Julio Rojas, escritor y guionista, en el South Series: "Distinguir la verdad de la mentira se está cayendo a pedazos"

por © Jon Apaolaza (Cádiz)-NOTICINE.com
Julio Rojas
Julio Rojas
El chileno Julio Rojas ha sido por años una de las referencias de la creación de ficción en su país, tanto por las colaboraciones fílmicas con Matías Bize como por sus historias de ciencia ficción para diferentes medios. En conversación exclusiva con NOTICINE.com en el South Series Festival de Cádiz, donde participa en diversos paneles industriales, el autor de "Caso 63" compartió su miedo a las consecuencias de la irrupción de la Inteligencia Artificial en el mundo del audiovisual y en nuestras vidas en general.

- ¿Tiene la sensación de que estamos viviendo el mejor momento para los guionistas desde que empezó usted a trabajar?
Sí, hay un momento muy excitante. Me emociona que la combinación de ventanas de streaming, de editoriales de series, haya generado mucha audiencia como nunca antes en la historia de la humanidad. La gente está atrapada y está obsesionada por escuchar historias, pero estoy preocupado porque es un momento de gran necesidad de contenido y puede que este contenido hecho por humanos termine muy pronto debido a la Inteligencia Artificial. Tengo el temor de que las audiencias empiecen a sentir afinidades por productos que son hechos por algoritmos.

- En el fondo, una Inteligencia Artificial es el sueño de cualquier productor, ¿no?
Es como si hubiera sido diseñada perfectamente por la mente de un productor. Ahora bien, pasa algo como en todo sistema donde la información se tiende a homogeneizar y se empieza a intoxicar de su propia información. Las series parecen sospechosamente ser todas iguales y empiezan a autointoxicarse de los mismos contenidos. Hablo por ejemplo de una película que puede que a la gente le guste o no le guste, “La sustancia / The Substance”. Esta es una película que no viene de un algoritmo y que no parece ser una película tradicional. Hace que la gente o se salga del cine o la ame. La pongo como ejemplo porque a veces es necesario que humanos enloquecidos con la creación se salten y hackeen el algoritmo, generando así una especie de oxígeno nuevo a las plataformas.



- ¿No existe también el riesgo de que lleguemos a un nivel de saturación de series? Uno tiene que vivir y trabajar, y ve series ya de manera frustrada porque ha oído hablar de otra que no es la que se está viendo ahora, y cuándo tiene oportunidad de dedicarle tiempo a la recomendada justo han salido otras nuevas...
Bueno, realmente uno ya no tiene tiempo para poder percibir todo lo que te da la realidad, no solamente en términos de hacer, ya que también me genera un estrés no poder ver todo lo que sale. Aquellas personas que dicen que han visto siempre la última serie, ¿cómo lo hacen? ¿No trabajan? ¿Tienen ayudantes? ¿Les hacen resúmenes? Hay que pensar qué tipo de series vas a empezar a ver y qué vas a dejar afuera. Por ello, creo que la gran decisión de las grandes audiencias no es lo que va a ver, sino lo que no va a ver. Por eso está perfecto cuando un autor se dedica solamente a un tipo de género.

- Y en Chile, ¿cómo es la situación ahora mismo con la creación de ficción?
Lo que pasa es que Chile, Argentina, Perú y Sudamérica no son considerados por los grandes plataformas si no tienen alguna conexión con México o el mundo latino de Estados Unidos. Sacan cuentas matemáticas y ven que el público no genera tantas ganancias. Siempre nos están diciendo: “Me encanta tu historia, ¿puedes pasarla y llevarla a otras regiones?”. Entonces, yo no te podría decir que hay muy pocas creaciones que traten sobre Chile como territorio, pero pasa un fenómeno, y es que depende de lo que escribas. Cada vez más las historias tienen una especie de conexión y empiezan a no depender del territorio, sino que puede ser una historia que viaje por diferentes regiones.

