Hablamos con Luciano Juncos, director de "Bandido": "El problema del cine argentino es la falta de rumbo"
- por © Jon Apaolaza (Huelva)-NOTICINE.com
Osvaldo Laport protagonizó "Bandido", en el papel de Roberto Benítez, conocido artísticamente como Bandido, un cantante de música popular que, pasando la mediana edad, entra en una crisis estética. La película, dirigida por Luciano Juncos, participa en la competencia del Festival de Huelva, como primera escala fuera de su país de origen, Argentina. NOTICINE.com habló en exclusiva con el debutante cineasta cordobés.
- Usted eligió la historia de un veterano músico ficticio, en una época en que todo el mundo realiza para TV o cine biopics de artistas reales...
Sí, la idea no era hacer una biopic de un artista en concreto, sino quizás usar el artista como vehículo para narrar sentimientos y reflexionar sobre algunas cuestiones más filosóficas. Esto es algo universal que en este caso circunstancial, en nuestra película, es un cantante popular de la región de Córdoba (Argentina), pero que se traspasa a cualquier carrera o cualquier oficio. Esta cuestión de encontrarse estancado y ver a donde agarrarse para seguir adelante.
- La angustia, la ansiedad, las inseguridades son algunas de las vivencias habituales en la creación artística, especialmente si se lidia con la respuesta de un público. ¿Buscaba eso?
Sí, uno como artista o realizador tiene que tener mucha sensibilidad frente a los otros. Cuando son trabajos que uno pone mucho cuerpo y emociones, queda muy desgastado físicamente, muy cansado mentalmente. Entonces sí, hay una constante en común en todas las actividades artísticas o algunas otras más artesanales, más relacionadas a oficios. Tienen en común una inestabilidad constante, mucha necesidad de recrearse y reinventarse todo el tiempo y ponerle cabeza y corazón a lo que uno hace, quizá muchas veces en demasía.
- ¿Cuál ha sido la trayectoria de la película? ¿Desde que la filmaron hasta esta première europea en Huelva?
Nosotros filmamos en el año 2019, antes de la pandemia. Empezamos antes y nos agarró la pandemia justo en el proceso de edición, montaje y estreno, por lo que el lanzamiento ha sido bastante particular. Logramos ser apertura de BAFICI, el Festival Independiente de Buenos Aires. Es un festival grande que nos dió una gran ventana a principios de este año, y automáticamente a los dos días estrenamos en Argentina de forma presencial y online al mismo tiempo. Es decir, estrenamos al mismo tiempo en cine y en una plataforma on demand, una cosa que antes era impensada, ahora se fue conjugando. Tuvimos todo el año de estrenos a medida que iban abriendo y cerrando los cines en Argentina, y después tratando de amoldarnos en cuestiones del covid a festivales internacionales. Por primera vez hemos dado un paso fuera de Argentina, en el festival de Huelva en el que estamos actualmente seleccionados, donde se puede ver la película en (la plataforma) Filmin hasta el jueves. Ahora también tenemos la posibilidad de cerrar el festival FILMAR en Ginebra, Suiza, el 28 y también tenemos un festival pronto en Bogotá, el ÍndiGo, que es ahora durante esta semana. Así que, Huelva nos significó una apertura al mundo y un comienzo para que la película empiece a caminar por fuera del territorio argentino.
- ¿Cuál ha sido el balance de esta experiencia tan particular desde el punto de vista industrial? Estrenar a la vez en algunas salas, en plataformas…
Es raro, al inicio uno siempre es reticente, uno que tenía la esperanza de estrenar en salas y ver la película en grande con sonido 5.1, lo primero que se te viene a la cabeza es angustia por no poder lograr eso. La verdad es que cuando uno piensa en frío, en nuestro caso la película ha sido vista desde un montón de televisores. Nos devolvieron los informes de la televisión y la película fue muy vista en televisión. Hemos hecho una taquilla que no haríamos usualmente en el cine, pensando que en cada casa hay más de una persona en promedio. Entonces, cuando se piensa en frío, quizás retrospectivamente, digo bueno, si el objetivo de la película es conectar con el público, entiendo que no ha conectado de la forma en la que nosotros imaginábamos, pero el hecho de que se haya encontrado con la gente y que la gente la haya visto es bastante valioso. Es como un constante repensar las formas, repensar los caminos y adaptarse, pero el objetivo siempre es conseguir esta conexión entre la película y el público, ya que básicamente las hacemos para la gente. Entonces si el cine no se puede por el motivo que sea, siempre tenemos que tratar de buscar la mejor manera posible de que la gente pueda acceder a la película.
- ¿Crée que el hecho de rodar y ubicar esta historia en Córdoba ha sido complicado respecto a lo que hubiera significado hacerla en Buenos Aires?
