Despedida de emociones para el Festival de San Sebastián
- por © NOTICINE.com en SS: A.Alvarez y M.Iglesias
24-IX-04
Poco antes de la lectura de un palmarés que se presume de equilibrio entre las bastante diferentes sensibilidades presentes en el jurado, es difícil citar un único título capaz de alcanzar el consenso general. La verdad es que la competición se despidió este viernes a un muy alto nivel, de la mano de dos emotivas historias a la vez locales y universales, "Turtles can fly" y "Bombón-El perro". Por la noche Jeff Bridges recibió el Premio Donostia, y -en general- es tiempo de balances.
Las quinielas abundan. Hay quien apuesta por este brillante final y los dos últimos títulos en cerrar la competencia. Otros recuerdan las buenas acogidas en su día a las cintas de Paskaljevic ("San zimske noci"), Aristarain ("Roma"), Pete Travis ("Omagh") o Song Il-gon ("Geo -mi-soop"). Tener a estas alturas dudas y que proliferen las apuestas certifica que la cosecha del año -por mucho que como siempre condicionada por la presencia previa de casi todos los títulos citados en Toronto- ha sido buena.
Sin duda este extremo y el gran interés del público por la paralela Zabaltegi forman parte del haber de esta 52 edición edición. En el debe, quizás, la falta de "glamour", si exceptuamos a los receptores de los Premios Donostia, quienes -por cierto- dejaron cierto aroma de oportunismo, al estar en el festival "también" para mostrar sus últimas películas en inauguración, clausura y otra sesión especial. Antes, los receptores acudían especificamente para que les dieran este galardón-homenaje, no para promocionar sus trabajos más recientes.
San Sebastián, un año más, ha navegado por aguas encrespadas, en las que maniobrar se presenta harto difícil, y llegar a puerto indemne y con el velamen intacto un objetivo más que complicado. Demasiado como para -además- plantearse una comparación con Cannes, Berlín o Venecia.
Quizás resulte preocupante la discreta, por no decir pobre, imagen que el cine español ha exhibido aquí este año. El desinterés de los grandes creadores nacionales en estrenar en el festival donostiarra debería instar a la reflexión y a la búsqueda de soluciones para el futuro.
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"TURTLES CAN FLY", de Bahman Ghobadi (Irán-Irak)
Posiblemente esta sea una de las películas que más ha tocado el corazón de los espectadores en San Sebastián, incluso a muchos periodistas les ha faltado tiempo para que el director, Bahman Ghobadi, pudiese contestar a todas las preguntas que suscita esta producción de bajo presupuesto pero excelentes resultados. Ghobadi enmascara y relaja con tintes de comedia, una historia dramática, que desgraciadamente es habitual en la vida de mucho niños irakíes. El cincuenta por ciento del resultado final se lo debe a la magistral interpretación de sus actores, todos ellos niños que han vivido la guerra en Irak, y que no son actores profesionales. Entre ellos destaca el trabajo de Avaz Latif y Soran Ebrahim, quienes representan los dos polos opuestos, comedia y tragedia, de la historia.
"BOMBON-EL PERRO", de Carlos Sorín (Argentina-España)
La última película del director de “Historias mínimas”, Carlos Sorín, ha sorprendido muy gratamente al público de San Sebastián con una comedia sensible, que se acerca al tema del paro en Argentina, pero desde un punto de vista amable, alejándose del drama y violencia que han predominado en la Sección Oficial del festival. Con una bonita historia de esperanza como telón de fondo, destaca el trabajo de interpretación de unos actores no profesionales -sólo hay una profesional en todo el reparto-, sobre todo el del protagonista Juan Villegas, aparcacoches de la productora de Sorín, que consigue sacar en la pantalla toda la ternura y sencillez de un personaje que, sin apenas palabras, llega al corazón de los espectadores.
Poco antes de la lectura de un palmarés que se presume de equilibrio entre las bastante diferentes sensibilidades presentes en el jurado, es difícil citar un único título capaz de alcanzar el consenso general. La verdad es que la competición se despidió este viernes a un muy alto nivel, de la mano de dos emotivas historias a la vez locales y universales, "Turtles can fly" y "Bombón-El perro". Por la noche Jeff Bridges recibió el Premio Donostia, y -en general- es tiempo de balances.
Las quinielas abundan. Hay quien apuesta por este brillante final y los dos últimos títulos en cerrar la competencia. Otros recuerdan las buenas acogidas en su día a las cintas de Paskaljevic ("San zimske noci"), Aristarain ("Roma"), Pete Travis ("Omagh") o Song Il-gon ("Geo -mi-soop"). Tener a estas alturas dudas y que proliferen las apuestas certifica que la cosecha del año -por mucho que como siempre condicionada por la presencia previa de casi todos los títulos citados en Toronto- ha sido buena.
Sin duda este extremo y el gran interés del público por la paralela Zabaltegi forman parte del haber de esta 52 edición edición. En el debe, quizás, la falta de "glamour", si exceptuamos a los receptores de los Premios Donostia, quienes -por cierto- dejaron cierto aroma de oportunismo, al estar en el festival "también" para mostrar sus últimas películas en inauguración, clausura y otra sesión especial. Antes, los receptores acudían especificamente para que les dieran este galardón-homenaje, no para promocionar sus trabajos más recientes.
San Sebastián, un año más, ha navegado por aguas encrespadas, en las que maniobrar se presenta harto difícil, y llegar a puerto indemne y con el velamen intacto un objetivo más que complicado. Demasiado como para -además- plantearse una comparación con Cannes, Berlín o Venecia.
Quizás resulte preocupante la discreta, por no decir pobre, imagen que el cine español ha exhibido aquí este año. El desinterés de los grandes creadores nacionales en estrenar en el festival donostiarra debería instar a la reflexión y a la búsqueda de soluciones para el futuro.
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"TURTLES CAN FLY", de Bahman Ghobadi (Irán-Irak)
Posiblemente esta sea una de las películas que más ha tocado el corazón de los espectadores en San Sebastián, incluso a muchos periodistas les ha faltado tiempo para que el director, Bahman Ghobadi, pudiese contestar a todas las preguntas que suscita esta producción de bajo presupuesto pero excelentes resultados. Ghobadi enmascara y relaja con tintes de comedia, una historia dramática, que desgraciadamente es habitual en la vida de mucho niños irakíes. El cincuenta por ciento del resultado final se lo debe a la magistral interpretación de sus actores, todos ellos niños que han vivido la guerra en Irak, y que no son actores profesionales. Entre ellos destaca el trabajo de Avaz Latif y Soran Ebrahim, quienes representan los dos polos opuestos, comedia y tragedia, de la historia.
"BOMBON-EL PERRO", de Carlos Sorín (Argentina-España)
La última película del director de “Historias mínimas”, Carlos Sorín, ha sorprendido muy gratamente al público de San Sebastián con una comedia sensible, que se acerca al tema del paro en Argentina, pero desde un punto de vista amable, alejándose del drama y violencia que han predominado en la Sección Oficial del festival. Con una bonita historia de esperanza como telón de fondo, destaca el trabajo de interpretación de unos actores no profesionales -sólo hay una profesional en todo el reparto-, sobre todo el del protagonista Juan Villegas, aparcacoches de la productora de Sorín, que consigue sacar en la pantalla toda la ternura y sencillez de un personaje que, sin apenas palabras, llega al corazón de los espectadores.