María Alché, premiada en San Sebastián: "Aspiro a hacer películas condensadas en la potencia de la imagen más que en palabras"
- por © Carolina G.Guerrero (San Sebastián)-NOTICINE.com
La opera prima de la actriz y directora de casting argentina María Alché, "Familia sumergida", fue reconocida el pasado fin de semana en el Festival de San Sebastián, donde ganó el máximo premio de la sección Horizontes Latinos. Tras estudiar dirección de cine en la ENERC, Alché dirigió varios cortos y logró poner en marcha un primer largo, protagonizado por Mercedes Morán, Marcelo Subiotto, Esteban Bigliardi, Diego Velázquez y Laila Maltz, que ella misma escribió. En esta entrevista exclusiva con NOTICINE.com, la cineasta debutante comparte su felicidad por el éxito en el certamen donostiarra y el acierto que fue contar con la complicidad de su protagonista, la gran actriz Mercedes Morán.
- ¿Cómo fue ser premiada por primera vez en un festival importante como el de San Sebastián?
Una alegría loca, una felicidad. Pienso que siempre un premio es algo bueno para las películas y pone a todos muy contentos.
- ¿Qué le pareció el festival en general?
Me gusta mucho este festival, es muy cálido. Me gusta mucho porque el público es muy expresivo, porque es la primera vez que pasamos la película en español y me parece que es un festival que aprecia mucho el cine latinoamericano. Estamos muy contentos de estar acá.
- Hablemos de "Familia sumergida"... ¿Qué cuenta en ella?
Trata de una mujer que tiene alrededor de 60 y pico de años, es una madre de tres hijos, con un marido que está un verano en la ciudad. Cuando comienza la película acaba de morir su hermana y tiene que hacer un duelo que consiste un poco de ocuparse de todo lo material que implica la muerte de alguien, porque es la única que ha quedado: desarmar la casa, ocuparse de todas las cosas triviales que se tiene que ocupar alguien cuando deja de existir y, por otra parte, como un proceso más personal y metafísico, que tiene que ver con justamente un hermano, que es una persona que compartió con vos todas tus vivencias y los recuerdos y, de pronto sentir, que sos la única persona que queda de un mundo que ya ha desaparecido y, bueno, las personas jóvenes, tus hijos, no te pueden reconfortar en eso porque no es lo mismo y están con sus planes y su vida. Es como ese proceso mental de sentirte la más grande, de atravesar ese cambio en la vida, toda esa mezcla de emociones y trabajo que da desarmar la cosa y esos días confusos de dormir mal y de no querer entrar a la casa de alguien y que está y no está, todo ese estado que atraviesa una persona; y, a su vez, es una película que es bastante coral, en el sentido de que también le afecta a todos los demás que viven con ella, alguien que está en ese estado emocional y mental.
- Esa mujer, en el centro de su película, es Mercedes Morán, con la que usted -como actriz- coincidió hace 14 años en "La niña santa". ¿Cómo fue ese reencuentro?
Yo estaba muy nerviosa, porque la admiro mucho como actriz y sabía que si ella aceptaba el papel, yo me iba a sentir muy nerviosa y presionada, iba a dormir menos, estar más tensa. Pero a su vez es un buen sentimiento, saber que alguien te ponía nervioso y querías hacer las cosas bien. Así, que le mandamos el guión y ella, que es muy generosa y muy sensible leyendo guiones, le gustó mucho y pudo apreciar escenas sutiles y cosas que le parecía que iban a estar interesantes para actuar. También para mí fue importante que a ella le gustase el guión y pudiésemos compartir la sensibilidad de los detalles y de las cosas que eran importantes. También Mercedes pudo percibir la necesidad de que era importante juntarse y ensayar. Es una persona muy dedicada al cine profundamente, en el sentido de que le gusta trabajar y no es lineal, que también deja una zona de misterio, sin querer tocarla del todo y que está muy concentrada, a veces sin que te des cuenta. Así que fue muy grato también en la edición verla, ver todo lo que estaba ocurriendo que uno no sabía.
- ¿Hay simbología, algo metafórico, en "Familia sumergida"?
En general, no me preocupa una simbología directa, que uno diga: "esto simboliza tal cosa"; simplemente que haya elementos de textura que te remitan a emociones y en general, aspiraría a hacer películas donde una persona cuando sale de ver la película, se vaya con una emoción o sensación que no puede explicar, que está condensada en la potencia de la imagen y no tiene una traducción a palabras. El sueño es poder tener esa maestría, como cuando uno va a ver una película y sale como borracho y no puede explicar qué es lo que lo conmovió o qué es lo que le pasó para tener eso. Me parece que cuando uno menos pueda explicar racionalmente qué simbolizó, más tiene que ver con haberse dejado atravesar por algo menos racional, como dejar que esa otra zona del cerebro del cine se vaya a navegar.
