El rayo que no cesa en el Festival de Gijón
- por © Mónica Boullosa (Gijón)-NOTICINE.com
Continúa en Gijón la infatigable carrera por capturar las miradas más penetrantes e incisivas con una descarga cinematográfica explosiva y turbadora. El pasado martes le llegó el turno a "Kan door huid heen" (Puedes ir a través de la piel), primera cinta de la holandesa Esther Rots con la que penetra en la piel de Marieke, joven urbanita que se refugia en una vieja casa de campo después de ser violada en su apartamento.
El movimiento constante de la cámara va descomponiendo su dolor en cientos de planos en los que ella y las paredes entre las que atraviesa su duelo mantienen un diálogo constante. El caos mental va tomando un espacio físico, que es físico y sicológico al mismo tiempo. La evolución de su paranoia y los momentos en los que se detona vienen también vienen avalados por una hábil y penetrante utlización del sonido, que transciende el concepto de música para alcanzar el de arquitectura sonora.
Logra no resultar asfixiante ni desasosegante porque Marieke asume con valor sus heridas aunque se oculte del mundo para lamérselas en la penumbra oscura y fría de un espacio vacío y carcomido.
Con los neoyorquinos hermanos Safdie el ambiente recuperó temperatura. "Go get some Rosemary" es ni más ni menos que el relato autobiográfico con el que este par de entrañables hermanos recomponen algunos recuerdos de su infancia antes de que definitivamente se extravíen. Y son los que tienen que ver con su extravagante padre y los quince días que periódicamente pasaban junto a él durante la infancia. "Contamos la percepción de nuestro padre como un heroe, aunque todavía hoy no tenemos claro si lo fue o no, porque nos hacia cosas terribles". Es decir, "lo importante no es como sucedieron las cosas , sino como las recordamos". Así de explícitos y enigmáticos se mostraron ambos mientras la emoción brillaba en sus ilusionados e ilusionantes rostros.
El casting, que se produjo además en circunstancias medio misteriosas, los niños se parecían asombrosamente a ellos cuando tenían esa edad, es sin duda una de las maravillas de esta película que a unos situará frente a la enjuiciamiento moral y a otros frente a la compresión visceral, pero seguro, no dejará indiferente a nadie. Ben y Yoshua Safdie caminan suspendidos bajo la delgada cuerda del maniqueísmo consiguiendo un milagroso equilibrio cargado de verdad y lirismo.
Seas hijo o seas padre… altamente recomendable.
El movimiento constante de la cámara va descomponiendo su dolor en cientos de planos en los que ella y las paredes entre las que atraviesa su duelo mantienen un diálogo constante. El caos mental va tomando un espacio físico, que es físico y sicológico al mismo tiempo. La evolución de su paranoia y los momentos en los que se detona vienen también vienen avalados por una hábil y penetrante utlización del sonido, que transciende el concepto de música para alcanzar el de arquitectura sonora.
Logra no resultar asfixiante ni desasosegante porque Marieke asume con valor sus heridas aunque se oculte del mundo para lamérselas en la penumbra oscura y fría de un espacio vacío y carcomido.
Con los neoyorquinos hermanos Safdie el ambiente recuperó temperatura. "Go get some Rosemary" es ni más ni menos que el relato autobiográfico con el que este par de entrañables hermanos recomponen algunos recuerdos de su infancia antes de que definitivamente se extravíen. Y son los que tienen que ver con su extravagante padre y los quince días que periódicamente pasaban junto a él durante la infancia. "Contamos la percepción de nuestro padre como un heroe, aunque todavía hoy no tenemos claro si lo fue o no, porque nos hacia cosas terribles". Es decir, "lo importante no es como sucedieron las cosas , sino como las recordamos". Así de explícitos y enigmáticos se mostraron ambos mientras la emoción brillaba en sus ilusionados e ilusionantes rostros.
El casting, que se produjo además en circunstancias medio misteriosas, los niños se parecían asombrosamente a ellos cuando tenían esa edad, es sin duda una de las maravillas de esta película que a unos situará frente a la enjuiciamiento moral y a otros frente a la compresión visceral, pero seguro, no dejará indiferente a nadie. Ben y Yoshua Safdie caminan suspendidos bajo la delgada cuerda del maniqueísmo consiguiendo un milagroso equilibrio cargado de verdad y lirismo.
Seas hijo o seas padre… altamente recomendable.