Entrevista en Huelva: Florencia Wehbe y los trastornos alimenticios en las jóvenes
- por © Jon Apaolaza (Huelva)-NOTICINE.com
La cordobesa Florencia Wehbe presentó en el Festival de Huelva "Paula", un drama femenino adolescente sobre los problemas derivados de la no aceptación del propio cuerpo por parte de la muy joven protagonista. En conversación exclusiva con NOTICINE.com, la cineasta argentina compartió que aunque las normativas estéticas están en regresión, es muy arduo "desaprender las cosas".
- ¿"Paula" es autobiográfica?
Sí. Sufrí y sufro trastornos alimenticios. En realidad empecé escribiendo el guión en 2017, la filmé en el 2020-21 pero en 2019 decidimos hacer "Mañana tal vez", que se convirtió en mi opera prima. Era una película mucho más chiquita, con menos personajes y un equipo de amigos. Se trataba de una cuestión de descubrirme a mí misma dirigiendo, antes de hacer "Paula", que era más grande y con más presupuesto.
- ¿Qué público busca para "Paula", sobre todo el de la misma edad que el personaje?
Sí, pero más que por edad creo que es una cuestión de género. La hice pensando en mujeres, en poder llegar a mujeres que estén sufriendo este tipo de trastornos y podamos empezar a reflexionarlo, hablarlo...
- ¿No deberían intentar las propias mujeres superar esa presión social que las obliga a ser las más delgadas, las más lindas...?
Sí, creo que estamos en esa búsqueda, vamos por ese camino. No es fácil. Son muchos años de malaprendizaje, demasiadas generaciones... Creo que es un proceso histórico largo, que va a llevar mucho tiempo, pero pienso que las generaciones que vienen un poquito con la mochila más liviana, por la lucha de las que las precedieron. Pero tampoco creo que sea justo echarle la culpa a las mujeres, porque en realidad son presiones sociales que no elegimos, que nos caen encima. Es un trabajo muy árduo, de muchos años de desaprender cosas.
- ¿Cómo se llega desde lo personal, desde la propia experiencia, a crear una historia que pueda ser colectiva?
Creo que en mi caso partió de una historia personal, de una situación muy íntima que no se me complicó plasmarlo en el papel porque estaba hablando de un tema que conozco mucho. Pero una vez que empecé a compartir los primeros bocetos del guión con compañeras colegas me di cuenta que a la gran mayoría le había pasado cosas similares o incluso peores de lo que viví yo. Entonces ahí es cuando te vas cuenta de que lo que consideras tan íntimo y personal es colectivo y se transforma en algo colectivo y necesario. También una empieza a tomar distancia y se convierte en una cuestión colectiva de la que muchas mujeres necesitan hablar. Así se vuelve más liviano también.
- ¿Cómo es hacer cine en Córdoba?
Es muy lindo (ríe), tenemos un ritmo más amable. He trabajado en Buenos Aires y tengo muchos queridos amigos porteños a los que respeto muchísimo, pero el estar en una ciudad más chica y estar dentro de un ambiente en el que nos conocemos casi todes y somos amigues y hemos filmado un montón de cosas juntos, somos como una familia. Es bastante más ameno trabajar. No tenemos esa cosa de la mera industria encima. Por otro lado, es cierto que hay algunas cosas más difíciles en Córdoba porque es una ciudad que está incipientemente arrancando con la industria del cine y hay cuestiones de tipo logístico que las autoridades y los ciudadanos tienen que asumir y acostumbrarse, como cortar calles... Es una cuestión de educación también. Hay que entender que el cine es importante y puede convertirse en una gran industria para la ciudad.
- ¿Tiene algún nuevo proyecto en mente?
Estoy trabajando en el desarrollo de mi primer documental, lo que me significa un gran desafío porque vengo de la ficción. Estoy también empezando a escribir mi tercer guión. Será una historia también femenina, sobre una mujer que pierde a su marido y esta relación con ese fantasma que la acompaña a todos lados.
- ¿Tiene futuro el cine independiente argentino en tiempos de plataformas?
Es complejo. La verdad es que no estoy nada en contra de las plataformas, creo que han venido para democratizar mucho el cine, a dejar de lado que sea un lujo, porque la entrada al cine es costosa y no todo el mundo puede pagarla, al menos en la Argentina. Pero al mismo tiempo hay un maldito algoritmo que nos obliga a ver siempre las mismas cosas insconscientemente y de alguna manera piensa por nosotros. Es un desafío para los espectadores trascender ese maldito algoritmo y poder elegir un poco más variado lo que queremos ver y recibir como espectadores.
