El iraní Farhadi se convierte en primer favorito al Oso de Oro berlinés
- por © E.E. (Berlín)-NOTICINE.com
El cineasta iraní Asghar Farhadi fue recibido con entusiasmo este martes en la Berlinale tras la proyección con aclamación de su "Jodaeiye Nader az Simin" (La separación de Nader y Simin), un drama familiar tratado como film de intriga y con profundas significaciones humanas, que trasciende a su caracter y situaciones en el Irán de hoy para alcanzar la universalidad. Menos reconocidas resultaron las otras dos competidoras del día, la germano-estadounidense "The future", de Miranda July, y la húngara de Béla Tarr "A torinói ló" (El caballo de Turín).
Asghar Farhadi cuenta en "Jodaeiye Nader az Simin", un melodrama cotidiano y reconocible, empatizable, desde cualquier cultura. Sus protagonistas principales son los protagonistas de una familia: Simin y Nader, esposos en la mediana edad, y su hija Termeh. La primera ha estado preparando concienzudamente el viaje del trío al extranjero, para instalarse fuera de Irán. Sin embargo, cuando todo parece listo, Nader, el marido, se ve incapaz de abandonar a su padre, que vive con ellos, y que cada vez está peor de su Alzheimer. Ello desencadena la decisión de la esposa de pedir el divorcio, que el tribunal de asuntos familiares rechaza, pese a lo cual Simin se va a vivir con sus padres.
La hija decide quedarse con su padre, y éste, incapaz de soportar la carga del cuidado del anciano, contrata a una mujer joven y embarazada para que le ayude, Razieh, quien no informa a su marido de este trabajo. Un día, al volver del trabajo, Nader se encuentra a su padre solo y atado a una mesa, pero al poco regresa Razieh, y la ira de su empleador va a tener trágicas consecuencias...
Farhadi recibió por su película, habilmente narrada y actuada, los aplausos más cerrados y prolongados de lo que llevamos de 61 Berlinale, con un eco por los cuatro costados de que debe estar en el palmarés final. Como es sabido, este año el festival dejó una silla vacía en su jurado para el condenado por expresar sus ideas Jafar Panahi, quien obviamente no puede avandonar Irán, y su colega Farhadi es otro de los creadores persas con sensibilidad y audacia para de la mano de la sutileza lanzar mensajes alejados de la ortodoxia islámica más extrema. Puede en consecuencia que volvamos a tener protagonista iraní en la clausura como el ausente Panahi lo fue en la inauguración del certamen.
El húngaro Béla Tarr, idolatrado por el sector más radical de la crítica, sobre todo en Europa, que hace pocos años fue lanzado con una retrospectiva en España por el Festival de Sevilla, entonces dirigido por el añorado Manolo Grosso, sigue fiel a su estilo en "El caballo de Turín", historia que le fue inspirada por un suceso clave en la vida de Friedrich Nietzsche. A principios de 1889, el famoso filósoto salió de su casa en una céntrica calle de Turín, en Italia, cuando le sorprendió un suceso frente a él. El caballo que conducía un carruaje se negaba a moverse y el cochero, presa de los nervios, se disponía a azotarlo con su látigo cuando Nietzsche se abrazó al cuello del equino entre lágrimas, para impedir el castigo. Fue el principio de la locura que le acompañó en sus últimos diez años de vida.
A partir de ahí, Tarr se interesa por el caballo, el cochero y su hija, que viven en medio del campo, y en la mayor de las miserias, sólo con una patata cocida para comer cada día... Y lo hace en blanco y negro, con largos planos-secuencia de notable belleza plástica, sin apenas diálogos. Como es habitual, los "fans" del húngaro adoraron la cinta, y el resto, dudó entre echarse una cabezadita y abondonar la sala.
Tras el estilo "autoral" más clásico, tocó el moderno, de la mano de Miranda July, conocida por haber conseguido hace menos de seis años la Cámara de Oro en Cannes con su "Tú, yo y todos los demás", que ahora vuelve con esta "The future", la historia de una pareja de inmaduros treintañeros cuya relación va a un callejón sin salida, ambos en trabajos que odian, y compartiendo un apartamento diminuto, en el que dedican casi todo su tiempo libre a conectarse a internet.
A partir de su "socialización" computerizada, Sophie y Jason, se convencen de mirar hacia afuera, a la naturaleza y la vida animal. Así, se aprestan a acoger y cuidar en su casa a un gato herido que requiere de constantes cuidados. Pero mientras llega la fecha de la "adopción", los hechos se precipitan. Ambos deciden dejar sus trabajos y probar suerte en campos más próximos a sus deseos, y Sophie se enamora de uno de los cuidadores de su futuro gato, una veintena de años mayor que ella.
