Un romántico Kusturica y una intoxicación etílica en Cannes
- por © Enviado especial-NOTICINE.com
14-V-04
El dos veces ganador de la Palma de Oro, Emir Kusturica, y el director y enólogo estadounidense, Jonathan Nossiter, concursaron este viernes en el segundo día de la competencia del 57 Festival Internacional de Cine de Cannes, en el cual ambos directores coincidieron en criticar a sus países y a las grandes industrias, claro que hasta ahí llegó el paralelismo, porque ambos trabajos fueron de dispar calidad.
En "Zivot je cudo" (La vida es un milagro), Kusturica narra una historia de amor a lo Romeo y Julieta, es decir, del amor entre enemigos, que transcurre en Bosnia en el año 1992. Luka es un ingeniero serbio de Belgrado, que vive en un lugar en el medio de la nada con su esposa, cantante de ópera, y su hijo Milos. Luka trabaja en la construcción de una línea de ferrocarril, que transformará la región en un paraíso turístico, desoyendo los crecientes rumores de guerra. Cuando finalmente estalla, su mujer huye con otro hombre y su hijo es llamado a filas. Cuando éste es hecho prisionero, y el ejército le confía la guardia de una rehén, él pretende canjearla por su hijo; pero el amor cambiará las cosas.
Kusturica no quiso hablar en su presentación de cuestiones políticas, que son el marco de su historia, ya que considera que lo importante de su film es la historia de amor. "Si esto hubiera sucedido en Ruanda o Corea, hubiera ido allí para hacerlo porque creo que el lenguaje de este dilema humano rompe todas las barreras", explicó el bosnio, quien también aseguró sentirse como el último de los mohicanos, por tener que luchar contra la industria del cine, que se preocupa más por los resultados en taquilla que por la calidad.
"Una historia de amor tan increible -añadía Kusturica- nunca hubiera podido desarrollarse en un contexto diferente del bélico. Se trata de un hecho real, que nada tiene que ver con las películas románticas que se ven hoy en día en la pantalla, hechas por personas cuyo solo interés es el beneficio inmediato. Esta contiene una buena dosis de absurdo. Creo de hecho que el amor es más importante que el cine, ya que éste se ha convertido en un puro producto de divertimento en lugar de reflejar la realidad humana. En esta película no hablo de la guerra, sino de dos personas cuyas vidas se ven transtornadas por la guerra".
El enfrentamiento entre industria y vocación lo que refleja en el documental de Nossiter "Mondovino", película que ingresó a último momento en la competencia oficial del festival. Este inclasificable film sigue la ruta del vino, a través de países como Estados Unidos, Francia, Brasil y Argentina. El realizador entrevista a los más diferentes viticultores, desde los grandes empresarios hasta las familias que poseen su humilde viñedo. Esta desigual lucha es el tema del largometraje -realmente largo de 2 horas 40-, en el que Nossiter se preocupa por reflejar los más diferentes puntos de vista de una misma profesión. Muchos fueron abandonando la sala con la pregunta íntima de qué secretos económicos estarán detrás de la insólita admisión de un documental como éste en la competición del más importante festival del mundo.
También se presentaron dos películas latinoamericanas en secciones paralelas. La argentina "Los muertos", de Lisandro Alonso, participó de la Quincena de los Realizadores; mientras que la mexicana "Temporada de Patos", de Fernando Eimbcke, se vio en la Semana Internacional de la Crítica.
El dos veces ganador de la Palma de Oro, Emir Kusturica, y el director y enólogo estadounidense, Jonathan Nossiter, concursaron este viernes en el segundo día de la competencia del 57 Festival Internacional de Cine de Cannes, en el cual ambos directores coincidieron en criticar a sus países y a las grandes industrias, claro que hasta ahí llegó el paralelismo, porque ambos trabajos fueron de dispar calidad.
En "Zivot je cudo" (La vida es un milagro), Kusturica narra una historia de amor a lo Romeo y Julieta, es decir, del amor entre enemigos, que transcurre en Bosnia en el año 1992. Luka es un ingeniero serbio de Belgrado, que vive en un lugar en el medio de la nada con su esposa, cantante de ópera, y su hijo Milos. Luka trabaja en la construcción de una línea de ferrocarril, que transformará la región en un paraíso turístico, desoyendo los crecientes rumores de guerra. Cuando finalmente estalla, su mujer huye con otro hombre y su hijo es llamado a filas. Cuando éste es hecho prisionero, y el ejército le confía la guardia de una rehén, él pretende canjearla por su hijo; pero el amor cambiará las cosas.
Kusturica no quiso hablar en su presentación de cuestiones políticas, que son el marco de su historia, ya que considera que lo importante de su film es la historia de amor. "Si esto hubiera sucedido en Ruanda o Corea, hubiera ido allí para hacerlo porque creo que el lenguaje de este dilema humano rompe todas las barreras", explicó el bosnio, quien también aseguró sentirse como el último de los mohicanos, por tener que luchar contra la industria del cine, que se preocupa más por los resultados en taquilla que por la calidad.
"Una historia de amor tan increible -añadía Kusturica- nunca hubiera podido desarrollarse en un contexto diferente del bélico. Se trata de un hecho real, que nada tiene que ver con las películas románticas que se ven hoy en día en la pantalla, hechas por personas cuyo solo interés es el beneficio inmediato. Esta contiene una buena dosis de absurdo. Creo de hecho que el amor es más importante que el cine, ya que éste se ha convertido en un puro producto de divertimento en lugar de reflejar la realidad humana. En esta película no hablo de la guerra, sino de dos personas cuyas vidas se ven transtornadas por la guerra".
El enfrentamiento entre industria y vocación lo que refleja en el documental de Nossiter "Mondovino", película que ingresó a último momento en la competencia oficial del festival. Este inclasificable film sigue la ruta del vino, a través de países como Estados Unidos, Francia, Brasil y Argentina. El realizador entrevista a los más diferentes viticultores, desde los grandes empresarios hasta las familias que poseen su humilde viñedo. Esta desigual lucha es el tema del largometraje -realmente largo de 2 horas 40-, en el que Nossiter se preocupa por reflejar los más diferentes puntos de vista de una misma profesión. Muchos fueron abandonando la sala con la pregunta íntima de qué secretos económicos estarán detrás de la insólita admisión de un documental como éste en la competición del más importante festival del mundo.
También se presentaron dos películas latinoamericanas en secciones paralelas. La argentina "Los muertos", de Lisandro Alonso, participó de la Quincena de los Realizadores; mientras que la mexicana "Temporada de Patos", de Fernando Eimbcke, se vio en la Semana Internacional de la Crítica.