Bilge Ceylan y Mihaileanu agotan una competencia en Cannes de incierto resultado

por © E.E. (Cannes)-NOTICINE.com
Mihaileanu rodeado de sus actrices y de otra mujeres marroquíes (AP)
Mihaileanu rodeado de sus actrices y de otra mujeres marroquíes (AP)


Acabó la competencia en Cannes, este sábado, con las dos últimas cintas, la turca "Bir Zamanlar Anadolu'da", del prestigioso Nuri Bilge Ceylan, y la francesa  "La source des femmes", de Radu Mihaileanu, cintas que no han convencido a la mayoría, sobre todo la primera, y no tendrían sobre el papel muchas posibilidades de premio. En vísperas de conocer la Palma de Oro, ya se sabe cuál es la mejor para los críticos afiliados a la FIPRESCI: la del finlandés Aki Kaurismäki "Le Havre".

Sobre lo que el Palmarés nos brinde este domingo a última hora de la tarde, los pronósticos son bastante variados. Hay quien apuesta por el film de Terrence Malick "El árbol de la vida", aunque hubo en su momento más consenso en favor de los hermanos Dardenne, habitualmente abonados a premio, y su "Le gamin au vélo". Sumemos al grupo la citada comedia de Kaurismäki y "La piel que habito", del español Pedro Almodóvar, eterno aspirante a Palma.

Volviendo a lo último visto este sábado, "Bir Zamanlar Anadolu'da" (Erase una vez en Anatolia) ahonda en la faceta más incómoda del talento del turco Nuri Bilge Ceylan, que endurece su cansino estilo y su manía de estirar las secuencias hasta el agotamiento.

Ya en su previo trabajo, "Los tres monos", apuntaba maneras, pero aquí las más de dos horas y media de metraje noquean al más fuerte. "Erase una vez..." se centra en una intriga más o menos criminal y en las tensas relaciones entre un abogado y un médico en la estepa de Anatolia, rodeados de montañas volcánicas. La acción se mueve casi a la misma velocidad que las citadas montañas, un paisaje sin duda hermoso, pero al que habría que poner en medio una trama con algo más de sustancia, y sobre todo menos metros de película. Y no es precisamente que falten -como en las cintas de otros "autores" amantes del cine más estático que estético- diálogos, porque haberlos haylos, aunque la verdad es que aportan en general bastante poco y no contribuyen a menudo a avanzar dramáticamente la historia.

Muestra de una manera absolutamente globalizada y sin fronteras de entender el cine, el rumano afincado en Francia Radu Mihaileanu, de origen judío, se fue a Marruecos a filmar "La source des femmes" (La fuente de las mujeres) cuento inspirado por el clásico griego "Lisistrata", que adapta a la realidad de un pueblo magrebí, en el que las mujeres se rebelan contra los hombres y la tradición de que sean ellas las que tengan que subir a la montaña en busca de agua para el uso doméstico.

En aras de autencidad, el director de "El concierto / El gran concierto", eligió filmar en árabe, aunque su cinta está más cerca de una fábula moralista que del realismo. Y naturalmente es obvio relacionar la bienintencionada cinta del rumano-francés con los movimientos libertarios actuales en el mundo árabe, que según él mismo ha comentado, tiene a las mujeres como una de sus puntas de lanza.

Estas mujeres reinvindican no un cambio político, sino una ruptura de la tradición, y lo hacen incluso echando mano del mismísimo Corán. Castigan sin sexo a sus maridos para liberarse de la acendrada costumbre de que ellas hagan la pesada tarea de acudira a por agua, que hace que una de ellas -embarazada- pierda a su bebé en el periplo.

Era difícil no simpatizar con el mensaje de "La source des femmes", pero junto a los aplausos hubo algunas muestras de desacuerdo precisamente por el tono fantasioso que posiblemente quite fuerza y credibilidad a la historia, por lo demás bastante simplista.

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