Huelva: Felipe Carmona ("Penal Cordillera") cree que "los arquitectos de la dictadura pinochetista siguen ocupando puestos de privilegio"

por © Jon Apaolaza (Huelva)-NOTICINE.com
Felipe Carmona
Felipe Carmona
"Penal Cordillera", que compite por el Colón de Oro en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, sirve al chileno Felipe Carmona para recrear el encierro "cinco estrellas" de un puñado de altos mandos militares de la dictadura pinochetista responsables de asesinatos, torturas y desapariciones. NOTICINE.com habló en exclusiva con el cineasta, que considera que las complicidades permean a toda la sociedad y la historia corre el riesgo de repetirse.

- ¿Cuál fue el punto de partida del proyecto?  ¿Como se enteró usted del hecho real que dio pie a la película?
Se sabía que estos militares que estaban encarcelados por crímenes a lesa humanidad estaban en una cárcel que no era tal y cuando se produjo esta entrevista en el canal CNN Chile, salieron a la luz todos esto privilegios, viendo la noticias nos enteramos en todo el país. Y ese fue el punto de partida, luego lo desafiante como creador fue imaginar lo cotidiano de estos torturadores encerrados en este lugar.

- ¿Hasta qué punto hubo una investigación de su parte sobre los sucesos reales de la historia? ¿O el punto de partida fueron las ventajas y la “buena vida” y lo demás fue una recreación ficticia de los hechos?
Hubo mucha investigación, costaba, a raíz del hecho empezó a haber testimonios de familiares o gente que trabajaba en el lugar y dejaban entrever las relaciones que había entre ellos y así me fui enterando de los privilegios que había entre ellos, sus hábitos, de cómo se llevaban, de qué carácter tenía cada uno y todo eso nos dio pie a imaginar y ficcionar, no sé el porcentaje exacto, pero mitad realidad y mitad ficción, aproximadamente.

- ¿Sigue con vida alguno de ellos en la actualidad?
Si, Kraznov, un cosaco, que delira con Rusia, está vivo y sus condenas suman más de 900 años de prisión. Otro general, Espinosa, obsesionado con los perros también está vivo, el que dio la entrevista y otro, murieron hace un par de años, y está el general, que si ven la película se enterarán de como termina su historia.

- ¿Qué cree usted que es lo que propicia este tipo de impunidades?, hay otra película en el festival, “El rapto”, que también habla sobre la impunidad dentro del aparato del estado tras el fin de la dictadura militar argentina...
Creo que lo propicia algo que se origina desde la fundación de nuestros países en Latinoamérica, sin nombres propios, ni en el quiebre de la democracia con la dictadura militar. Creo que viene de principio del siglo XX, finales del XIX, la élite latinoamericana se apropió de manera grotesca de todos los bienes y privilegios, y ha orquestado durante siglos el mantenerse en el poder. Puede haber nombres propios, pero es una metáfora de como esta persona no puede poner un pie en la calle, pero sigue manejando lo hilos en este país. La dictadura chilena no puede remitirse solo al nombre de Pinochet, fue una dictadura cívico-militar y esos civiles arquitectos de la dictadura y del quiebre de la democracia del gobierno de Salvador Allende, siguen ocupando puestos de privilegio dentro de todas las esferas de nuestra sociedad.

- Ahora que se celebró el 50 aniversario del golpe contra Allende y que, en Argentina, estamos en vísperas de un posible cambio político, ¿se quieren blanquear esas dictaduras militares del cono sur?
Sí, hay un rebrote en general en el continente. Tras recuperarse las democracias, se escondieron y sintieron vergüenza, pero hoy día hay una nueva generación que se crió escuchando estas historias de sus padres y sienten una especie de “orgullo” justificando sus crímenes de lesa humanidad. Yo pensaba que esas cosas con el tiempo se iban a dejar claras de una vez por todas, pero está el negacionismo y nada... Uno termina contando estas historias, precisamente porque hay heridas que no se cierran y porque hay un negacionismo latente en todo el continente.

