Entrevista con Santiago Loza, premiado en la Berlinale con "Breve historia del planeta verde"
- por © Jon Apaolaza (Berlín)-NOTICINE.com
Santiago Loza es ya un veterano en la Berlinale, donde ha presentado tres de sus películas, "La Paz", "Malambo, el hombre bueno" y ahora "Breve historia del planeta verde", que le ha valido dos reconocimientos como mejor cinta de temática LGBT, del jurado y la crítica. Pese a su alegría, el cineasta argentino subraya en esta entrevista exclusiva con NOTICINE.com que su intención no era centrar su película en esa especialidad, sino incorporar con normalidad en su trama a un personaje trans.
- ¿Cómo resumiría su película?
Cuenta el viaje de tres amigos, en el que una de las protagonistas tiene que emprender un viaje un poco accidental y regresan a su pueblo de origen y tienen como misión transportar a un ser de otro mundo al lugar de donde vino. Es un poco una road movie, un viaje, una suerte de fábula, de cuento fantástico y de película de amistad. El mismo trayecto va transformando un poco a sus personajes, que sufren ciertas situaciones y la película narra ese camino.
- ¿Le ha satisfecho ganar precisamente el Teddy?
Por supuesto, pero sé que hay muchas películas muy buenas para el Teddy y que tocan específicamente el tema LGBT, y acá es un color más de la película, no está problematizado en la película, está asumido como algo más de ese mundo loco que tiene. Lo trans a veces se trata con cierto cliché, o es el personaje secundario que con humor... Bueno, acá está la actriz trans, la protagonista (Romina Escobar), es un elemento más de todas sus emociones, es como un color más, y finalmente la película habla de personas, y no importa el género, habla de personas y de un viaje entre amigos, un viaje inolvidable, entonces ahí creo que eso le interesó a los jurados.
- ¿Cuál fue el punto de partido de esta idea... con extraterrestre dentro?
La idea... (risas), vino quizás de que en primer lugar siempre yo tenía esa admiración que uno tiene por un cine pop, pues yo crecí en los 80, con cierto cine de Hollywood, totalmente popular, que a mí me gustaba mucho. Nunca hasta ahora pude dialogar con ese cine. También quería hacer una película sobre la amistad, sobre esos vínculos, la amistad entre gente que se siente muy diferente y también sobre lo trans, quería trabajar sobre la temática trans. Yo había estado hace unos años dando un taller, mi otro trabajo es la literatura, y había estado dando un taller literario en un pabellón trans en una cárcel. Me interesaba, me conmovía, lo de un cuerpo que va mutando, y me parecía que yo quería hacer una película que todo el tiempo fuese mutando, que la película misma fuese trans. Además que hay un personaje que es una actriz trans y es un personaje trans, la película es una película trans, está en tránsito permanente y nunca queda fija, o sea, cuando parece que algo se va a establecer, va cambiando. Me gustaba esa idea como un poco de ensoñación y de cambio permanente.
- Hablando de cambios, su carrera en su constante salto al vacío en cuanto a historias, generos... Su anterior cinta, "Malambo, el hombre bueno", era un docudrama en blanco y negro, muy pegado a la realidad...
Acá de documental nada (risas). No, no, me pasa que sí me interesa que una película mía no sea identificable por un estilo. Creo que si uno logra tener un estilo propio debería buscar la forma de traicionarlo. Eso trato de hacer. También me parece interesante dialogar o contradecir lo que se hizo. Todavía, a pesar de los años, tengo cierta curiosidad y quiero como ir probando y aprendiendo y metiéndome en problemas distintos. La película era un proyecto que llevo muchos años intentando, era muy difícil de explicar y conseguir fondos. Se trataba de contar qué película queríamos hacer, y era muy difícil. Lo hacíamos y parecía como imposible. Yo sabía que se apartaba en la forma de ciertas películas que hice anteriormente, que están más ligadas a una zona documental, o hay híbridos entre documental, pero mantenía cierta humanidad o ternura. Lo que cambia es la forma pero el fondo... me siguen importando los mismos vínculos afectivos.
- En "Breve historia del planeta verde" había que lograr una química especial entre los actores, que debían ser en la ficción tres amigos muy cercanos. ¿Le costó trabajo encontrar a sus protagonistas?
