¿Quién le pone el cascabel al Astor en Mar del Plata?
- por © Frank Padrón (enviado especial)-NOTICINE.com
17-III-04
Eso de que hay de todo en la Viña del Señor (y del cine) se hace realidad absoluta en la decimonovena edición del Festival que tiene lugar en Mar del Plata (Argentina), y donde el sábado se darán a conocer los premios del certamen, rebautizados Astor. Ya, por supuesto, se ha visto casi todo: desde una deficiente cinta peruana sobre el terrorismo desde ojos infantiles, con varios inicios y ningún camino hallado ("Paloma de papel", de Fabricio Aguilar) hasta una bien orientada pieza “de época” croata, "Konjanik", de Branco Ivonda, a la que la crítica local da la mayoría de votos, pasando por una esotérica indagación en conflictos existenciales (y editoriales) entre un escritor y una editora, la alemana "Gone", de Zoltan Paul, con notables momentos que sin embargo se estancan con frecuencia, una de ciencia-ficción local, "Adiós querida luna", de Fernando Spiner (¿recuerdan "La sonámbula"?), esta vez en clave cómica y ciertos logros parciales, más una pieza “ obrera”, de Italia: "Mi piace lavorare", de Francesca Comencini, en torno al infierno dantesco que debe atravesar una trabajadora a la que desean expulsar sin decírselo. Y en la que, por cierto, Nicoletta Braschi -la esposa y actriz-fetiche de Benigni- tiene amplias posibilidades de lograr el lauro a la mejor actuación femenina.
Ello, claro, peleando duramente con la brasileña Fernanda Montenegro (Estación Central) quien protagoniza la cinta por la que, justamente, este crítico votaría: "O outro lado da rúa", de Marcos Bernstein, cálida y a la vez simpática historia de una suerte de Miss Marple carioca que descubre en un presunto asesino un amor otoñal.
Pero en fin, en un par de jornadas se aclararán las dudas.
Por demás, mucho y bueno (y no tanto) es posible encontrar en las salas destinadas al resto de las secciones: clásicos, un decepcionante Greenaway, ahora metido en el mundo de los mormones, repitiéndose y con poco qué decir que no sepamos, junto a un espléndido Bertolucci ("Los soñadores") que erige una hermosa “arte poética” en torno al cine de los 60, finales, y dos hermanos más un amigo que establecen una extraña e intensa relación: suerte de carpenteriano Siglo de las Luces al borde de la Primavera del 68, en una pieza grandiosa, electrizante, hermosa, que nos conecta con lo mejor del gran director italiano.
Entre la gente joven, destaca el sueco Mikael Hafstrom, quien con "Evil" retoma el viejo tema de la manipulación del poder en un colegio masculino, con ciertos maniqueísmos y exageraciones, pero dentro de un trayecto bien armado y mejor solucionado, o la española Icíar Bollain (Hola, ¿estás sola?) quien con "Te doy mis ojos" ofrece otro acercamiento delicado, femenino sobre el conflicto de los celos y la ira, con notable dramaturgia y actuaciones de primera.
En la próxima, ya hablaremos de premios Astor y criterios generales.
Eso de que hay de todo en la Viña del Señor (y del cine) se hace realidad absoluta en la decimonovena edición del Festival que tiene lugar en Mar del Plata (Argentina), y donde el sábado se darán a conocer los premios del certamen, rebautizados Astor. Ya, por supuesto, se ha visto casi todo: desde una deficiente cinta peruana sobre el terrorismo desde ojos infantiles, con varios inicios y ningún camino hallado ("Paloma de papel", de Fabricio Aguilar) hasta una bien orientada pieza “de época” croata, "Konjanik", de Branco Ivonda, a la que la crítica local da la mayoría de votos, pasando por una esotérica indagación en conflictos existenciales (y editoriales) entre un escritor y una editora, la alemana "Gone", de Zoltan Paul, con notables momentos que sin embargo se estancan con frecuencia, una de ciencia-ficción local, "Adiós querida luna", de Fernando Spiner (¿recuerdan "La sonámbula"?), esta vez en clave cómica y ciertos logros parciales, más una pieza “ obrera”, de Italia: "Mi piace lavorare", de Francesca Comencini, en torno al infierno dantesco que debe atravesar una trabajadora a la que desean expulsar sin decírselo. Y en la que, por cierto, Nicoletta Braschi -la esposa y actriz-fetiche de Benigni- tiene amplias posibilidades de lograr el lauro a la mejor actuación femenina.
Ello, claro, peleando duramente con la brasileña Fernanda Montenegro (Estación Central) quien protagoniza la cinta por la que, justamente, este crítico votaría: "O outro lado da rúa", de Marcos Bernstein, cálida y a la vez simpática historia de una suerte de Miss Marple carioca que descubre en un presunto asesino un amor otoñal.
Pero en fin, en un par de jornadas se aclararán las dudas.
Por demás, mucho y bueno (y no tanto) es posible encontrar en las salas destinadas al resto de las secciones: clásicos, un decepcionante Greenaway, ahora metido en el mundo de los mormones, repitiéndose y con poco qué decir que no sepamos, junto a un espléndido Bertolucci ("Los soñadores") que erige una hermosa “arte poética” en torno al cine de los 60, finales, y dos hermanos más un amigo que establecen una extraña e intensa relación: suerte de carpenteriano Siglo de las Luces al borde de la Primavera del 68, en una pieza grandiosa, electrizante, hermosa, que nos conecta con lo mejor del gran director italiano.
Entre la gente joven, destaca el sueco Mikael Hafstrom, quien con "Evil" retoma el viejo tema de la manipulación del poder en un colegio masculino, con ciertos maniqueísmos y exageraciones, pero dentro de un trayecto bien armado y mejor solucionado, o la española Icíar Bollain (Hola, ¿estás sola?) quien con "Te doy mis ojos" ofrece otro acercamiento delicado, femenino sobre el conflicto de los celos y la ira, con notable dramaturgia y actuaciones de primera.
En la próxima, ya hablaremos de premios Astor y criterios generales.