La realidad social, motor de Cinema Jove
- por © Ana María López (Valencia)-NOTICINE.com
22-VI-04
Los primeros acordes de la 19 edición del Festival Internacional de Cine Cinema Jove no han decepcionado. Las películas de inauguración, el corto "Las viandas", de José Antonio Bonet, y el largometraje "Primo Amore", de Matteo Garrone, presentaban dos polos opuestos: en el primero el protagonista era obligado a comer en exceso mientras que la protagonista del segundo estaba sometida a un férreo control alimentario por parte de su pareja. El tono de ambas producciones, por otro lado, era muy diferente, ya que el corto tenía ciertos toques de humor irónico, mientras que el largometraje, basado en un hecho real, era más sobrio.
El domingo 20 comenzó la exhibición de películas pertenecientes a la Sección Oficial. "Nadar solo", de Ezequiel Acuña (Argentina, 2003), es una película muy concreta, sin grandes giros en el diálogo y basada en la imagen, aunque sin grandes pretensiones técnicas; nos hablaba de la incomunicación familiar y la incertidumbre de un adolescente, cuya vida social parece desmoronarse por momentos, mientras busca a su hermano mayor. Por su parte, "Any way the wind blows", de Tom Barman (Bélgica, 2003), más atractiva por sus efectos visuales y con un ritmo más rápido, acercaba a las pantallas las vidas entrecruzadas de varias personas, con existencias vitales dispares aunque no muy favorables, que se entregan a las drogas y el alcohol en una noche desenfrenada tratando de olvidar sus problemas.
Al día siguiente, se han presentado otras dos películas. "Auswege" de Nika Kosturica (Austria, 2003), que es la historia de tres mujeres que deciden huir de sus vidas actuales, marcadas por la violencia y la incomprensión de sus parejas que les han destrozado la vida. Por otro lado, "Kako ubiv svetec", de Teona Strugar Mitevska (Macedonia/Eslovenia/Francia, 2003), retrata la crudísima realidad social de Macedonia, vista desde la perspectiva de una joven que regresa al país tras pasar varios años en Estados Unidos.
Las proyecciones de cortometrajes y de los ciclos programados, se vienen sucediendo con normalidad y con una afluencia de público bastante aceptable, aunque el ciclo dedicado a Catherine Breillat, en sus primeras proyecciones, ha escandalizado a más de un espectador, que desconocía la obra de esta directora.
Los primeros acordes de la 19 edición del Festival Internacional de Cine Cinema Jove no han decepcionado. Las películas de inauguración, el corto "Las viandas", de José Antonio Bonet, y el largometraje "Primo Amore", de Matteo Garrone, presentaban dos polos opuestos: en el primero el protagonista era obligado a comer en exceso mientras que la protagonista del segundo estaba sometida a un férreo control alimentario por parte de su pareja. El tono de ambas producciones, por otro lado, era muy diferente, ya que el corto tenía ciertos toques de humor irónico, mientras que el largometraje, basado en un hecho real, era más sobrio.
El domingo 20 comenzó la exhibición de películas pertenecientes a la Sección Oficial. "Nadar solo", de Ezequiel Acuña (Argentina, 2003), es una película muy concreta, sin grandes giros en el diálogo y basada en la imagen, aunque sin grandes pretensiones técnicas; nos hablaba de la incomunicación familiar y la incertidumbre de un adolescente, cuya vida social parece desmoronarse por momentos, mientras busca a su hermano mayor. Por su parte, "Any way the wind blows", de Tom Barman (Bélgica, 2003), más atractiva por sus efectos visuales y con un ritmo más rápido, acercaba a las pantallas las vidas entrecruzadas de varias personas, con existencias vitales dispares aunque no muy favorables, que se entregan a las drogas y el alcohol en una noche desenfrenada tratando de olvidar sus problemas.
Al día siguiente, se han presentado otras dos películas. "Auswege" de Nika Kosturica (Austria, 2003), que es la historia de tres mujeres que deciden huir de sus vidas actuales, marcadas por la violencia y la incomprensión de sus parejas que les han destrozado la vida. Por otro lado, "Kako ubiv svetec", de Teona Strugar Mitevska (Macedonia/Eslovenia/Francia, 2003), retrata la crudísima realidad social de Macedonia, vista desde la perspectiva de una joven que regresa al país tras pasar varios años en Estados Unidos.
Las proyecciones de cortometrajes y de los ciclos programados, se vienen sucediendo con normalidad y con una afluencia de público bastante aceptable, aunque el ciclo dedicado a Catherine Breillat, en sus primeras proyecciones, ha escandalizado a más de un espectador, que desconocía la obra de esta directora.