A algunos los conocía de teatro, como a Paula Grinszpan y Luis Soda. Los conocí en el Circuito Off de Buenos Aires, y en el caso de Romina Escobar, yo necesitaba una actriz trans que tuviese un compromiso grande con la película. Me junté con ella a tomar un café. Yo la había visto trabajar en pequeños papeles en televisión, muy pequeños papeles, y sentí que tenía una humanidad, una calidez, que iban a funcionar en la película, y le conté la historia en pocos trazos, porque en realidad aún no la tenía escrita como guión. Cuando ellos tres me dijeron que sí, entonces fue cuando escribí el guión, ya con ellos en mente y tomando algunos elementos de sus personalidades respectivas. La película se filmó en Tierra del Fuego, en el sur de la Patagonia, en el sur del mundo y en el rodaje ellos tres generaron un vínculo muy fuerte de amistad, y para mí eso está en la película. Durante el proceso de búsqueda de fondos, que es un proceso muy arduo, siempre se nos dijo que esta historia un poco loca podría funcionar con actores muy conocidos, y fue, desde la producción, Constanza Sanz Palacios y para mí, fue defendido que fuesen ellos tres, porque había algo muy particular, y también que no fuesen rostros tan conocidos, que eso le daba a la película también la posibilidad de entrar en un viaje.
- Premios aparte, ¿cómo fue la recepción del público en la Berlinale?
Hermosa, para nosotros un poco desconcertados, porque sabíamos que es una película extraña, pero las preguntas y respuestas después de las proyecciones fueron muy conmovedoras, muy lindas. La gente creo que se engancha en distintos planos, como en el de la aventura, o en otro plano quizá más trascendental que tiene la película, o en el humor... Me parece que es una película, un poco extraña, pero muy accesible. Pienso que la gente se la pasa bien viéndola. Se ríen, a veces más de lo que yo pensaba, porque la película tiene humor, y después hay una zona, un fondo melancólico que también ha sido muy bien recibido. Es cierto que Berlín es muy amigable a lo queer, entonces es una zona, o un tinte que tiñe la película y creo que ha sido muy grata la experiencia berlinesa.
- Con tres films estrenados en este certamen a lo largo de los años, ¿se puede decir que la Berlinale es "su festival"?
A mí me gusta mucho Berlín, nosotros cuando estábamos haciendo esta película, para mí el festival era Berlín. Pero bueno, de ahí a que te elijan... el proceso de selección ha sido muy arduo, nos enteramos muy tarde de la selección, creíamos que no estábamos, nos enteramos muy sobre el momento final, fue una alegría enorme pero no era un lugar asegurado. El sueño de la película por ser un festival amoroso, y porque tiene mucha gente de la ciudad, nos pareció que el lugar ideal era Panorama, el Programa Panorama es muy cariñoso hacia lo queer y nos parecía que era el lugar ideal para estar acá y a mí me encantaba volver.
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- ¿Cómo resumiría su película?
Cuenta el viaje de tres amigos, en el que una de las protagonistas tiene que emprender un viaje un poco accidental y regresan a su pueblo de origen y tienen como misión transportar a un ser de otro mundo al lugar de donde vino. Es un poco una road movie, un viaje, una suerte de fábula, de cuento fantástico y de película de amistad. El mismo trayecto va transformando un poco a sus personajes, que sufren ciertas situaciones y la película narra ese camino.
- ¿Le ha satisfecho ganar precisamente el Teddy?
Por supuesto, pero sé que hay muchas películas muy buenas para el Teddy y que tocan específicamente el tema LGBT, y acá es un color más de la película, no está problematizado en la película, está asumido como algo más de ese mundo loco que tiene. Lo trans a veces se trata con cierto cliché, o es el personaje secundario que con humor... Bueno, acá está la actriz trans, la protagonista (Romina Escobar), es un elemento más de todas sus emociones, es como un color más, y finalmente la película habla de personas, y no importa el género, habla de personas y de un viaje entre amigos, un viaje inolvidable, entonces ahí creo que eso le interesó a los jurados.
- ¿Cuál fue el punto de partido de esta idea... con extraterrestre dentro?
La idea... (risas), vino quizás de que en primer lugar siempre yo tenía esa admiración que uno tiene por un cine pop, pues yo crecí en los 80, con cierto cine de Hollywood, totalmente popular, que a mí me gustaba mucho. Nunca hasta ahora pude dialogar con ese cine. También quería hacer una película sobre la amistad, sobre esos vínculos, la amistad entre gente que se siente muy diferente y también sobre lo trans, quería trabajar sobre la temática trans. Yo había estado hace unos años dando un taller, mi otro trabajo es la literatura, y había estado dando un taller literario en un pabellón trans en una cárcel. Me interesaba, me conmovía, lo de un cuerpo que va mutando, y me parecía que yo quería hacer una película que todo el tiempo fuese mutando, que la película misma fuese trans. Además que hay un personaje que es una actriz trans y es un personaje trans, la película es una película trans, está en tránsito permanente y nunca queda fija, o sea, cuando parece que algo se va a establecer, va cambiando. Me gustaba esa idea como un poco de ensoñación y de cambio permanente.