Al contrario. En este caso particular, yo vivo en Córdoba, conozco los lugares, tengo otra facilidad y juego como de local por así decirlo. Eso facilita mucho. Quizás si me hubiese tenido que trasladar a Buenos Aires sería como todo nuevo para mi. No conozco el lugar. Seguramente dé más facilidades industriales, pero también es cierto que Córdoba hace unos años ha comenzado a desarrollarse como pueblo audiovisual e industrial. Muchas producciones, incluso extranjeras, están eligiendo Córdoba como lugar por las oportunidades que la provincia ofrece para la gente que quiere venir a filmar y para la propia gente que filma. El hecho de que esté comenzando con un camino como pueblo industrial nos permite tener algunas facilidades, como posibilidades con las locaciones, tener más gente enterada de los castings dando vueltas. Eso es muy positivo y creo que Córdoba está en ese camino y seguramente de aquí a unos años termine de consolidarse.
- ¿Cómo ha afectado la pandemia en general al audiovisual argentino en general y al cine en particular?
El cine argentino venía de muchos años de incertidumbre. Mi principal crítica al cine argentino es la falta de rumbo, porque está bien que podamos tener una crisis económica de forma circunstancial o no, pero tampoco sabemos muy bien hacia dónde vamos. Creo que las preguntas que hoy en día hay que hacerse como industria es la de hacia a donde vamos, porque si no sabemos hacia dónde vamos y viene una pandemia, se conjugan dos cosas que son casi devastadoras para la vitalidad del cine. Así que, me parece que si bien la pandemia afectó en todo el mundo, todo estaba paralizado y muchos rodajes fueron cancelados, creo que Argentina se le agrava la cuestión de que todavía está buscando su rumbo. Me parece que con un rumbo claro y políticas estables a largo plazo y que sean sólidas, podríamos lograr pensar la pandemia desde otro lado. Desde donde estamos es devastador, pero tengo fe en que lo vamos a lograr. Si algo tiene Argentina es la capacidad de reinventarse automáticamente, así que espero que en los próximos años pueda resurgir el cine argentino.
- ¿Qué balance personal haría de su presencia en Huelva?
Cada festival que uno va es magnífico, porque uno conoce gente de los lugares, del sector y está en contacto con realidades que en la vida cotidiana no están, y eso es muy positivo y se agradece. Y lo que tiene Huelva en particular, a diferencia de otros festivales, es que es muy pequeño el radio en el que todo sucede y eso es muy bonito. Uno puede bajar de ver una película y en el café se encuentra con otros directores, y en la otra cuadra hay otros directores, y uno va charlando con mucha gente y se crea una cuestión más familiar. Eso se agradece porque genera los espacios y los tiempos para conocerse. En otros festivales que son muy grandes o muy distribuidos en el espacio de la ciudad, estas todo el festival y no pudiste hablar con nadie prácticamente. Aquí se crea algo más de familia, más tradicional, y a mi me gusta mucho.
Transcripción: Alba Amestoy
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- Usted eligió la historia de un veterano músico ficticio, en una época en que todo el mundo realiza para TV o cine biopics de artistas reales...
Sí, la idea no era hacer una biopic de un artista en concreto, sino quizás usar el artista como vehículo para narrar sentimientos y reflexionar sobre algunas cuestiones más filosóficas. Esto es algo universal que en este caso circunstancial, en nuestra película, es un cantante popular de la región de Córdoba (Argentina), pero que se traspasa a cualquier carrera o cualquier oficio. Esta cuestión de encontrarse estancado y ver a donde agarrarse para seguir adelante.
- La angustia, la ansiedad, las inseguridades son algunas de las vivencias habituales en la creación artística, especialmente si se lidia con la respuesta de un público. ¿Buscaba eso?
Sí, uno como artista o realizador tiene que tener mucha sensibilidad frente a los otros. Cuando son trabajos que uno pone mucho cuerpo y emociones, queda muy desgastado físicamente, muy cansado mentalmente. Entonces sí, hay una constante en común en todas las actividades artísticas o algunas otras más artesanales, más relacionadas a oficios. Tienen en común una inestabilidad constante, mucha necesidad de recrearse y reinventarse todo el tiempo y ponerle cabeza y corazón a lo que uno hace, quizá muchas veces en demasía.
- ¿Cuál ha sido la trayectoria de la película? ¿Desde que la filmaron hasta esta première europea en Huelva?
Nosotros filmamos en el año 2019, antes de la pandemia. Empezamos antes y nos agarró la pandemia justo en el proceso de edición, montaje y estreno, por lo que el lanzamiento ha sido bastante particular. Logramos ser apertura de BAFICI, el Festival Independiente de Buenos Aires. Es un festival grande que nos dió una gran ventana a principios de este año, y automáticamente a los dos días estrenamos en Argentina de forma presencial y online al mismo tiempo. Es decir, estrenamos al mismo tiempo en cine y en una plataforma on demand, una cosa que antes era impensada, ahora se fue conjugando. Tuvimos todo el año de estrenos a medida que iban abriendo y cerrando los cines en Argentina, y después tratando de amoldarnos en cuestiones del covid a festivales internacionales. Por primera vez hemos dado un paso fuera de Argentina, en el festival de Huelva en el que estamos actualmente seleccionados, donde se puede ver la película en (la plataforma) Filmin hasta el jueves. Ahora también tenemos la posibilidad de cerrar el festival FILMAR en Ginebra, Suiza, el 28 y también tenemos un festival pronto en Bogotá, el ÍndiGo, que es ahora durante esta semana. Así que, Huelva nos significó una apertura al mundo y un comienzo para que la película empiece a caminar por fuera del territorio argentino.
