Manuela Irene, ganadora en Monterrey: "La muerte fue mi obsesión infantil"

por © Redacción (México)-NOTICINE.com
"Monstruo de Xibalba"
"Monstruo de Xibalba"
"Monstruo de Xibalba", opera prima de la cineasta Manuela Irene, reconocida como mejor cinta de la competencia mexicana en el Festival de Monterrey es una película que mezcla elementos de horror, aventura y temas existenciales en un escenario de la selva maya. "Siempre me dieron ganas de escribir una peli con un protagonista niño. Tuve mucha influencia de pelis gringas que vi de niña, como "E.T." o "Stand by me", y Rogelio tiene un poquito de ese humor. Eso y su obsesión con la muerte, que fue mi propia obsesión infantil, una negación a aceptar que ese es el destino del ser humano, que algún día mis papás iban a morir, y que mi misma existencia iba a dejar de ser. Pasaba noches pensando cómo sería, si al morir estaría recordando mi vida o qué voy a sentir cuando me cremen", cuenta Irene.

La historia sigue a Rogelio, un niño que, inmerso en la selva, enfrenta sus miedos más profundos y explora el tema de la muerte, inspirado por la poesía prehispánica y sus propias pesadillas. A través de su viaje, forma un vínculo inesperado con dos niños de la comunidad, Juanito y Lucio, mientras un ser oscuro los amenaza y los obliga a confrontar sus temores.

Irene menciona que su conexión con Yucatán viene desde su infancia, ya que sus padres vivieron en Mérida. La influencia de su padre, quien también interpreta al "Monstruo de Xibalba" en la película, fue fundamental en el proceso creativo. "Cada vez que visitaba Yucatán, veía lugares que luego incluía en el guión", explica la directora a la web del IMCINE. El proyecto, que tardó 14 años en completarse, se gestó a partir de estas visitas y del arraigo personal que Irene siente por la región.



Sobre el tono de la película, Irene comenta que parte de la inspiración vino de las historias de fantasmas que su padre le contaba sobre su infancia en Aragón. "Mi papá es muy pragmático, pero esas historias del México antiguo definitivamente influyeron en la película", dice. Además, menciona que caminar por Yucatán le sigue transmitiendo una sensación de misterio: "La gente allá cree mucho en criaturas, y eso también se coló en la historia".

"Monstruo de Xibalba" no es solo un relato de horror, sino también una reflexión sobre la muerte desde la perspectiva de un niño. Rogelio, el protagonista, está basado en las propias obsesiones infantiles de Irene, quien de niña pensaba mucho en la mortalidad. "Negaba aceptar que ese es el destino del ser humano, y esa obsesión infantil se tradujo en el personaje", cuenta la directora.

El casting fue una parte clave en la creación de los personajes. Rogelio Ojeda, quien interpreta al protagonista, llegó al casting de manera fortuita. "Recibí un mail misterioso preguntando si aún había oportunidad de audicionar. Llegó tarde a la prueba, pero su talento fue innegable", relata Irene. Para los otros personajes, como Lucio, Irene trabajó con Pat Boy, un rapero maya que le ayudó a encontrar actores en Quintana Roo. "Cuando vi a Leo, supe que tenía algo especial, aunque era muy tímido al principio", dice sobre el joven actor.

El rodaje en la selva representó un desafío logístico importante, especialmente por la necesidad de filmar en locaciones remotas y el tiempo limitado debido a las condiciones ambientales. "El cenote donde rodamos una de las escenas más importantes imponía mucho respeto", comenta Irene. Explica que tuvo que acercarse a los lugares con "devoción y mucho respeto", lo que, según ella, permitió que el rodaje fluyera mejor.

Una parte esencial de la película fue la relación entre Rogelio y su padre, interpretado por el propio padre de Irene. "Le pedí que se comprometiera con el proyecto hasta el final, y aunque no tiene aspiraciones actorales, lo hizo por mí", cuenta la directora, quien agradece el apoyo incondicional que recibió de su padre.

Irene también reflexiona sobre el cine para niños, un género en el que "Monstruo de Xibalba" ha sido ubicado. Aunque no era su intención inicial, Irene considera que subestimar al público infantil es un error: "No creo que mi película vaya a traumar a un niño, sino que puede ofrecerles una nueva dimensión del mundo y la experiencia humana". Para ella, lo importante es hacer "un cine verdadero y profundo", sin preocuparse demasiado por las etiquetas.

La película, que tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Edimburgo, obtuvo el miércoles el premio al mejor film mexicano en la edición 20 del Ficmonterrey.

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