Entrevista en Huelva: Arturo Castro y el drama de los niños maltratados, en "Rinoceronte"
- por © Jon Apaolaza (Huelva)-NOTICINE.com
Desde Santa Fé, Argentina, llegó al Festival de Huelva el cineasta nacido en Venezuela pero afincado en el país austral Arturo Castro, para presentar en la competencia su cuarto largometraje, "Rinoceronte", un drama sobre los niños o adolescentes maltratados y abandonados por sus propias familias, y la necesidad de lograr la confianza como paso previo a su recuperación como personas. Con él habló NOTICINE.com en exclusiva.
- ¿Cómo surge la idea, de alguna experiencia personal, algo que usted conoció?
Claro... Tengo gente muy cercana a mí que trabaja en hogares muy parecidos a los de la película y bueno, he estado en contacto con historias de este tipo hace mucho. Es un mundo que decidí explorar hace bastante, planteándolo desde la perspectiva del niño. El personaje podemos decir que está basado en pedacitos de muchas historias reales de chicos que yo he conocido, pero no uno en especial.
- ¿Cree que de experiencias así de traumáticas se puede salir o inevitablemente necesitas algún tipo de ayuda externa?
Yo soy de la idea de que las cosas suelen ser más fáciles cuando nos acompañamos, por lo cual lo que plantea la película es eso, la necesidad de apoyarnos los unos en los otros. También lo que me interesaba decir era que a veces hay cosas que no se superan, que no es necesario superar. Existe esta especie de mito sobre que uno debe convertir todo en algo positivo, para construir algo después con las cosas nuevas, con las cosas malas... Yo creo que hay cosas con las que no se puede construir, por las que uno tiene la mala suerte de pasar, y se aprende a vivir con eso encima, sin superarlo. Forman parte un poco de tus cicatrices. Son cosas malas y hay que aprender a tenerlas.
- ¿Lo que fue más difícil fue encontrar al actor protagonista?
Si, fue muy difícil, hicimos un casting muy grande, vimos muchos chicos, y Vito (Contini) fue uno de los últimos, ni siquiera había ido al casting, estaba por ahí, se metió de medio casualidad... Y, bueno, fue un alivio total porque es una película que está sobre sus hombros todo el tiempo. Está en todas las escenas, en todos los planos. Necesitábamos lo que tiene Vito, que es una manera innata de ser de él, de poder expresar mucho con muy poco. Es un chico que tiene como la capacidad de generar.
- ¿Había pasado por algún tipo de experiencia así, parecida a la del personaje?
No, nunca, nunca había filmado, es la primera vez que actúa en cualquier cosa. Y lo otro no, no es chico de ambiente marginal, sino de una familia de clase media, trabajadora. Hicimos un trabajo previo también, grande, para ir acercándolo a lo que tenía que contar. Sin darle tampoco exceso de información, porque cuando uno trabaja con niños la cuestión es como darle las herramientas para tengan lo justo y necesario, y no abrumarlos tanto.
- Últimamente, quizás sea uno de los valores de tu película, hay la sensación de que cuando se habla de este tipo de cuestiones entre muchachos y muchachas jóvenes, y educadores, se nos remite a abusos, a curas o entrenadores pederastas... ¿Tuvo esto en cuenta también a la hora de plantear la historia?
Si, yo creo que ese es un mundo difícil. Hay la posibilidad de todas que las cosas horribles del universo les pueden pasar a esos menores. Yo quería plantear una película sobre un tipo de problema muy específico, sin ni siquiera ahondar demasiado en ese tipo de informaciones. Lo que me interesaba precisamente era contarlo desde la perspectiva del niño. Por eso la película no es tan expositiva en hacer -como suele pasar- un inventario de todas las cosas horribles que les han pasado, sino que quería centrarme en el niño durante los primeros días en el lugar y como se va acostumbrando a eso o no, como va funcionando la relación con los cuidadores y con los otros niños. Quedarme en eso, y no dar toda la información. Digamos que la violencia que se suscribe esta presente todo el rato en la película, pero como algo que se lleva internamente y no de una manera explícita o gráfica.
- De alguna manera ese tipo de historias requiere un compromiso, quizás superior, por parte de los actores profesionales ¿no?
Si, nosotros tuvimos la suerte de contar con un elenco increíble... Alguna gente con la que andamos trabajando, otra que fue con la primera vez que trabajamos. Todo el elenco y equipo técnico tuvo una generosidad y una disposición enorme. Creo que después eso termina en la pantalla y en los parlantes, eso se ve y se escucha, cuando los actores y actrices están comprometidos, y tienen ganas de ahondar en lo que están pasando los personajes y trabajar fuerte. Trabajar con niños es un desafío siempre, es una dinámica completamente distinta a la que se da entre actores profesionales. Lo que puedo decirte es que todos hicieron lo mejor de su parte y el trabajo la verdad fue muy lindo, muy bonito.
