Entrevista: Manolo Zarzo, la recuperación de un secundario de lujo en el cine español

por © Cristina F. Fimia (Gijón)-NOTICINE.com
En una escena de 'Blockbuster'
Manuel Zarzo, esa gran figura casi siempre en la segunda fila del cine español, ese rey de la comedia y del espagueti-western, ese gran actor a quien todo el mundo reconoce y sólo algunos saben su nombre, que debutó en el cine en 1951 con “Día tras día” ha concedido una entrevista en exclusiva a NOTICINE.com. Se encuentra en el Festival Internacional de Cine de Gijón, presentando su última película, “Blockbuster”, un homenaje a los grandes representantes del cine español, dirgida por Tirso Calero. Con una sonrisa en su rostro y esa simpatía que lo caracteriza, cuenta Manolo: “Yo trabajo en algo que me gusta. Si lo voy a pasar mal y voy a volver a casa de mal humor, no lo acepto. Si por el contrario, no cobro nada pero me interesa el personaje, lo hago”. El ya octogenario intérprete madrileño no se cansa, tiene cuerda para rato y muchas ganas de trabajar.

- El papel que interpreta en “Blockbuster”  es el de un veterano actor que tras muchos años sin trabajar, participa en un corto con un grupo de jóvenes. ¿Qué tiene de usted?
Mira, le dije a Tirso: “Tú que llevas ya tiempo en la profesión y conoces muchos actores, déjate llevar por lo que hayas oído, leído, sentido... Y recopila datos sobre ellos; eso te dará pautas para concebir un personaje. Por eso, en Paco Menéndez hay un poco de mí, un poco de Galiardo, un poco de Sancho Gracia y en definitiva, un poco de todos. Paco Menéndez representa a muchos actores, no solo aquellos que estamos vivos, sino también a muchos que ya nos han dejado.

- ¿Qué pensó cuando llegó el guión a sus manos?
En un principio, no iba a aceptarlo. El papel estaba escrito para Sancho Gracia y yo no quería hacerlo por respeto a él. Pero luego, se adaptó el guión y me gustó tanto el papel... Además, mi familia me animó a hacerlo.

- A su personaje, le ofrecen en la película varios papeles que rechaza. Por ejemplo, el de “Abuelo Pomelo”. Sin embargo, no duda en adentrarse en un proyecto muy pequeño y sin ninguna retribución económica, pero cargado de ilusión. ¿Manuel Zarzo piensa lo mismo? ¿Se involucraría en un trabajo tan peculiar?
Depende del papel. Yo trabajo en algo que me gusta. Si lo voy a pasar mal y voy a volver a casa de mal humor, no lo acepto. Si por el contrario, no cobro nada pero me interesa el personaje, lo hago.

- ¿Qué destacaría de la película?
Que Tirso ha sido muy honrado. Se ha asesorado bien y ha investigado. Lo que más me gusta, aunque haya críticos que no la entiendan, es que es una película llevada a cabo con muy poco dinero, rodada tan solo en veinte días, y para hacerla, hay que echarle mucho talento. Todo eso lo valoro mucho; es una película tan sincera dentro de un mundo que yo conozco tan bien. Todos entendemos muy bien a Miguel, él quiere ser director, pero eso nos ha pasado a los demás, a mí como actor, a Tirso... Por todo eso, creo que lo mejor de la cinta es la honradez, el tema, el texto, donde quiere ir a parar. Es una historia que realmente le puede gustar al público, es muy humana. El film no pretende nada espepcional, simplemente ser sincero con una profesión.

- ¿Qué tal el trabajo con Tirso Calero?

Bien. Es muy exigente, como debe ser un director. Tirso tiene mucho talento y ojalá hubiese contado con más presupuesto para realizar la película. Ha tenido que sacrificar muchos planes de trabajo. Ha sido difícil, pero él vale mucho y si consigue dinero, va a hacer grandes cosas.

- Son muchos años ya los que han pasado desde la primera película en la que participó, "Día tras día", con Antonio del Amo, ¿qué recuerdos guarda de aquel primer contacto con el cine?
Hombre, te puedes imaginar. Estaba yo en aquella época haciendo teatro; éramos todos chavales de unos quince, dieciséis o diecisiete años; lo recuerdo como algo hermosísimo. Estaba en el teatro de La Latina y apareció Antonio del Amo y me contrató para hacer la película. No me lo podía creer. ¡Yo hacer cine!Fue maravilloso. Luego, después de esa, vinieron otras cuatro películas con Antonio del Amo. Pero la primera fue tan especial. Llevaba unos tres años haciendo teatro y así me llegó la oportunidad de empezar en la gran pantalla. Recuerdo muchas cosas, pero ésa sea quizás la más importante. Fue el primer paso, luego ha habido otros muchos trabajos.

- ¿Cómo surge el adentrarse a trabajar en el mundo de la interpretación?

Muy sencillo. Yo siempre he sido muy ganso. Mis padres nos llevaban al teatro porque les gustaba mucho, sobre todo a mi madre;y mi hermana Pepi, que ahora tiene 84 años, aprendió a bailar y yo estaba siempre cantando y contando chistes (con unos diez o doce años). Entonces, mi madre me animó a ir a la academia de baile con mi hermana. Y ahí empezó todo. Luego, había un señor que viajaba por los alrededores de Madrid y llevaba espectáculos y ahí continué. Más tarde, surgió lo de los Chavalillos de España. Escogieron gente de Madrid, de Sevilla... Éramos veintitantos en aquella compañía. Qué suerte tuvimos. Estábamos en plena posguerra y a finales de los años cuarenta, yo ya había estado en Barcelona, en San Sebastián, en Sevilla, en Oviedo... Eso solo se lo podía permitir la gente de dinero y yo, en tres años, conocí toda España. Después, fue todo en cadena, películas, teatro...

