Hablamos con Rafael Maluenda y Willy Montesinos sobre "Berlanga!!", estrenada en la Seminci
- por Jon Apaolaza (Valladolid)-NOTICINE.com
Valenciano como él, Rafael Maluenda, quien fue en su juventud un aprendiz aventajado del veterano Luis García Berlanga, ha lanzado en el marco de la Seminci de Valladolid su documental "Berlanga!!", que se estrenará en salas y probablemente viaje por el mundo también a través de las plataformas. Exdirector del Festival Cinema Jove valenciano, ahora recurre a los archivos y los recuerdos de quienes compartieron con el maestro de la comedia coral española para esta película homenaje. En conversación exclusiva con NOTICINE.com, Maluenda, acompañado por el actor Guillermo "Willy" Montesinos, no duda en comparar a Berlanga con Billy Wilder.
- ¿Cuál es el origen de este documental, su experiencia personal con Berlanga o el hecho de que estemos celebrando su aniversario?
No tiene que ver con el aniversario, aunque creo que la coincidencia ayuda. Hay un germen muy anterior, después del trabajo con él y de una amistad de casi 20 años, ha habido en el camino otros momentos en los que se me ha requerido para hacer cosas que tenían que ver con Berlanga desde otras perspectivas. Como en el extranjero a una pieza que se llamó Berlanga Film Museum, que era un museo digital dedicado a su obra y su vida. En ese sentido creo que parte del planteamiento de esta película estaba ya en aquel museo que presentamos en la Academia de Cine en 2012. Hace unos tres años y medio hubo una productora que tuvo la iniciativa de llamarme y de pedirme el planteamiento, pero quedó empantanado. Hasta que Regina Enguídanos, la productora actual de la película, me llamó y a partir de ahí empezamos a construirla, ya con el guion previo. Lo que no se ha perdido en las distintas versiones que hemos planteado ha sido el contar ese Berlanga independiente, vigente y universal que como explicitan quienes hablan en el documental tuvo una tradición en la literatura, pintura, de retratos del momento histórico vistos a través del humor, pero con algo que no muta, que es el valor de la vigencia, no solo retratando ese momento histórico sino también el alma humana.
- Ayer Alex de la Iglesia decía aquí en la Seminci que para que alguien del cine español sea reconocido tiene que morirse. ¿Cree que el caso de Berlanga es un buen ejemplo de esto?
No fue su caso, era alguien muy reconocido ya en vida. En ese sentido en el documental hemos querido hacer énfasis en eso, Gutiérrez Aragón contaba cómo fue el momento de la transición en el que país se abre y se crea esa esperanza con respecto a nuestra convivencia como españoles. Es un momento en el que a Berlanga se le admite el valor de haber sido un resistente en pleno franquismo, haciendo películas que incomodaban. Le supusieron sus ideas y sus películas no poder rodar durante largas etapas ya que sistemáticamente cualquier proyecto suyo era apartado por la censura. Constaba de dos fases, una previa en guion con el lápiz rojo tachando, eliminando cosas o directamente con la tijera. En ese aspecto pienso que es muy significativo su reconocimiento, además de institucional es sobre todo popular. He experimentado el pasear con él por muchos sitios y la gente le paraba constantemente. Tiene un valor popular amplísimo, aunque es verdad que ahora hay una brecha generacional en la que la gente joven no lo conoce y ahí creo que es donde corríamos el riesgo de descolgar a quienes vienen de la figura de Berlanga.
- Willy Montesinos, ¿cree que en los actores Berlanga buscaba una calidad interpretativa o más una personalidad determinada?
W.M.: Pienso que ambas cosas. Buscaba la profesionalidad, no quería ser un profesor que le tenga que decir de donde viene el personaje, su situación psicológica, sino alguien que ya sepa cómo debe interpretar. Pero también buscaba unas características físicas que fuesen más normales.
- ¿Cómo era detrás de los focos?
W.M.: Era muy normal, sencillo, cariñoso y rodar era una delicia. Además, tenía ese humor valenciano sarcástico y las coñas siempre estaban ahí. Aunque era muy riguroso en el trabajo, pero a mí me encantaba sobre todo con la preparación de esos planos secuencia en lo que se observaba que era un director que iba a rodar con los deberes hechos. Toda su preparación era una lección de cinematografía, era precioso. Contaba con sentido del humor, pero las películas de comedia se hacen para que la gente se divierta no para divertirnos nosotros.
- ¿Se ha perdido con su fallecimiento la posibilidad de lo que fue la época dorada de la corrupción en Valencia, con el Partido Popular, se viera reflejada con su sentido del humor en la pantalla?
R.M: De alguna manera el ya trató en vida la corrupción política en España y sin mirar el color del partido. Como dice José Vicuña en la película, no era sectario, era el ser humano por encima de todo. Como en "La vaquilla" en la que contaba esa idea que repetía él, en la que el odio ideológico acababa cuado se imponía la humanidad y había que reunir materiales para poder fumar. En ese sentido tenía amigos en todos los partidos y los valoraba en función de la persona.
