Festival de la Habana: Una mirada a lo que no concursa
- por © Frank Padrón (Cuba)-NOTICINE.com
Pese a toda la expectativa de las cintas que aspiran a los Corales, muchas de las otras (agrupadas en panoramas, muestras, presentaciones especiales, etc) como siempre ocurre, atraen no poco público. echemos la ojeada a algunas de ellas: "Aguas turbulentas (Los invisibles)", de Erik Poppe, es uno de esos thrillers que te agarran por el cuello y te sueltan a la salida sin respiración… el tema de la culpa, el perdón y la expiación en consonancia con el cristianismo pone en solfa a la joven ministra de una iglesia católica cuando su pequeño en peligro hace tambalear sus bien organizados criterios teológicos, mientras otra familia víctima de la muerte del hijo (sobre todo la inconsolable madre) descubre que el presunto asesino ha entrado en la vida de aquellos...
Amén del conseguido clima de suspense, el ritmo que sólo trepida cuando es necesario (pues da tiempo a la reflexión) y las superlativas actuaciones, Poppe nos invita a cuestionarnos esos y otros conceptos filosóficos y existenciales…pero lo mejor de estas bien agitadas aguas es el curso que toma la narración: dos líneas continuas que se complementan, como quiera que la segunda es una reiteración de la primera más con el desarrollo de puntos diegéticos que sólo se expusieron antes, hasta llegar a ese clímax que da paso al desenlace… magistral.
Pero el cine italiano, que ya empezó a alternar con el noruego en el propio Riviera, no se queda detrás en cuanto a propuestas sugerentes: "Giulia no sale de noche", de Giuseppe Piccioni, aborda la relación de un escritor maduro postulado al mejor del año y una joven reclusa a quien permiten salir por las mañanas a dar clases de natación, donde se conocen. Nuevamente el tema del perdón se pulsa con originalidad y fuerza, pero también otros muchos: la siempre compleja y polémica relación entre literatura y vida, los diferentes sentidos que tiene el oficio para quienes lo ejercen, el erotismo, la vida familiar y otros muchos aspectos son tratados por Piccioni desde una concepción tragicómica muy bien resuelta, y donde brilla una actriz que vive su minuto de gloria dentro e incluso fuera de Italia: la sensual Valeria Golino, y ya entendimos por qué.
De la muestra alemana: "Hace un año en invierno", de Caroline Link, focaliza la relación de una familia que vive conflictos a partir del hijo muerto; el encargo que hace la madre a un pintor para que reúna a él y a la hermana en un cuadro, desata recuerdos y remordimientos, un tanto reiterativa, desigual en sus secciones dramáticas, pero de todos modos intensa y motivadora.
"Enter the void", del argentino-francés Gaspar Noé ("Irreversible") es una de esas trampas experimentalistas y de seudovanguardia al parecer concebidas sólo para exasperar al espectador; hay que confesar que, si ese fue el objetivo del realizador, lo consiguió plenamente, y nuestro público, de un sentido del humor tan maravilloso, aplaude a rabiar cuando estas cosas pasan, pero en realidad se está tributando un auto-aplauso por su capacidad de resistencia…
A Noé, tan justamente reconocido por su film anterior, no le basta ahora el tiempo estándar de largometrajes para desarrollar su historia de (des)amor entre un eventual traficante y una streaper que regresan de Tokio: necesita nada menos que… 155 minutos que por demás, no son convencionalmente empleados (ya sabemos quienes conocemos su poética), pero es que esta vez se le va la mano y –lo peor de todo— gratuitamente: planos en grúa, una banda sonora disonante y sencillamente insoportable, llantos infinitos de niños (y bien sabemos cuánto exaspera un niño llorando) y un gira-gira de la trama que no va a ninguna parte y perfectamente pudo concluir una hora antes. Gracias, Noé, pero tu arca sucumbe, pasamos (al menos) esta vez…
Ventura pons, como siempre, nos trajo bajo el brazo su penúltima cinta, que tan bien ha caminado en los más diversos festivales y rincones del mundo. Se trata de "Forasteros". Quienes sentíamos un tanto fatigado al catalán director de "Actrices", "Morir (o no)", "Anita no pierde el tren" y otras tantas excelentes cintas, nos reconciliamos con él mediante su nuevo film aquí: "Forasteros", otra de sus contundentes historias corales que une ahora, en dos épocas diferentes, a sendas familias que pierden a un miembro enfermo de cáncer: los combates entre esos seres que se aman pero se destrozan, las pugnas intergeneracionales, el conflicto con los otros (árabes instalados en pisos cercanos), la crudeza y precisión de los diálogos y la diversidad cromática en la fotografía que funciona como detonante cronológico, más la altura histriónica (fundamentalmente el protagónico de la excepcional Ana Lizarán) nos hacen perdonarle cierta rigidez teatral que para nada mella la garra y la espesura de su discurso.
