Entrevista con Kyzza Terrazas, director de "El lenguaje de los machetes", presente en Venecia

por © Leticia Carillo / Correcámara-NOTICINE.com
'El lenguaje de los machetes'
'El lenguaje de los machetes'
La cinta mexicana de Kyzza Terrazas "El lenguaje de los machetes" se estrena mundialmente en la Semana de la Crítica de la Mostra de Venecia, protagonizada por Andrés Almeida y la rockera Jessy Bulbo. Hablamos con su director, nacido en Nairobi y formado cinematográficamente en EEUU sobre su cinta, la relación de los individuos y las parejas con las utopías, de la vigencia del movimiento de San Salvador Atenco -cuyos habitantes se opusieron en el sexenio anterior a la construcción de un aeropuerto en sus tierras de cultivo-, del terrorismo, de sus expectativas en Venecia y de "Déficit", la película de Gael García de la que fue coguionista.   

- Hay una frase que escribió y que, me parece, resume el tono de tu película: el de la nostalgia de la utopía...
La película trata de preguntar en la relación de ciertos jóvenes con los ideales, con los proyectos utópicos y en efecto, lo que sucede en la película es que vemos el desgaste de estos ideales: quizá las situaciones personales y la relación de uno con ciertos movimientos sociales, activa o pasivamente, van a uno desencantándolo con esa lucha. Sí hay una nostalgia de la utopía, es una película que se escribe desde el momento en que hay un conciencia del fracaso de esa utopía, a partir de ver cómo en el mundo pervive la injusticia, los grandes abismos sociales y las grandes contradicciones morales.   

- Esa relación la aborda desde la perspectiva de una pareja en la treintena.
Sí, tuve muy claro que para hablar de estas cuestiones lo tenía que hacer de una manera honesta, no podía pretender hablar desde personajes que están a años luz de mi y que no tienen nada que ver con mi realidad y un lugar natural de plantear estas preguntas para mi eran desde un mundo de una pareja. En algunos momentos pensé en esta película como un ejercicio de autocrítica, evidentemente tiene elementos muy personales pero no trato de romantizarlos porque quieron que sean factibles de juicio, que se vean ahí las contradicciones mismas de los personajes, sin ocultar nada.   

- ¿Por qué escogió el conflicto de San Salvador Atenco como contexto para “El lenguaje de los machetes”?

Me llamó la atención porque me pareció un movimiento muy interesante, que tocaba puntos muy sensibles que nos hablan de las contradicciones sociales que se viven en México; pongámoslo gráficamente: es contraponer un avión a un machete, por un lado, el gran progreso, el poder del dinero, y por otro sólo el instrumento de un campesino. Cuando comencé a hacer la película pude acercarme a la gente del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra a partir de un fotógrafo fantástico de (el periódico) La Jornada que cubrió el movimiento, Jesús Villaseca. Él me presentó a varias personas, empecé a platicar con ellas del proyecto y siempre estuvieron muy abiertos; era un momento muy difícil para el movimiento porque en ese momento, 12 de sus integrantes eran presos políticos. Fue un movimiento que se desvinculó de los partidos políticos lo cual me parece fundamental para cualquier lucha hoy en día, pues los partidos políticos lo único que hacen es reproducir la misma situación en la que llevamos mucho tiempo, dilapidan recursos en huesos políticos, en cotos del poder.   

- ¿Hay alguna relación entre lo que se vivió en San Salvador Atenco y lo que sucede actualmente en el país?
Yo creo que es algo totalmente vigente, las demandas de ese movimiento hacen cierto eco en la situación que se vive hoy en día, la violencia desatada es fácil verla como un puñado de criminales haciendo el mal pero ese mal viene de algún lado, de los grandes abismos sociales que existen en México y en el mundo. Por otra parte , el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra ha logrado trascender su realidad para vincularse a otros movimientos, como el de los Indignados en España, el de los estudiantes en Chile, que son ejemplos de cómo las violencias y las grandes tragedias actuales, viene de las grandes injusticias. La violencia desatada tiene que ver con la corrupción que se ha vivido tantos años, que también viene de la injusticia.   

- En la película también aborda un tema que en México se está poniendo a debate: el del terrorismo...

