El cine latinoamericano conquista el Festival de la Presencia Autóctona de Montreal

por © María Gómez Bravo (Montreal)-NOTICINE.com
"Li Cham"
"Li Cham"
La 35 edición del Festival Internacional de la Presencia Autóctona de Montreal, cita de referencia mundial para el cine indígena, ha coronado a cinco producciones latinoamericanas entre sus principales galardones, confirmando el poder de esta cinematografía para articular identidad, memoria y denuncia. El Premio Comunitario Rigoberta Menchú, que reconoce a aquellas obras que fortalecen la voz de las comunidades y preservan su herencia cultural, fue para "Li Cham" ("Me morí") de la cineasta tsotsil Ana Ts’uyeb (México). El documental retrata con crudeza y sensibilidad los desafíos de las mujeres indígenas en un contexto atravesado por la discriminación, al tiempo que rescata la fuerza de la oralidad y la transmisión de saberes como forma de resistencia. El jurado destacó su capacidad para convertir una historia íntima en un alegato universal sobre la dignidad.

"Las Almas", de la realizadora argentina Laura Basombrío recibió el Premio al Mejor Documental Les Films du 3 Mars, como un reconocimiento a su capacidad de capturar lo intangible. Basombrío nos invita a conocer de primera mano las prácticas espirituales y la vida cotidiana en las comunidades andinas, desplegando una cámara que observa con respeto, sin artificios, y que invita a repensar la relación entre tradición y contemporaneidad.

El principal reconocimiento a artistas indígenas emergentes (Main Film Award for emerging Indigenous Artists) destacó la propuesta poética de Liliana K’an (México) "Vientre de Luna" , donde entrelaza el cuerpo femenino con la cosmovisión indígena, reivindicando los vínculos entre maternidad, tierra y ciclos naturales. La directora tsotsil suma así otro galardón a su obra y se consolida como uno de los talentos más prometedores en el panorama cinematográfico internacional.



El palmarés de este 35 aniversario también abrió espacio a otras miradas. El Premio Teueikan, máximo galardón del certamen, lo recibe "Ka Whawhai Tonu" de Mike Jonathan (Aotearoa/Nueva Zelanda), con su evocación épica de la resistencia maorí frente al colonialismo británico, que combina rigor histórico y lirismo visual. El segundo premio fue para la brasileña "Canuto’s Transformation", de Ariel Kuaray Ortega y Ernesto de Carvalho, una historia de metamorfosis personal y espiritual que simboliza la resiliencia de los pueblos guaraníes.

La memoria política, uno de los bastiones temáticos de las producciones proyectadas en el festival, consigue llevarse una mención honorífica del Premio Les Films du 3 Mars con "Free Leonard Peltier" de Jesse Short Bull y David France (EE. UU.), una cinta que reabre el debate sobre la encarcelación del histórico líder indígena, convertido en símbolo de resistencia. El Premio APTN al Cineasta Indígena del Año destacó el trabajo de Tasha Hubbard por "Singing Back the Buffalo" (Canadá), que recupera en esta obra la relación espiritual entre los pueblos de las praderas y el bisonte, metáfora de supervivencia y revitalización cultural.

También en el género corto la presencia latinoamericana consiguió conquistar al jurado. "Aribada" de Simon(e) Jaikiriuma Paetau y Natalia Escobar (Colombia) fue distinguido con el premio al Mejor Corto Internacional por su audaz exploración de las identidades queer e indígenas en un paisaje tropical marcado por la violencia y el deseo.

Los galardones para las producciones canadienses destacaron a "On and On and On "de Evelyn Pakinewatik con el Premio Espaces Autochtones/SRC, mientras que "Inkwo for When the Starving Return" de Amanda Strong (Canadá) sumó dos reconocimientos: el Premio Air Canada–Matera y el de Mejor Película de Animación, gracias a su imaginario visual de gran potencia plástica.

Con más de 60 producciones en la agenda, una decena de premios otorgados y la gran diversidad de territorios representados, esta edición ha vuelto a poner de relieve el poder del cine indígena como espacio de creación, denuncia y diálogo intercultural. Queda por delante consolidar esta cita única canadiense frente a los retos del futuro, que pasan, como señaló el director del festival, André Dudemaine, por abrir más espacio a las nuevas generaciones y a lenguajes emergentes como las artes digitales, en un contexto de constricción presupuestaria. Tras 35 años de historia, el Festival de la Presencia Autóctona de Montreal confirma que sigue siendo un lugar imprescindible para el encuentro y la proyección internacional de las culturas originarias, y un punto de conexión fundamental con la producción cinematográfica indígena latina.

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