"Un profeta" llegó desde Cannes con su Gran Prix, generando expectativas que, sinceramente, quedaron por debajo. La cinta dirigida por Jacques Audiard se desempeña en el ambiente carcelario y sigue a un joven árabe de 19 años, analfabeto y frágil, que se abre paso desde que el jefe de la mafia corsa (la que manda) lo “recluta” para una serie de misiones peligrosas; también allí aprende el idioma ajeno, lo cual lo hace más útil como espía personal del cabecilla; lo mejor del film radica en su primera parte, aprehendiendo y trasmitiendo el duro y hostil ambiente el cual Malik El Djebena deberá domar y hasta llegar a liderar al momento de su salida, después, si bien logra mantener el interés y acciona discretamente los elementos del thriller, no va más allá y llega a resultar innecesariamente dilatada (con sus 149 minutos).
Amén del conseguido clima de suspense, el ritmo que sólo trepida cuando es necesario (pues da tiempo a la reflexión) y las superlativas actuaciones, Poppe nos invita a cuestionarnos esos y otros conceptos filosóficos y existenciales…pero lo mejor de estas bien agitadas aguas es el curso que toma la narración: dos líneas continuas que se complementan, como quiera que la segunda es una reiteración de la primera más con el desarrollo de puntos diegéticos que sólo se expusieron antes, hasta llegar a ese clímax que da paso al desenlace… magistral.
Pero el cine italiano, que ya empezó a alternar con el noruego en el propio Riviera, no se queda detrás en cuanto a propuestas sugerentes: "Giulia no sale de noche", de Giuseppe Piccioni, aborda la relación de un escritor maduro postulado al mejor del año y una joven reclusa a quien permiten salir por las mañanas a dar clases de natación, donde se conocen. Nuevamente el tema del perdón se pulsa con originalidad y fuerza, pero también otros muchos: la siempre compleja y polémica relación entre literatura y vida, los diferentes sentidos que tiene el oficio para quienes lo ejercen, el erotismo, la vida familiar y otros muchos aspectos son tratados por Piccioni desde una concepción tragicómica muy bien resuelta, y donde brilla una actriz que vive su minuto de gloria dentro e incluso fuera de Italia: la sensual Valeria Golino, y ya entendimos por qué.
De la muestra alemana: "Hace un año en invierno", de Caroline Link, focaliza la relación de una familia que vive conflictos a partir del hijo muerto; el encargo que hace la madre a un pintor para que reúna a él y a la hermana en un cuadro, desata recuerdos y remordimientos, un tanto reiterativa, desigual en sus secciones dramáticas, pero de todos modos intensa y motivadora.
"Enter the void", del argentino-francés Gaspar Noé ("Irreversible") es una de esas trampas experimentalistas y de seudovanguardia al parecer concebidas sólo para exasperar al espectador; hay que confesar que, si ese fue el objetivo del realizador, lo consiguió plenamente, y nuestro público, de un sentido del humor tan maravilloso, aplaude a rabiar cuando estas cosas pasan, pero en realidad se está tributando un auto-aplauso por su capacidad de resistencia…
A Noé, tan justamente reconocido por su film anterior, no le basta ahora el tiempo estándar de largometrajes para desarrollar su historia de (des)amor entre un eventual traficante y una streaper que regresan de Tokio: necesita nada menos que… 155 minutos que por demás, no son convencionalmente empleados (ya sabemos quienes conocemos su poética), pero es que esta vez se le va la mano y –lo peor de todo— gratuitamente: planos en grúa, una banda sonora disonante y sencillamente insoportable, llantos infinitos de niños (y bien sabemos cuánto exaspera un niño llorando) y un gira-gira de la trama que no va a ninguna parte y perfectamente pudo concluir una hora antes. Gracias, Noé, pero tu arca sucumbe, pasamos (al menos) esta vez…
Ventura pons, como siempre, nos trajo bajo el brazo su penúltima cinta, que tan bien ha caminado en los más diversos festivales y rincones del mundo. Se trata de "Forasteros". Quienes sentíamos un tanto fatigado al catalán director de "Actrices", "Morir (o no)", "Anita no pierde el tren" y otras tantas excelentes cintas, nos reconciliamos con él mediante su nuevo film aquí: "Forasteros", otra de sus contundentes historias corales que une ahora, en dos épocas diferentes, a sendas familias que pierden a un miembro enfermo de cáncer: los combates entre esos seres que se aman pero se destrozan, las pugnas intergeneracionales, el conflicto con los otros (árabes instalados en pisos cercanos), la crudeza y precisión de los diálogos y la diversidad cromática en la fotografía que funciona como detonante cronológico, más la altura histriónica (fundamentalmente el protagónico de la excepcional Ana Lizarán) nos hacen perdonarle cierta rigidez teatral que para nada mella la garra y la espesura de su discurso.
"Un profeta" llegó desde Cannes con su Gran Prix, generando expectativas que, sinceramente, quedaron por debajo. La cinta dirigida por Jacques Audiard se desempeña en el ambiente carcelario y sigue a un joven árabe de 19 años, analfabeto y frágil, que se abre paso desde que el jefe de la mafia corsa (la que manda) lo “recluta” para una serie de misiones peligrosas; también allí aprende el idioma ajeno, lo cual lo hace más útil como espía personal del cabecilla; lo mejor del film radica en su primera parte, aprehendiendo y trasmitiendo el duro y hostil ambiente el cual Malik El Djebena deberá domar y hasta llegar a liderar al momento de su salida, después, si bien logra mantener el interés y acciona discretamente los elementos del thriller, no va más allá y llega a resultar innecesariamente dilatada (con sus 149 minutos).