- Eso nos hace pensar un poco en ese sueño de un mundo iberoamericano en un sentido muy amplio que incluya a los latinos de Estados Unidos y que tenga muchos elementos en común. Ahora mi percepción es que se ha empezado un poco con los actores y directores que ya indistintamente ruedan en otros países historias que, como dice usted, no están como muy localizadas y que podrían ser en México, en Argentina o en Chile, ¿verdad?
El mundo de la ciencia ficción a mí se me dio la oportunidad de experimentarlo en carne propia, con una ficción que era muy chilena, muy local, que ocurría en el interior de un hospital donde yo había trabajado. Mi profesión anterior era en una psiquiatría de un hospital latinoamericano pequeño, En el mundo ahora hay historias que definitivamente no alcanzan a volar fuera y se quedan atrapadas, por supuesto, pero creo que tienes razón cuando dices que todo comenzó con directores y actores, y ahora llegan los guionistas y los creadores que se mueven por diferentes países del continente.

- Particularmente, ¿usted qué proyectos tiene en este momento?
Estoy trabajando en la adaptación de un libro de ciencia ficción. Yo hago ficción de anticipación, lo cual es bastante complicado porque pueden envejecer muy mal mis historias. Hablo de algo que podría suceder en cinco o diez años, entonces estoy escribiendo pequeñas historias que tienen que ver con la irrupción de la tecnología y las relaciones humanas, la clonación digital. También tengo una historia sobre la presencia de un robot domiciliario en una familia, etc. Realmente estamos viviendo un momento donde ya el límite se diluyó, y te pongo un ejemplo: en el próximo año van a vender robots domiciliarios que van a tener inteligencia artificial. Imagina una mesa en una familia donde hay una discusión entre la pareja. Entonces se le podría decir al robot: “¿puedes volver a repetir esta discusión y analizar quién tuvo la razón?”. Vamos a tener continuamente un agente externo imparcial. ¿Estamos preparados para este tsunami que se aproxima?

- Estoy pensando en Isaac Asimov y su larga saga sobre los robots. ¿Queda algo relacionado con los androides por imaginar o discutir?
Lo que no consideró Asimov con sus leyes de la robótica es que cuando un robot es más inteligente que los humanos los va a encontrar estúpidos. Creo que estamos jugando con algo similar a la energía nuclear, pero la energía nuclear al menos venía regulada. Ahora nadie tiene ningún contrapeso porque dos jóvenes en un garaje pueden hacer una nueva Inteligencia Artificial y no tiene por qué ser regulada. No porque no se quiera, sino porque no se puede regular una fuerza que ya se activó.

- También es verdad que considerando la maldad innata de determinados seres humanos, puede pasar cualquier cosa mala, así que el verdadero problema es saber regular eso, ¿no?
Lo primero es que no hay que ser muy ingenuo para comprender que la ciencia ficción ha previsto que máquinas artificiales inteligentes y humanos no se vayan a llevar bien. En algún momento se producirá un quiebre de esa relación y sabemos quién va a perder. No creo que sea intrínsecamente mala, creo que va a ser físicamente eficiente, y eso puede ser bien aterrador. Hay una interfaz donde los seres humanos pueden manipular la inteligencia artificial, que es mediante fake news y mediante la posibilidad de alterar la realidad. Me preocupa muchísimo que el fundamento civilizatorio, algo que podría distinguir la verdad de la mentira, se esté cayendo a pedazos.

- No sé si ha terminado de hablarme de sus proyectos, ¿éste era el único?
Estoy haciendo una adaptación de un libro que se llama “Freelance” sobre una distopía que narra como un populista terraplanista gana el control de un país y elimina internet. La novela arranca veinte años después donde seguimos a un joven con un trabajo dedicado a la ciencia que declara que la tierra podría ser redonda. Por ello, se lanza una reflexión acerca de por qué si alguien que tiene 15 millones de seguidores dice cualquier cosa, la gente se lo cree.

- Si gana Trump las elecciones, ¿cree que el mundo va a ser peor?
Sin duda. Alguien que tiene un ego y unas ideas tan fascistas y que tiene ese nivel de adherencia desde la ignorancia va a crear un escenario distópico completo. Y si a eso le sumas el cóctel feroz de la Inteligencia Artificial y de un mundo dominado por TikTok, parece que a nadie le importa absolutamente nada. Tenemos una combinación muy peligrosa.

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