- ¿Qué temas del momento actual creen que caricaturizaría Berlanga?
R.M.:Considero a veces cuando pensamos que películas haría Berlanga hoy, sería la pandemia, la corrupción de la época del PP, la huida de Puigdemont, cualquier historia que quieras poner encima de la mesa, él lo que hacía era una crónica del momento, pero atendiendo algo que no variaba nunca. Por eso creo que las películas que hizo son vigentes. "Todos a la cárcel" es de la época de corrupción socialista, pero sirve porque solo hay que cambiar los nombres de los partidos, en ese sentido no hay problema, no lo focaliza en un determinado lugar. Eso equivale a las cacerías del franquismo que ahora se hace en las reuniones de solidaridad, trasladado a otras épocas posteriores puedes llevártelo a la construcción de un parque temático, y algo de eso hay ya en "Paris tombuctu". Estaba más interesado en la reacción humana, en como uno se corrompe.
W.M.: Las situaciones existen para hacer una película, lo que no se existe es que un director como Berlanga tenga unos guionistas como Azcona y un productor como Alfredo Matas, eso sí que es importante. Pero situaciones y motivos los hay sobrados.
- Rafael, ¿Se podría decir que Berlanga era el Billy Wilder español?
Sí, creo que tienen mucho en común. En los últimos años siempre decía que su película favorita era "El apartamento". En el film puedes ver personajes miserables como en las películas de Berlanga. Aunque es verdad que el humor de Berlanga es más coral, hispano, implica mucha gente por eso nunca señala a uno, es un espejo para todos.
W.M.: Son unas víctimas absolutamente de esta sociedad por todos los deseos. Me acordaba de "La vaquilla" como ocurría con mi personaje que acaba arrestado y humillado.
- ¿Creen que Berlanga disfrutaba más rodando o escribiendo?
W.M.: Ambas cosas van unidas, pero creo que rodando. Disfrutaba mucho y se notaba, nos hacía disfrutar a todos. Estoy eternamente agradecido a Luis, yo trabajé en "La vaquilla" gracias a Pilar Miró que me vio en el teatro, para mi fue una gloria y un éxito tremendo. La convivencia en el cine es maravillosa, muy intensa, con lazos muy fuertes, se crean una serie de afectos que son maravillosos.
R.M.: No conocía a Luis en rodaje, desde que tenía relación con él hasta que lo vi trabajar pasó un año y medio y nos habíamos frecuentado bastante. Se le percibía estupendamente, estaba en torno a los 70 años, pero el primer día que lo vi en rodaje, disfrutaba plenamente. Además, Santiago Segura lo decía en la película, era todo felicidad, yo creo que disfrutaba especialmente, el guion la dejaba más sobre Azcona, quien aportaba unos diálogos maravillosos.
Transcripción: Nuria Medina
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- ¿Cuál es el origen de este documental, su experiencia personal con Berlanga o el hecho de que estemos celebrando su aniversario?
No tiene que ver con el aniversario, aunque creo que la coincidencia ayuda. Hay un germen muy anterior, después del trabajo con él y de una amistad de casi 20 años, ha habido en el camino otros momentos en los que se me ha requerido para hacer cosas que tenían que ver con Berlanga desde otras perspectivas. Como en el extranjero a una pieza que se llamó Berlanga Film Museum, que era un museo digital dedicado a su obra y su vida. En ese sentido creo que parte del planteamiento de esta película estaba ya en aquel museo que presentamos en la Academia de Cine en 2012. Hace unos tres años y medio hubo una productora que tuvo la iniciativa de llamarme y de pedirme el planteamiento, pero quedó empantanado. Hasta que Regina Enguídanos, la productora actual de la película, me llamó y a partir de ahí empezamos a construirla, ya con el guion previo. Lo que no se ha perdido en las distintas versiones que hemos planteado ha sido el contar ese Berlanga independiente, vigente y universal que como explicitan quienes hablan en el documental tuvo una tradición en la literatura, pintura, de retratos del momento histórico vistos a través del humor, pero con algo que no muta, que es el valor de la vigencia, no solo retratando ese momento histórico sino también el alma humana.
- Ayer Alex de la Iglesia decía aquí en la Seminci que para que alguien del cine español sea reconocido tiene que morirse. ¿Cree que el caso de Berlanga es un buen ejemplo de esto?