- Usted ha vivido varias etapas muy diferentes en la historia de España: guerra civil, dictadura, transición y la situación actual. ¿Qué cambios ha observado en el mundo del cine de una etapa a otra?
Creo que no ha habido grandes diferencias. Hombre, antes se hacía mucho cine, sobre todo desde los sesenta hasta los noventa. Se hacía mucha coproducción y a la vez se fue mejorando el cine. Ahora, por cuestiones económicas, no es que se esté haciendo un cine peor, pero tampoco es mejor. En esa época se hacían doscientas películas al año; las había muy buenas y muy malas. Ahora, hay tan pocas... Además, en todos estos años, he estado al lado de gente maravillosa. Había actores que lo hacían tan bien... Yo aprendí de todos esos. Me meto en el papel y me creo lo que estoy diciendo y creo que ahora, aunque hay gente que lo hace muy bien, también hay jóvenes que no se toman en serio esta profesión, que solo buscan la fama y el dinero.

- ¿Con qué cine se queda?

Con el de antes. Ni todo era bueno, ni todo malo. Pero ahora, de todas las películas solo hay una o dos que me gusten. En toda cinta, se cuela algún plano de cama.

- A lo largo de su trayectoria, ha trabajado con grandes figuras del cine español. Concha Velasco, Paco Rabal... ¿Cómo se sintió las primeras veces que actuó junto a ellos?

Muy bien. Lo que pasa es que cuando yo trabajé con Concha o con Paco, llevaba ya mucha profesión a mis espaldas. Ya estaba acostumbrado a estar con gente importante. Me he sentido muy contento de trabajar al lado de esos grandes actores, pero tampoco me he vuelto loco por ello. Yo solo pensaba en hacer mi papel lo mejor posible. ¿Qué en lugar de trabajar con Pepe Pérez era Mastroianni? Pues genial, qué alegría. Yo he hecho dos películas con Ettore Scola que es uno de los directores más importantes del mundo. ¡Pues qué alegría que me llamara!

- Hoy por hoy, ¿qué actores y directores destacaría?

No te voy a decir nombres. Sinceramente, creo que no hay directores como Berlanga, Bardem... Aunque hay gente que lo hace bien, creo que ellos eran únicos. Me parece injusto destacar a alguien. Hay personas que lo hacen bien y gente que lo hace mal.Además, se paga muy poco y si no lo quieres, ya habrá siete esperando o trescientos y eso supone que prefieren a veces, coger a alguien que lo haga peor porque acepta cobrar  menos.

- Ha trabajado en teatro, en cine y en televisión. ¿Cuál de estas tres experiencias es la que más lo llena?
Debo decir que si  me dan un buen texto y una buena compañía, me encanta el teatro. Cuando se levanta el telón y cae y ves la reacción del público, eso no tiene precio.Cuando haces una película y compruebas una buena reacción de la audiencia también es muy satisfactorio, pero lo otro es inmediato. Además, disfruto mucho trabajando en el teatro, me siento bien, es muy bonito. Eso, en el cine hasta que no lo ves montado, no sabes el resultado. El teatro te permite ver si la gente se ha reído, si ha llorado... Eso es increíble, de otra galaxia.

- En Italia no le fue nada mal. Trabajó con Marcelo Mastroianni, Monica Vitti, Alberto Sordi.. ¿Cómo recuerda aquellos momentos?
Muy bien. Allí me tenían mucho respeto. A veces, pienso qué hubiese pasado si me hubiese quedado allí, porque me lo ofrecieron. Pero lo pasado, pasado está y tampoco me quita el sueño.

- ¿Hay algún director con quien le gustaría trabajar especialmente?
No lo sé. No hay nadie especial. Trabajaría con quien me diese un buen papel (y si es un buen director, pues mejor). Mira, a Tirso no lo conocía. Nos conocimos hace poco, pero nos llevamos bien porque es un hombre honrado y le gusta el cine de verdad, como a mí. Hace unos dos años, me convenció Ricard Reguant para trabajar en “Serie B”. Acepté porque ya había trabajado con él en teatro, me había dirigido y creo que lo hace muy bien. Esa película se hizo en diez días. Pero no destacaría a nadie. Sí es cierto que si yo tuviese dinero, llamaría a lo mejor al hijo de Berlanga o a Mario Camus o a Armiñán y dos o tres más por ahí.

- La subida del IVA en España ha sido un batacazo en lo que respecta a la cultura. Las salas de cine y los teatros han visto disminuir la cantidad de público. ¿Qué piensa usted al respecto?

Es una mala idea. El país está muy mal, hay poco trabajo, hay gente viviendo de las pensiones de los abuelos... Y encima de que hay poco, le subes más las cosas a la gente. A una familia entera le cuesta mucho ir a ver una película, así que me parece una mala decisión. Deberían ahorrar por otros lados. Hay muchos puestos innecesarios y muchos gastos tontos. Me parece muy injusto.

- ¿Qué le gusta hacer cuando no está actuando? ¿Cuáles son sus hobbies?
Me gusta andar, oir música y leer. Disfruto yendo a ver a mi familia. Ellos son mi entretenimiento. También veo películas, algunas una y otra vez. Poco más, no me siento delante del ordenador aunque mis hijos me animan, porque yo creo que no me levantaría y yo quiero andar. Además, voy a ver cosas que no me van a gustar, así que prefiero hacer otra cosa. ¿Que soy raro? Pues lo seré.