- Ha habido varias películas últimamente relacionadas con el golpe de estado, con Pinochet… En España durante bastantes años se acusó a los profesionales de cine de hacer demasiadas películas sobre la dictadura de Franco. ¿En Chile también hay quejas porque se revivan estas historias?
Pasa mucho y escriben críticas sobre ello. Hay un estudio que indica que solo el 14 o 15% de las películas chilenas tratan sobre la dictadura, lo que pasa es que hay películas icónicas que repercuten en festivales internacionales y parece que se hacen más. Son historias de nunca acabar porque es una herida abierta aun con un pacto de silencio entre militares en el que hay miles de desaparecidos y familiares buscando los cuerpos de sus seres queridos. Mientras no haya justicia real va a ser imposible no seguir contándolo.

- ¿Cree que quedan historias interesantes, como la suya, todavía por contar?
Muchísimas, hace un mes nos enteramos de que una de las locaciones que usamos para el rodaje de la película había sido utilizada como centro de tortura clandestino. Todavía hay muchas historias ocultas, que son fascinantes, no es solo porque tengan que ver con la dictadura, sino porque son historias muy particulares que transitan entre lo absurdo y el horror y están llamadas a ser registradas cinematográficamente.

- ¿Qué perspectivas tiene para el estreno de la película?
Estrenamos la próxima semana en Chile y tenemos muchas expectativas, porque no sabemos como va a ser la reacción del público. Ya de hecho hay cierta controversia previa por gente que dice que hemos humanizado demasiado a estos personajes. Personalmente creo que en los tiempo que corren es la forma de no caer en los extremos de bueno y malo, con lo que el espectador se acostumbra a ese retrato. Si damos humanidad y voz a estos monstruos es precisamente para cuestionar lo que pasó pero también para cuestionar nuestro rol en la misma historia. La película, más allá de un solo hito, habla de la violencia que puede brotar en cada uno. Lo monstruoso existe porque hay humanidad y eso es lo que muestra la película.



- En Argentina hay un serio riesgo de involución con la llegada de Milei, ¿Cree que algo así podría pasar en Chile?
Sí, estamos expectantes a lo que ocurra en Argentina, es increíble lo que puede llegar a pasar con una persona como Milei. En Chile tenemos a un amigo de Milei, se apellida Kast, su familia fue participe de la dictadura y en sus tierras asesinaron y enterraron gente. Lo que me preocupa, porque lo tipos como Milei o Bolsonaro son payasos al servicio del poder que está entre bambalinas...

- ...¿Cuál sería ese poder?
El poder económico, sin duda, la aristocracia latinoamericana que es dueña de todas las empresas, de todos los medios, controlan la televisión, controlan todo, ellos le dice al pueblo qué pensar, a quién votar, qué escuchar, qué ver… Personas como Milei, son payasos puestos ahí, pero sirven al poder.

- ¿Tiene algún proyecto en curso?
Si, terminé de escribir una versión del guion inspirada en la novela de Roberto Bolaño, “El nocturno de Chile”, tiene que ver con un poema de la poetisa española Santa Teresa “Que muero porque no muero”, es sobre un sacerdote del Opus Dei que fue crítico, un personaje que existió realmente en Chile. Es un viaje de tres décadas a través de los ojos de este sacerdote. Es una ficción, pero basado en hechos reales.

- Le atraen las historias que rozan lo delirante o el humor negro...
Entre el horror y lo absurdo es lo que me atrae, esta esa cosa de cuestionar el poder y la impunidad y este último guion cuestiona el rol del intelectual, del artista y del cuestionarse a uno mismo.

- ¿Qué le pareció la aproximación que hizo Larraín en "El Conde"?
Fue muy debatido en medios chilenos y finalmente no representó a Chile en los Oscars. Pienso que Pablo Larraín se equivoca, no por retratarlo como un vampiro, en blanco y negro, eso me parece bien, es una propuesta arriesgada, pero creo que pone el foco solo en un nombre, Augusto Pinochet. Para desde la calidad de artista y el alcance que tiene Larraín como cineasta, no debería haber cuestionado solo a Pinochet sino también, todo el sistema. Su padre fue ministro de Pinochet y sus abuelos son dueños de más de la mitad de Chile y yo no veo un cuestionamiento a su mundo.

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