias de archivo, viejos anuncios...) que brinda Michael Moore es su explicación de por qué la gente, esa mayoría víctima de la crisis y el capitalismo, no se rebela: la mayoría aspira también a ser rico y ocupar el puesto de los que manejan el mundo a su conveniencia, y en pantalla se ve a un perrito que da inútiles saltos intentando atrapar a dentelladas un pastel que hay sobre una mesa.

La visión crítica de Moore y "Capitalism: a love story" no es única, el cineasta, quien reconoce que no hay quien reforme el capitalismo, coincide con amplios sectores de su sociedad... incluso con la Iglesia. En su opinión, la alternativa hacia la que hay que ir es profundizar en el Democracia, para impedir que unos pocos se enriquezcan mientras la gran mayoría del país y del mundo viven en estados de precariedad o indigencia. El capitalismo es el más "humano" de los sistemas, porque se basa en sentimientos tan propios de nuestro género como el egoismo y la avaricia. Según se desprende del film, puede que sea también el menos malo de los sistemas, después del fracaso del socialismo "real", pero no es bueno y por tanto hay que buscar -colectivamente, participando de manera activa, cree Moore- otro.

Los detractores del documentalista sin duda aludirán, no sin motivos, a su tendencia a la demagogia y al protagonismo excesivo en sus películas, que también encontramos en su nuevo trabajo, pero hacen falta voces como la de Moore en un cine lleno de convencionalismos o de masturbaciones mentales despegadas de la esfera colectiva. El mensaje final de "Capitalism : a love story" es de una cierta esperanza. Moore cree que con Obama llega una nueva era. Esperemos que no se confunda.

Esta película es el único documental que concursa por el León de Oro, premio que no sería descabellado si acaba en manos de Moore, al menos por lo visto hasta ahora, pero en el resto de las secciones hay otros dos muestras del género también con preocupaciones socio-políticas, el de Oliver Stone sobre el "socialismo del siglo XXI" que promueve Chávez, y otro de Michael Winterbottom y Mat Whitecross también sobre la crisis del neoliberalismo.

El domingo, la jornada competitiva en el Lido se completó con el escasamente interesante film francés "White material", de Claire Denis, protagonizado por Isabelle Huppert convertida en dueña de una casa en un país de Africa en guerra civil.