Pavel Giroud, estrenó "El caso Padilla" en San Sebastián: "Yo hubiera hecho lo mismo que él para salvarme"

por © Jon Apaolaza-NOTICINE.com
Heberto Padilla y Pavel Giroud
Heberto Padilla y Pavel Giroud
El cineasta cubano Pavel Giroud es conocido sobre todo por sus películas de ficción , como "El acompañante" o "La edad de la peseta", pero cuando hace unos años llegó a sus manos (no puede decir cómo por razones obvias) la filmación de la retractación pública del poeta y escritor Heberto Padilla, en los primeros años 70, tras ser detenido e interrogado por la seguridad del Estado, ante sus compañeros de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, decidió volver al documental, género que ya había tocado en 2005 y 2015, para resumir lo que califica de "performance", la primera crisis "intelectual" que tuvo que enfrentar el régimen de Fidel Castro.

En conversación exclusiva con NOTICINE.com, Giroud detalla lo que sintió cuando vió (en varias etapas) las cerca de tres horas de metraje ("casi todas muy aburridas por reiterativas") de aquella "autocrítica": "Pensé que era un hombre que la salida que encontró para salvar su pellejo fue ponerse en ese paredón moral al que lo sometieron, pero que todo el tiempo estaba mandando mensajes a sus compañeros, y que más de una vez ironizó mucho con lo que decía. Su 'performance' fue el colofón de la retractación de Padilla -que antes ya había hecho por escrito- como artista y como hombre".

El director y guionista cubano se coloca en la piel de su compatriota, que murió en el exilio, para reconocer que una situación así, el heroísmo es suicida: "Hay que estar en esa situación para ver qué tu haces. Yo, ahora, si me sientan y me dicen: 'Dí que eres un miserable y has hecho una película de mierda', probablemente lo haga".

A más de una década del triunfo de la Revolución, el caso de Padilla y otros intelectuales disidentes fue el primer despertar de la "intelligenzza" extranjera ante un régimen castrista al que antes había apoyado. Llegó después de que muchos de ellos ya abrieran los ojos ante la invasión de Checoslovaquia, y la luna de miel acabó.

"En mi opinión -nos cuenta Giroud-, Fidel Castro eligió coger a Padilla como un conejillo de indias para apaciguar las aguas y sembrar la semillita de la autocensura. Así lo hizo de nuevo a lo largo de los años. Cuando empezaron a robarse los barcos para irse a los Estados Unidos, agarró a cuatro, los fusiló, y así se acabaron los robos. Todos estos sucesos han tenido respuesta internacional, pero a él le era más rentable tener el control en Cuba que cuatro críticas por ahí".

En "El caso Padilla", el cineasta concentra la mayor parte de su cinta en el monólogo, con frecuencia histriónico, de Padilla asumiendo ser un traidor a la Revolución y haberse equivocado. Sin embargo, no profundiza ni en el antes ni el después a ese acontecimiento cuya filmación se ocultó durante décadas. "Decidí hacer una película que generara más preguntas que respuestas. Es de esas películas que cuando acaba te vas a Google para buscar más información", asume.

Pavel Giroud se instaló -voluntariamente- en Madrid, por su postura crítica hacia el castrismo y sus herederos. "A mí la dictadura no me ha dado palos nunca. Aunque yo no cayera en gracia, jamás fui un enemigo ni un peligro para ellos. Yo estaba monitoreado, nunca perseguido, y eso tiene que ver con la manera en que yo me enfrenté a esa dictadura, que nada tiene que ver con los opositores o disidentes  que sufrieron repudios o fueron obligados a exiliarse".

No obstante, considera que su previo film de ficción, "El acompañante", de producción independiente, ya tuvo algunos problemas: "Fue la última película independiente que se estrenó comercialmente en salas en Cuba. Luego, 'Santa y Andrés', de Carlos Lechuga, ya no se estrenó". Tampoco cree que "El caso Padilla" pueda llegar a ser lanzada oficialmente en su país natal.

Pese a que el año pasado se produjeron protestas populares en las calles de La Habana y otras ciudades, Giroud duda mucho que Cuba llegue a ser libre en un futuro próximo. "Toda Cuba salió a protestar, y eso, el gobierno lo resolvió como lo hacen las dictaduras, mandándolos a la cárcel o acusándolos para propiciar los exilios. Cuanto tu ves que en un año han salido del país más de 200 000 personas y hay cerca de un millar de prisioneros por motivos políticos, eso va mal", sentencia.



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