- Imagino que siendo usted primero actriz cuenta con claves para crear un clima especial con sus actores...
Sí, es difícil en rodaje lograr ese clima. Pienso que como todo, requiere mucho trabajo y concentración de parte de todos y como que estén alineados los actores con el equipo con los que se quiere contar. Hay escenas donde uno siente que todo fluye a la perfección, hay escenas donde uno siente que se va a encallar y va a naufragar y en el medio de todo va surfeando el rodaje lo mejor que puede.
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- ¿Cómo fue ser premiada por primera vez en un festival importante como el de San Sebastián?
Una alegría loca, una felicidad. Pienso que siempre un premio es algo bueno para las películas y pone a todos muy contentos.
- ¿Qué le pareció el festival en general?
Me gusta mucho este festival, es muy cálido. Me gusta mucho porque el público es muy expresivo, porque es la primera vez que pasamos la película en español y me parece que es un festival que aprecia mucho el cine latinoamericano. Estamos muy contentos de estar acá.
- Hablemos de "Familia sumergida"... ¿Qué cuenta en ella?
Trata de una mujer que tiene alrededor de 60 y pico de años, es una madre de tres hijos, con un marido que está un verano en la ciudad. Cuando comienza la película acaba de morir su hermana y tiene que hacer un duelo que consiste un poco de ocuparse de todo lo material que implica la muerte de alguien, porque es la única que ha quedado: desarmar la casa, ocuparse de todas las cosas triviales que se tiene que ocupar alguien cuando deja de existir y, por otra parte, como un proceso más personal y metafísico, que tiene que ver con justamente un hermano, que es una persona que compartió con vos todas tus vivencias y los recuerdos y, de pronto sentir, que sos la única persona que queda de un mundo que ya ha desaparecido y, bueno, las personas jóvenes, tus hijos, no te pueden reconfortar en eso porque no es lo mismo y están con sus planes y su vida. Es como ese proceso mental de sentirte la más grande, de atravesar ese cambio en la vida, toda esa mezcla de emociones y trabajo que da desarmar la cosa y esos días confusos de dormir mal y de no querer entrar a la casa de alguien y que está y no está, todo ese estado que atraviesa una persona; y, a su vez, es una película que es bastante coral, en el sentido de que también le afecta a todos los demás que viven con ella, alguien que está en ese estado emocional y mental.
- Esa mujer, en el centro de su película, es Mercedes Morán, con la que usted -como actriz- coincidió hace 14 años en "La niña santa". ¿Cómo fue ese reencuentro?
Yo estaba muy nerviosa, porque la admiro mucho como actriz y sabía que si ella aceptaba el papel, yo me iba a sentir muy nerviosa y presionada, iba a dormir menos, estar más tensa. Pero a su vez es un buen sentimiento, saber que alguien te ponía nervioso y querías hacer las cosas bien. Así, que le mandamos el guión y ella, que es muy generosa y muy sensible leyendo guiones, le gustó mucho y pudo apreciar escenas sutiles y cosas que le parecía que iban a estar interesantes para actuar. También para mí fue importante que a ella le gustase el guión y pudiésemos compartir la sensibilidad de los detalles y de las cosas que eran importantes. También Mercedes pudo percibir la necesidad de que era importante juntarse y ensayar. Es una persona muy dedicada al cine profundamente, en el sentido de que le gusta trabajar y no es lineal, que también deja una zona de misterio, sin querer tocarla del todo y que está muy concentrada, a veces sin que te des cuenta. Así que fue muy grato también en la edición verla, ver todo lo que estaba ocurriendo que uno no sabía.
- ¿Hay simbología, algo metafórico, en "Familia sumergida"?
En general, no me preocupa una simbología directa, que uno diga: "esto simboliza tal cosa"; simplemente que haya elementos de textura que te remitan a emociones y en general, aspiraría a hacer películas donde una persona cuando sale de ver la película, se vaya con una emoción o sensación que no puede explicar, que está condensada en la potencia de la imagen y no tiene una traducción a palabras. El sueño es poder tener esa maestría, como cuando uno va a ver una película y sale como borracho y no puede explicar qué es lo que lo conmovió o qué es lo que le pasó para tener eso. Me parece que cuando uno menos pueda explicar racionalmente qué simbolizó, más tiene que ver con haberse dejado atravesar por algo menos racional, como dejar que esa otra zona del cerebro del cine se vaya a navegar.
- Imagino que siendo usted primero actriz cuenta con claves para crear un clima especial con sus actores...
Sí, es difícil en rodaje lograr ese clima. Pienso que como todo, requiere mucho trabajo y concentración de parte de todos y como que estén alineados los actores con el equipo con los que se quiere contar. Hay escenas donde uno siente que todo fluye a la perfección, hay escenas donde uno siente que se va a encallar y va a naufragar y en el medio de todo va surfeando el rodaje lo mejor que puede.
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