- ¿Cuál ha sido el balance de esta experiencia tan particular desde el punto de vista industrial? Estrenar a la vez en algunas salas, en plataformas…
Es raro, al inicio uno siempre es reticente, uno que tenía la esperanza de estrenar en salas y ver la película en grande con sonido 5.1, lo primero que se te viene a la cabeza es angustia por no poder lograr eso. La verdad es que cuando uno piensa en frío, en nuestro caso la película ha sido vista desde un montón de televisores. Nos devolvieron los informes de la televisión y la película fue muy vista en televisión. Hemos hecho una taquilla que no haríamos usualmente en el cine, pensando que en cada casa hay más de una persona en promedio. Entonces, cuando se piensa en frío, quizás retrospectivamente, digo bueno, si el objetivo de la película es conectar con el público, entiendo que no ha conectado de la forma en la que nosotros imaginábamos, pero el hecho de que se haya encontrado con la gente y que la gente la haya visto es bastante valioso. Es como un constante repensar las formas, repensar los caminos y adaptarse, pero el objetivo siempre es conseguir esta conexión entre la película y el público, ya que básicamente las hacemos para la gente. Entonces si el cine no se puede por el motivo que sea, siempre tenemos que tratar de buscar la mejor manera posible de que la gente pueda acceder a la película.
- ¿Crée que el hecho de rodar y ubicar esta historia en Córdoba ha sido complicado respecto a lo que hubiera significado hacerla en Buenos Aires?
Al contrario. En este caso particular, yo vivo en Córdoba, conozco los lugares, tengo otra facilidad y juego como de local por así decirlo. Eso facilita mucho. Quizás si me hubiese tenido que trasladar a Buenos Aires sería como todo nuevo para mi. No conozco el lugar. Seguramente dé más facilidades industriales, pero también es cierto que Córdoba hace unos años ha comenzado a desarrollarse como pueblo audiovisual e industrial. Muchas producciones, incluso extranjeras, están eligiendo Córdoba como lugar por las oportunidades que la provincia ofrece para la gente que quiere venir a filmar y para la propia gente que filma. El hecho de que esté comenzando con un camino como pueblo industrial nos permite tener algunas facilidades, como posibilidades con las locaciones, tener más gente enterada de los castings dando vueltas. Eso es muy positivo y creo que Córdoba está en ese camino y seguramente de aquí a unos años termine de consolidarse.
- ¿Cómo ha afectado la pandemia en general al audiovisual argentino en general y al cine en particular?
El cine argentino venía de muchos años de incertidumbre. Mi principal crítica al cine argentino es la falta de rumbo, porque está bien que podamos tener una crisis económica de forma circunstancial o no, pero tampoco sabemos muy bien hacia dónde vamos. Creo que las preguntas que hoy en día hay que hacerse como industria es la de hacia a donde vamos, porque si no sabemos hacia dónde vamos y viene una pandemia, se conjugan dos cosas que son casi devastadoras para la vitalidad del cine. Así que, me parece que si bien la pandemia afectó en todo el mundo, todo estaba paralizado y muchos rodajes fueron cancelados, creo que Argentina se le agrava la cuestión de que todavía está buscando su rumbo. Me parece que con un rumbo claro y políticas estables a largo plazo y que sean sólidas, podríamos lograr pensar la pandemia desde otro lado. Desde donde estamos es devastador, pero tengo fe en que lo vamos a lograr. Si algo tiene Argentina es la capacidad de reinventarse automáticamente, así que espero que en los próximos años pueda resurgir el cine argentino.
- ¿Qué balance personal haría de su presencia en Huelva?
Cada festival que uno va es magnífico, porque uno conoce gente de los lugares, del sector y está en contacto con realidades que en la vida cotidiana no están, y eso es muy positivo y se agradece. Y lo que tiene Huelva en particular, a diferencia de otros festivales, es que es muy pequeño el radio en el que todo sucede y eso es muy bonito. Uno puede bajar de ver una película y en el café se encuentra con otros directores, y en la otra cuadra hay otros directores, y uno va charlando con mucha gente y se crea una cuestión más familiar. Eso se agradece porque genera los espacios y los tiempos para conocerse. En otros festivales que son muy grandes o muy distribuidos en el espacio de la ciudad, estas todo el festival y no pudiste hablar con nadie prácticamente. Aquí se crea algo más de familia, más tradicional, y a mi me gusta mucho.
Transcripción: Alba Amestoy
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