- ¿Cómo está siendo la trayectoria de la película en festivales?
Estamos muy comenzando, estuvimos hace como un mes en Alemania y ese fue el estreno mundial, y ahora estamos acá y con perspectivas de otros festivales por ahí. Pero bueno, comenzando bien.
- ¿Tiene algún proyecto nuevo?
Aparentemente, si todo sale bien... El año que viene vuelvo a filmar y en principio en 2 años estoy acá de nuevo.
- ¿Puede contarnos algo de que irá la película?
Si, es una película que se llama "Isla", la historia de un padre, de una persona que sufrió la muerte de su hijo un año antes, que está tratando de lidiar con ese duelo y bueno, toma unas decisiones ahí… complejas, digamos. Es una película que vamos a filmar en Santa Fe y estamos tratando de juntar la financiación. Ojalá el año que viene estemos filmando.
- Si desaparecen las salas de cine y solo nos quedan las plataformas, ¿Proyectos como "Rinoceronte" podrían ser realidad?
Yo creo que evidentemente la manera de consumir cine ha cambiado muchísimo y las plataformas tienen un lugar hoy que es inevitable. Soy partidario de que las películas siempre es más lindo verlas en pantalla grande, con un buen sonido, en una sala con otra gente. Hay una cuestión del cine que para mí es fundamental, y algo que tenemos en este festival, que es la cuestión social, de estar ahí con otras personas viendo una película. Cuando uno está en casa, eso desaparece completamente, la atención y la manera de relacionarse con el material nunca es la misma, porque estás con el teléfono, estas con otras cosas. Para mí es algo mágico en ir a una sala, que se apaguen las luces y dedicarle toda tu atención, 2 horas, a una película y conectar con eso. Para mí la mayoría de estas películas están pensadas para verlas en una pantalla de cine, con lo cual ojala que no desaparezcan y que sepamos encontrar desde esta industria el balance justo para que las dos cosas puedan coexistir.
- ¿Es más difícil hacer cine en Santa Fe?
No, no... Esta es mi tercera película en solitario. Las hicimos todas en Santa Fe y bueno, es difícil hacer cine en general, es difícil hacer cine en América latina y en Argentina. Para nosotros es lo misma filmar en Santa Fe que en Buenos Aires, o en otras partes del país. En Argentina la verdad es que tenemos la suerte de que hay cine que se filma en todos lados, no solo en Buenos Aires.
Transcripción: Jesús Sánchez
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- ¿Cómo surge la idea, de alguna experiencia personal, algo que usted conoció?
Claro... Tengo gente muy cercana a mí que trabaja en hogares muy parecidos a los de la película y bueno, he estado en contacto con historias de este tipo hace mucho. Es un mundo que decidí explorar hace bastante, planteándolo desde la perspectiva del niño. El personaje podemos decir que está basado en pedacitos de muchas historias reales de chicos que yo he conocido, pero no uno en especial.
- ¿Cree que de experiencias así de traumáticas se puede salir o inevitablemente necesitas algún tipo de ayuda externa?
Yo soy de la idea de que las cosas suelen ser más fáciles cuando nos acompañamos, por lo cual lo que plantea la película es eso, la necesidad de apoyarnos los unos en los otros. También lo que me interesaba decir era que a veces hay cosas que no se superan, que no es necesario superar. Existe esta especie de mito sobre que uno debe convertir todo en algo positivo, para construir algo después con las cosas nuevas, con las cosas malas... Yo creo que hay cosas con las que no se puede construir, por las que uno tiene la mala suerte de pasar, y se aprende a vivir con eso encima, sin superarlo. Forman parte un poco de tus cicatrices. Son cosas malas y hay que aprender a tenerlas.
- ¿Lo que fue más difícil fue encontrar al actor protagonista?
Si, fue muy difícil, hicimos un casting muy grande, vimos muchos chicos, y Vito (Contini) fue uno de los últimos, ni siquiera había ido al casting, estaba por ahí, se metió de medio casualidad... Y, bueno, fue un alivio total porque es una película que está sobre sus hombros todo el tiempo. Está en todas las escenas, en todos los planos. Necesitábamos lo que tiene Vito, que es una manera innata de ser de él, de poder expresar mucho con muy poco. Es un chico que tiene como la capacidad de generar.
- ¿Había pasado por algún tipo de experiencia así, parecida a la del personaje?