"The future" ya había generado una amplia división de opiniones en Sundance, donde tuvo lugar su estreno mundial el mes pasado. Su particular sentido de lo poético que rompe con el realismo de July puede exasperar a algunos, y filtrea con la moderna pedantería, pero bueno.... Posiblemente tenga su público.
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Asghar Farhadi cuenta en "Jodaeiye Nader az Simin", un melodrama cotidiano y reconocible, empatizable, desde cualquier cultura. Sus protagonistas principales son los protagonistas de una familia: Simin y Nader, esposos en la mediana edad, y su hija Termeh. La primera ha estado preparando concienzudamente el viaje del trío al extranjero, para instalarse fuera de Irán. Sin embargo, cuando todo parece listo, Nader, el marido, se ve incapaz de abandonar a su padre, que vive con ellos, y que cada vez está peor de su Alzheimer. Ello desencadena la decisión de la esposa de pedir el divorcio, que el tribunal de asuntos familiares rechaza, pese a lo cual Simin se va a vivir con sus padres.
La hija decide quedarse con su padre, y éste, incapaz de soportar la carga del cuidado del anciano, contrata a una mujer joven y embarazada para que le ayude, Razieh, quien no informa a su marido de este trabajo. Un día, al volver del trabajo, Nader se encuentra a su padre solo y atado a una mesa, pero al poco regresa Razieh, y la ira de su empleador va a tener trágicas consecuencias...
Farhadi recibió por su película, habilmente narrada y actuada, los aplausos más cerrados y prolongados de lo que llevamos de 61 Berlinale, con un eco por los cuatro costados de que debe estar en el palmarés final. Como es sabido, este año el festival dejó una silla vacía en su jurado para el condenado por expresar sus ideas Jafar Panahi, quien obviamente no puede avandonar Irán, y su colega Farhadi es otro de los creadores persas con sensibilidad y audacia para de la mano de la sutileza lanzar mensajes alejados de la ortodoxia islámica más extrema. Puede en consecuencia que volvamos a tener protagonista iraní en la clausura como el ausente Panahi lo fue en la inauguración del certamen.
El húngaro Béla Tarr, idolatrado por el sector más radical de la crítica, sobre todo en Europa, que hace pocos años fue lanzado con una retrospectiva en España por el Festival de Sevilla, entonces dirigido por el añorado Manolo Grosso, sigue fiel a su estilo en "El caballo de Turín", historia que le fue inspirada por un suceso clave en la vida de Friedrich Nietzsche. A principios de 1889, el famoso filósoto salió de su casa en una céntrica calle de Turín, en Italia, cuando le sorprendió un suceso frente a él. El caballo que conducía un carruaje se negaba a moverse y el cochero, presa de los nervios, se disponía a azotarlo con su látigo cuando Nietzsche se abrazó al cuello del equino entre lágrimas, para impedir el castigo. Fue el principio de la locura que le acompañó en sus últimos diez años de vida.
A partir de ahí, Tarr se interesa por el caballo, el cochero y su hija, que viven en medio del campo, y en la mayor de las miserias, sólo con una patata cocida para comer cada día... Y lo hace en blanco y negro, con largos planos-secuencia de notable belleza plástica, sin apenas diálogos. Como es habitual, los "fans" del húngaro adoraron la cinta, y el resto, dudó entre echarse una cabezadita y abondonar la sala.
Tras el estilo "autoral" más clásico, tocó el moderno, de la mano de Miranda July, conocida por haber conseguido hace menos de seis años la Cámara de Oro en Cannes con su "Tú, yo y todos los demás", que ahora vuelve con esta "The future", la historia de una pareja de inmaduros treintañeros cuya relación va a un callejón sin salida, ambos en trabajos que odian, y compartiendo un apartamento diminuto, en el que dedican casi todo su tiempo libre a conectarse a internet.
A partir de su "socialización" computerizada, Sophie y Jason, se convencen de mirar hacia afuera, a la naturaleza y la vida animal. Así, se aprestan a acoger y cuidar en su casa a un gato herido que requiere de constantes cuidados. Pero mientras llega la fecha de la "adopción", los hechos se precipitan. Ambos deciden dejar sus trabajos y probar suerte en campos más próximos a sus deseos, y Sophie se enamora de uno de los cuidadores de su futuro gato, una veintena de años mayor que ella.
"The future" ya había generado una amplia división de opiniones en Sundance, donde tuvo lugar su estreno mundial el mes pasado. Su particular sentido de lo poético que rompe con el realismo de July puede exasperar a algunos, y filtrea con la moderna pedantería, pero bueno.... Posiblemente tenga su público.
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