- Hablando de cambios, su carrera en su constante salto al vacío en cuanto a historias, generos... Su anterior cinta, "Malambo, el hombre bueno", era un docudrama en blanco y negro, muy pegado a la realidad...
Acá de documental nada (risas). No, no, me pasa que sí me interesa que una película mía no sea identificable por un estilo. Creo que si uno logra tener un estilo propio debería buscar la forma de traicionarlo. Eso trato de hacer. También me parece interesante dialogar o contradecir lo que se hizo. Todavía, a pesar de los años, tengo cierta curiosidad y quiero como ir probando y aprendiendo y metiéndome en problemas distintos. La película era un proyecto que llevo muchos años intentando, era muy difícil de explicar y conseguir fondos. Se trataba de contar qué película queríamos hacer, y era muy difícil. Lo hacíamos y parecía como imposible. Yo sabía que se apartaba en la forma de ciertas películas que hice anteriormente, que están más ligadas a una zona documental, o hay híbridos entre documental, pero mantenía cierta humanidad o ternura. Lo que cambia es la forma pero el fondo... me siguen importando los mismos vínculos afectivos.
- En "Breve historia del planeta verde" había que lograr una química especial entre los actores, que debían ser en la ficción tres amigos muy cercanos. ¿Le costó trabajo encontrar a sus protagonistas?
A algunos los conocía de teatro, como a Paula Grinszpan y Luis Soda. Los conocí en el Circuito Off de Buenos Aires, y en el caso de Romina Escobar, yo necesitaba una actriz trans que tuviese un compromiso grande con la película. Me junté con ella a tomar un café. Yo la había visto trabajar en pequeños papeles en televisión, muy pequeños papeles, y sentí que tenía una humanidad, una calidez, que iban a funcionar en la película, y le conté la historia en pocos trazos, porque en realidad aún no la tenía escrita como guión. Cuando ellos tres me dijeron que sí, entonces fue cuando escribí el guión, ya con ellos en mente y tomando algunos elementos de sus personalidades respectivas. La película se filmó en Tierra del Fuego, en el sur de la Patagonia, en el sur del mundo y en el rodaje ellos tres generaron un vínculo muy fuerte de amistad, y para mí eso está en la película. Durante el proceso de búsqueda de fondos, que es un proceso muy arduo, siempre se nos dijo que esta historia un poco loca podría funcionar con actores muy conocidos, y fue, desde la producción, Constanza Sanz Palacios y para mí, fue defendido que fuesen ellos tres, porque había algo muy particular, y también que no fuesen rostros tan conocidos, que eso le daba a la película también la posibilidad de entrar en un viaje.
- Premios aparte, ¿cómo fue la recepción del público en la Berlinale?
Hermosa, para nosotros un poco desconcertados, porque sabíamos que es una película extraña, pero las preguntas y respuestas después de las proyecciones fueron muy conmovedoras, muy lindas. La gente creo que se engancha en distintos planos, como en el de la aventura, o en otro plano quizá más trascendental que tiene la película, o en el humor... Me parece que es una película, un poco extraña, pero muy accesible. Pienso que la gente se la pasa bien viéndola. Se ríen, a veces más de lo que yo pensaba, porque la película tiene humor, y después hay una zona, un fondo melancólico que también ha sido muy bien recibido. Es cierto que Berlín es muy amigable a lo queer, entonces es una zona, o un tinte que tiñe la película y creo que ha sido muy grata la experiencia berlinesa.
- Con tres films estrenados en este certamen a lo largo de los años, ¿se puede decir que la Berlinale es "su festival"?
A mí me gusta mucho Berlín, nosotros cuando estábamos haciendo esta película, para mí el festival era Berlín. Pero bueno, de ahí a que te elijan... el proceso de selección ha sido muy arduo, nos enteramos muy tarde de la selección, creíamos que no estábamos, nos enteramos muy sobre el momento final, fue una alegría enorme pero no era un lugar asegurado. El sueño de la película por ser un festival amoroso, y porque tiene mucha gente de la ciudad, nos pareció que el lugar ideal era Panorama, el Programa Panorama es muy cariñoso hacia lo queer y nos parecía que era el lugar ideal para estar acá y a mí me encantaba volver.
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