Sí, uno de los primeros asuntos que me interesaba tratar en la película era un acto terrorista, particularmente el acto de un bombardero suicida. Yo acababa de llegar a vivir a Nueva York cuando sucedieron los ataques de septiembre 11, eso fue como traer a un lugar muy cercana cosas que antes se vivían sólo en Medio Oriente; ese acto tan radical de matarse para matar a otros en pos de lo que podríamos calificar como un ideal fue una actitud que me interesó explorar y sólo lo pude hacer desde lo que soy yo, desde mi realidad, mi contexto y sin pretender hablar del fundamentalismo islámico o lo que lleva a esas personas a cometer ese tipo de actos; es algo con lo que puedo relacionarme en el sentido de qué se hace ante esta suerte de Apocalipsis en que vivimos: la naturaleza se está acabando, la pobreza sigue creciendo, la injusticia pervive; qué se hace frente a eso: me mato por eso y también como una especie de acto suicida, porque yo no puedo contra eso.   

- En ese sentido, “El lenguaje de los machetes” se confrontan la vida y la muerte.
También la vida en pareja, a Ray (Andrés Almeida), el protagonista, tampoco le está funcionando, a pesar del gran amor que puedo sentir por una persona, incluso en un microcosmos, la vida no funciona, la vida sigue estando hablada en el lenguaje de los machetes, la gente se está hiriendo al interior de las familias, al interior de las parejas, nada funciona.   

- ¿Cómo llegó a sus actores principales: Andrés Almeida ("La otra familia") y Jessy Bulbo?

Ambos son amigos míos desde hace tiempo. Cuando comencé a hacer el casting, un candidato muy fuerte era Andrés, sentí que él podía relacionarse bien con el material, me conocía muy bien, y consideré que a partir de la amistad podíamos establecer una buena dinámica de trabajo. Después seguía buscando a Ramona, que es una chava que tiene un grupo de rock, algo que me interesaba mucho crear; me acerqué a Jessy con la intención de que ella nos ayudara a hacer la imagen, la música de ese grupo, y un personaje secundario; hicimos pruebas, al principio, ella estaba reticente porque no es actriz pero al final pensé en ella como Ramona, fue intuición, un acto de fe, y creo que su participación es una de las cosas más lindas de la película, realmente le imprime mucha naturalidad al personaje.   

- ¿Cómo fue el proceso de filmación?

En la casa de mis abuelos, que es muy bonita y con grandes espacios, se nos ocurrió filmar los interiores, ahí hicimos casi el 80 por ciento de la película, y tuvimos salidas a Atenco, a un mercado de basura, a Chalco (Estado de México), una manifestación del 2 de octubre, a el Zócalo, a la playa El Carrizal (Guerrero); en los lugares que visitamos establecimos relación con la gente local para que nos tuviera confianza, casi operamos como una especie de documental. La película se hizo con muy poquitos recursos, casi con ahorros personales y el apoyo de familia y amigos, gente cercana que trabajó por amor a la película, estuvimos buscando financiamiento durante un año pero decidimos hacerla así porque ya no queríamos seguir esperando. Cuando terminamos de rodar, nos otorgaron recursos del FOPROCINE, gracias a eso la pudimos terminar.   

- ¿Cuáles son sus expectativas acá en Venecia?
Que tenga algún tipo de impacto, lo que más me gustaría es que tuviera reacciones, adversas o positivas pero reacciones, que la gente no se quede indiferente, ojala que se genere un mayor interés a partir de su exhibición en el festival.   

- ¿Hay relación entre las cuestiones que se tratan en “Déficit” (Gael García), en la que fue coguionista, y “El lenguaje de los machetes”?
Los temas se relacionan pero son películas muy diferentes, Gael es un amigo, cómplice, alguien con quien comparto muchos intereses, hemos trabajado muy bien durante muchos años, compartimos las mismas preocupaciones, justamente por eso pudimos colaborar muy bien en “Déficit”, que también habla de contradicciones sociales, de cómo nos vemos a nosotros mismos en nuestro interior; en ese sentido, sí hay una conexión pero este proyecto lo veo como algo más personal, que nunca pensé que nadie más lo pudiera hacer.

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