No, nunca, nunca había filmado, es la primera vez que actúa en cualquier cosa. Y lo otro no, no es chico de ambiente marginal, sino de una familia de clase media, trabajadora. Hicimos un trabajo previo también, grande, para ir acercándolo a lo que tenía que contar. Sin darle tampoco exceso de información, porque cuando uno trabaja con niños la cuestión es como darle las herramientas para tengan lo justo y necesario, y no abrumarlos tanto.
- Últimamente, quizás sea uno de los valores de tu película, hay la sensación de que cuando se habla de este tipo de cuestiones entre muchachos y muchachas jóvenes, y educadores, se nos remite a abusos, a curas o entrenadores pederastas... ¿Tuvo esto en cuenta también a la hora de plantear la historia?
Si, yo creo que ese es un mundo difícil. Hay la posibilidad de todas que las cosas horribles del universo les pueden pasar a esos menores. Yo quería plantear una película sobre un tipo de problema muy específico, sin ni siquiera ahondar demasiado en ese tipo de informaciones. Lo que me interesaba precisamente era contarlo desde la perspectiva del niño. Por eso la película no es tan expositiva en hacer -como suele pasar- un inventario de todas las cosas horribles que les han pasado, sino que quería centrarme en el niño durante los primeros días en el lugar y como se va acostumbrando a eso o no, como va funcionando la relación con los cuidadores y con los otros niños. Quedarme en eso, y no dar toda la información. Digamos que la violencia que se suscribe esta presente todo el rato en la película, pero como algo que se lleva internamente y no de una manera explícita o gráfica.
- De alguna manera ese tipo de historias requiere un compromiso, quizás superior, por parte de los actores profesionales ¿no?
Si, nosotros tuvimos la suerte de contar con un elenco increíble... Alguna gente con la que andamos trabajando, otra que fue con la primera vez que trabajamos. Todo el elenco y equipo técnico tuvo una generosidad y una disposición enorme. Creo que después eso termina en la pantalla y en los parlantes, eso se ve y se escucha, cuando los actores y actrices están comprometidos, y tienen ganas de ahondar en lo que están pasando los personajes y trabajar fuerte. Trabajar con niños es un desafío siempre, es una dinámica completamente distinta a la que se da entre actores profesionales. Lo que puedo decirte es que todos hicieron lo mejor de su parte y el trabajo la verdad fue muy lindo, muy bonito.
- ¿Cómo está siendo la trayectoria de la película en festivales?
Estamos muy comenzando, estuvimos hace como un mes en Alemania y ese fue el estreno mundial, y ahora estamos acá y con perspectivas de otros festivales por ahí. Pero bueno, comenzando bien.
- ¿Tiene algún proyecto nuevo?
Aparentemente, si todo sale bien... El año que viene vuelvo a filmar y en principio en 2 años estoy acá de nuevo.
- ¿Puede contarnos algo de que irá la película?
Si, es una película que se llama "Isla", la historia de un padre, de una persona que sufrió la muerte de su hijo un año antes, que está tratando de lidiar con ese duelo y bueno, toma unas decisiones ahí… complejas, digamos. Es una película que vamos a filmar en Santa Fe y estamos tratando de juntar la financiación. Ojalá el año que viene estemos filmando.
- Si desaparecen las salas de cine y solo nos quedan las plataformas, ¿Proyectos como "Rinoceronte" podrían ser realidad?
Yo creo que evidentemente la manera de consumir cine ha cambiado muchísimo y las plataformas tienen un lugar hoy que es inevitable. Soy partidario de que las películas siempre es más lindo verlas en pantalla grande, con un buen sonido, en una sala con otra gente. Hay una cuestión del cine que para mí es fundamental, y algo que tenemos en este festival, que es la cuestión social, de estar ahí con otras personas viendo una película. Cuando uno está en casa, eso desaparece completamente, la atención y la manera de relacionarse con el material nunca es la misma, porque estás con el teléfono, estas con otras cosas. Para mí es algo mágico en ir a una sala, que se apaguen las luces y dedicarle toda tu atención, 2 horas, a una película y conectar con eso. Para mí la mayoría de estas películas están pensadas para verlas en una pantalla de cine, con lo cual ojala que no desaparezcan y que sepamos encontrar desde esta industria el balance justo para que las dos cosas puedan coexistir.
- ¿Es más difícil hacer cine en Santa Fe?
No, no... Esta es mi tercera película en solitario. Las hicimos todas en Santa Fe y bueno, es difícil hacer cine en general, es difícil hacer cine en América latina y en Argentina. Para nosotros es lo misma filmar en Santa Fe que en Buenos Aires, o en otras partes del país. En Argentina la verdad es que tenemos la suerte de que hay cine que se filma en todos lados, no solo en Buenos Aires.
Transcripción: Jesús Sánchez
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