No fue su caso, era alguien muy reconocido ya en vida. En ese sentido en el documental hemos querido hacer énfasis en eso, Gutiérrez Aragón contaba cómo fue el momento de la transición en el que país se abre y se crea esa esperanza con respecto a nuestra convivencia como españoles. Es un momento en el que a Berlanga se le admite el valor de haber sido un resistente en pleno franquismo, haciendo películas que incomodaban. Le supusieron sus ideas y sus películas no poder rodar durante largas etapas ya que sistemáticamente cualquier proyecto suyo era apartado por la censura. Constaba de dos fases, una previa en guion con el lápiz rojo tachando, eliminando cosas o directamente con la tijera. En ese aspecto pienso que es muy significativo su reconocimiento, además de institucional es sobre todo popular. He experimentado el pasear con él por muchos sitios y la gente le paraba constantemente. Tiene un valor popular amplísimo, aunque es verdad que ahora hay una brecha generacional en la que la gente joven no lo conoce y ahí creo que es donde corríamos el riesgo de descolgar a quienes vienen de la figura de Berlanga.
- Willy Montesinos, ¿cree que en los actores Berlanga buscaba una calidad interpretativa o más una personalidad determinada?
W.M.: Pienso que ambas cosas. Buscaba la profesionalidad, no quería ser un profesor que le tenga que decir de donde viene el personaje, su situación psicológica, sino alguien que ya sepa cómo debe interpretar. Pero también buscaba unas características físicas que fuesen más normales.
- ¿Cómo era detrás de los focos?
W.M.: Era muy normal, sencillo, cariñoso y rodar era una delicia. Además, tenía ese humor valenciano sarcástico y las coñas siempre estaban ahí. Aunque era muy riguroso en el trabajo, pero a mí me encantaba sobre todo con la preparación de esos planos secuencia en lo que se observaba que era un director que iba a rodar con los deberes hechos. Toda su preparación era una lección de cinematografía, era precioso. Contaba con sentido del humor, pero las películas de comedia se hacen para que la gente se divierta no para divertirnos nosotros.
- ¿Se ha perdido con su fallecimiento la posibilidad de lo que fue la época dorada de la corrupción en Valencia, con el Partido Popular, se viera reflejada con su sentido del humor en la pantalla?
R.M: De alguna manera el ya trató en vida la corrupción política en España y sin mirar el color del partido. Como dice José Vicuña en la película, no era sectario, era el ser humano por encima de todo. Como en "La vaquilla" en la que contaba esa idea que repetía él, en la que el odio ideológico acababa cuado se imponía la humanidad y había que reunir materiales para poder fumar. En ese sentido tenía amigos en todos los partidos y los valoraba en función de la persona.
- ¿Qué temas del momento actual creen que caricaturizaría Berlanga?
R.M.:Considero a veces cuando pensamos que películas haría Berlanga hoy, sería la pandemia, la corrupción de la época del PP, la huida de Puigdemont, cualquier historia que quieras poner encima de la mesa, él lo que hacía era una crónica del momento, pero atendiendo algo que no variaba nunca. Por eso creo que las películas que hizo son vigentes. "Todos a la cárcel" es de la época de corrupción socialista, pero sirve porque solo hay que cambiar los nombres de los partidos, en ese sentido no hay problema, no lo focaliza en un determinado lugar. Eso equivale a las cacerías del franquismo que ahora se hace en las reuniones de solidaridad, trasladado a otras épocas posteriores puedes llevártelo a la construcción de un parque temático, y algo de eso hay ya en "Paris tombuctu". Estaba más interesado en la reacción humana, en como uno se corrompe.
W.M.: Las situaciones existen para hacer una película, lo que no se existe es que un director como Berlanga tenga unos guionistas como Azcona y un productor como Alfredo Matas, eso sí que es importante. Pero situaciones y motivos los hay sobrados.
- Rafael, ¿Se podría decir que Berlanga era el Billy Wilder español?
Sí, creo que tienen mucho en común. En los últimos años siempre decía que su película favorita era "El apartamento". En el film puedes ver personajes miserables como en las películas de Berlanga. Aunque es verdad que el humor de Berlanga es más coral, hispano, implica mucha gente por eso nunca señala a uno, es un espejo para todos.
W.M.: Son unas víctimas absolutamente de esta sociedad por todos los deseos. Me acordaba de "La vaquilla" como ocurría con mi personaje que acaba arrestado y humillado.
- ¿Creen que Berlanga disfrutaba más rodando o escribiendo?
W.M.: Ambas cosas van unidas, pero creo que rodando. Disfrutaba mucho y se notaba, nos hacía disfrutar a todos. Estoy eternamente agradecido a Luis, yo trabajé en "La vaquilla" gracias a Pilar Miró que me vio en el teatro, para mi fue una gloria y un éxito tremendo. La convivencia en el cine es maravillosa, muy intensa, con lazos muy fuertes, se crean una serie de afectos que son maravillosos.
R.M.: No conocía a Luis en rodaje, desde que tenía relación con él hasta que lo vi trabajar pasó un año y medio y nos habíamos frecuentado bastante. Se le percibía estupendamente, estaba en torno a los 70 años, pero el primer día que lo vi en rodaje, disfrutaba plenamente. Además, Santiago Segura lo decía en la película, era todo felicidad, yo creo que disfrutaba especialmente, el guion la dejaba más sobre Azcona, quien aportaba unos diálogos maravillosos.
Transcripción: Nuria Medina
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