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- ¿"Paula" es autobiográfica?
Sí. Sufrí y sufro trastornos alimenticios. En realidad empecé escribiendo el guión en 2017, la filmé en el 2020-21 pero en 2019 decidimos hacer "Mañana tal vez", que se convirtió en mi opera prima. Era una película mucho más chiquita, con menos personajes y un equipo de amigos. Se trataba de una cuestión de descubrirme a mí misma dirigiendo, antes de hacer "Paula", que era más grande y con más presupuesto.
- ¿Qué público busca para "Paula", sobre todo el de la misma edad que el personaje?
Sí, pero más que por edad creo que es una cuestión de género. La hice pensando en mujeres, en poder llegar a mujeres que estén sufriendo este tipo de trastornos y podamos empezar a reflexionarlo, hablarlo...
- ¿No deberían intentar las propias mujeres superar esa presión social que las obliga a ser las más delgadas, las más lindas...?
Sí, creo que estamos en esa búsqueda, vamos por ese camino. No es fácil. Son muchos años de malaprendizaje, demasiadas generaciones... Creo que es un proceso histórico largo, que va a llevar mucho tiempo, pero pienso que las generaciones que vienen un poquito con la mochila más liviana, por la lucha de las que las precedieron. Pero tampoco creo que sea justo echarle la culpa a las mujeres, porque en realidad son presiones sociales que no elegimos, que nos caen encima. Es un trabajo muy árduo, de muchos años de desaprender cosas.
- ¿Cómo se llega desde lo personal, desde la propia experiencia, a crear una historia que pueda ser colectiva?
Creo que en mi caso partió de una historia personal, de una situación muy íntima que no se me complicó plasmarlo en el papel porque estaba hablando de un tema que conozco mucho. Pero una vez que empecé a compartir los primeros bocetos del guión con compañeras colegas me di cuenta que a la gran mayoría le había pasado cosas similares o incluso peores de lo que viví yo. Entonces ahí es cuando te vas cuenta de que lo que consideras tan íntimo y personal es colectivo y se transforma en algo colectivo y necesario. También una empieza a tomar distancia y se convierte en una cuestión colectiva de la que muchas mujeres necesitan hablar. Así se vuelve más liviano también.
- ¿Cómo es hacer cine en Córdoba?
Es muy lindo (ríe), tenemos un ritmo más amable. He trabajado en Buenos Aires y tengo muchos queridos amigos porteños a los que respeto muchísimo, pero el estar en una ciudad más chica y estar dentro de un ambiente en el que nos conocemos casi todes y somos amigues y hemos filmado un montón de cosas juntos, somos como una familia. Es bastante más ameno trabajar. No tenemos esa cosa de la mera industria encima. Por otro lado, es cierto que hay algunas cosas más difíciles en Córdoba porque es una ciudad que está incipientemente arrancando con la industria del cine y hay cuestiones de tipo logístico que las autoridades y los ciudadanos tienen que asumir y acostumbrarse, como cortar calles... Es una cuestión de educación también. Hay que entender que el cine es importante y puede convertirse en una gran industria para la ciudad.
- ¿Tiene algún nuevo proyecto en mente?
Estoy trabajando en el desarrollo de mi primer documental, lo que me significa un gran desafío porque vengo de la ficción. Estoy también empezando a escribir mi tercer guión. Será una historia también femenina, sobre una mujer que pierde a su marido y esta relación con ese fantasma que la acompaña a todos lados.
- ¿Tiene futuro el cine independiente argentino en tiempos de plataformas?
Es complejo. La verdad es que no estoy nada en contra de las plataformas, creo que han venido para democratizar mucho el cine, a dejar de lado que sea un lujo, porque la entrada al cine es costosa y no todo el mundo puede pagarla, al menos en la Argentina. Pero al mismo tiempo hay un maldito algoritmo que nos obliga a ver siempre las mismas cosas insconscientemente y de alguna manera piensa por nosotros. Es un desafío para los espectadores trascender ese maldito algoritmo y poder elegir un poco más variado lo que queremos ver y recibir como espectadores.
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