Marco Müller plantea su revancha contra Venecia anunciando 60 estrenos en Roma
- por © Redacción-NOTICINE.com
Ahora al frente del Festival de Roma, el ex director de la Mostra de Venecia Marco Müller prepara su revancha: Va a entrar en competencia directa con sus antiguos jefes que le despidieron tras siete años para desbancar al decano de los certámenes del mundo en atención mediática y sobre todo en novedades internacionales. A cuatro meses de la primera edición del festival de la capital italiana bajo su responsabilidad, ha anunciado nada menos que 60 estrenos mundiales, aunque sin avanzar títulos.
Italosuizo de familia pero nacido en la misma Roma, Müller, crítico, historiador cinematográfico y exdirector de otros dos conocidos festivales europeos, los de Rotterdam y Locarno, estuvo siete años al frente de los contenidos artíticos de la Mostra veneciana, con un balance irregular, pocas simpatías hacia el cine iberoamericano (su gran pasión es el oriental), y un hasta cierto punto contradictorio equilibrio entre cintas autorales de discutible interés y una panoplia de estrellas de Hollywood fuera de competencia. No obstante, esta fórmula ya ensayada antes que él por ejemplo por Gillo Pontecorvo, tampoco fue la única en su septenato, con ediciones menos glamourosas, por lo que casi ha acumulado tantos defensores como detractores.
Ahora en Roma tiene Marco Müller algo de lo que adoleció en Venecia: apoyo político y sobre todo dinero. La capital italiana, celosa del protagonismo veneciano, lleva desde sus inicios intentando hacerse un hueco en el panorama festivalero internacional con no demasiada suerte, precisamente por la proximidad en el calendario de sus precedentes seis ediciones con la Mostra (poco más de un mes).
El crítico y escritor tendrá que usar todos sus contactos si quiere obtener esos 60 estrenos mundiales que ha pregonado. Pese a retrasar el certamen romano un mes hasta noviembre, no será fácil encontrar ese hueco entre los festivales de septiembre (sobre todo Toronto y Venecia) y los primeros del año siguiente (Sundance, Rotterdam y Berlín), especialmente en lo que se refiere a nombres de primer nivel, más interesados en las posibilidades mercantiles que les dan Toronto y Sundance.
Aparte de la cifra de novedades en pantalla, Müller ha anunciado un nuevo apartado reservado al cine italiano, y su intención de convertir al festival de la capital del país en una plataforma para las películas que competirán por los Oscars el año siguiente (lo cual en castellano viejo quiere decir una lluvia de estrellas). El más viajero de los directores de festivales en activo cuenta con un aliado en el exjefe de la Warner italiana, Paolo Ferrari, quien ejerce como presidente del certamen romano, también este año por primera vez.
Frente a la grandilocuencia del italosuizo, su sucesor en la ciudad de los canales, el también crítico Alberto Barbera, anunció una edición más pequeña y sobria, con sólo 15 films en competencia y seis fuera de concurso.
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Italosuizo de familia pero nacido en la misma Roma, Müller, crítico, historiador cinematográfico y exdirector de otros dos conocidos festivales europeos, los de Rotterdam y Locarno, estuvo siete años al frente de los contenidos artíticos de la Mostra veneciana, con un balance irregular, pocas simpatías hacia el cine iberoamericano (su gran pasión es el oriental), y un hasta cierto punto contradictorio equilibrio entre cintas autorales de discutible interés y una panoplia de estrellas de Hollywood fuera de competencia. No obstante, esta fórmula ya ensayada antes que él por ejemplo por Gillo Pontecorvo, tampoco fue la única en su septenato, con ediciones menos glamourosas, por lo que casi ha acumulado tantos defensores como detractores.
Ahora en Roma tiene Marco Müller algo de lo que adoleció en Venecia: apoyo político y sobre todo dinero. La capital italiana, celosa del protagonismo veneciano, lleva desde sus inicios intentando hacerse un hueco en el panorama festivalero internacional con no demasiada suerte, precisamente por la proximidad en el calendario de sus precedentes seis ediciones con la Mostra (poco más de un mes).
El crítico y escritor tendrá que usar todos sus contactos si quiere obtener esos 60 estrenos mundiales que ha pregonado. Pese a retrasar el certamen romano un mes hasta noviembre, no será fácil encontrar ese hueco entre los festivales de septiembre (sobre todo Toronto y Venecia) y los primeros del año siguiente (Sundance, Rotterdam y Berlín), especialmente en lo que se refiere a nombres de primer nivel, más interesados en las posibilidades mercantiles que les dan Toronto y Sundance.
Aparte de la cifra de novedades en pantalla, Müller ha anunciado un nuevo apartado reservado al cine italiano, y su intención de convertir al festival de la capital del país en una plataforma para las películas que competirán por los Oscars el año siguiente (lo cual en castellano viejo quiere decir una lluvia de estrellas). El más viajero de los directores de festivales en activo cuenta con un aliado en el exjefe de la Warner italiana, Paolo Ferrari, quien ejerce como presidente del certamen romano, también este año por primera vez.
Frente a la grandilocuencia del italosuizo, su sucesor en la ciudad de los canales, el también crítico Alberto Barbera, anunció una edición más pequeña y sobria, con sólo 15 films en competencia y seis fuera de concurso.
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