Berlín 07: Termina el festival con crudos dramas y la comedia picante que marca el regreso de Jirí Menzel
- por © K. Ozga (Berlín)-NOTICINE.com/Fotos:Reuters-AP
16-II-07
El Festival de Berlín termina su competencia y entrega premios el mismo dia, este sábado, pero hasta la víspera los pronósticos están abiertos y al menos dos de las cintas que han concursado el viernes tienen opciones de premio, la comedia con la que vuelve a la realización uno de los más populares directores checos, Jirí Menzel, "Obsluhoval jsem anglického krále", y la descarnada historia de chantaje y ambiciones nada "socialistas" llegada de China, "Ping Guo", cuya directora Li Yu finalmente decidió proyectar sin los cortes que le impuso la censura, arriesgándose a represalias. El día se completó con otro film nada desdeñable, el escocés "Hallam Foe".
Aunque hace cinco años dirigió uno de los cortos recogidos en "Ten minutes older: The cello", Jirí Menzel lllevaba doce sin filmar un largometraje. El último fue "Las aventuras de Iván Chonkin" (1994). No puede decirse que el maestro de la comedia checa, uno de los ilustradores cinematográficos del espíritu de la "Primavera de Praga" en los años 60, haya para nada perdido el pulso. Al contrario, parece que en este tiempo ha ido acumulando buenas ideas, visuales y humorísticas, para plasmarlas en esta "Obsluhoval jsem anglického krále" (Yo serví al Rey de Inglaterra), un divertimento grato a la vista... y casi al gusto, dada la exhibición de comida y cerveza que prolifera en la misma.
Se trata de una comedia biográfica de origen literario que recorre las andanzas desde la primera juventud en las primeras décadas del siglo pasado hasta los años 60 de un camarero llamado Jan Dites (interpretado primero por Ivan Barnev y luego por Oldrich Kaiser), simpático personaje cuya escasa talla contrasta con su inteligencia y ambiciones de ser un día millonario. Este objetivo lo logra desgraciadamente para él en vísperas del advenimiento del régimen comunista en Checoslovaquia, que le arrabata sus propiedades y lo encarcela por 15 años.
Aunque hay una cierta reiteración de situaciones, "Yo serví al Rey de Inglaterra" es una de esas películas que se disfrutan (especialmente por el público masculino), por tener chispa, divertidas situaciones, chistes inteligentes y una panoplia de señoritas estupendas con muy poco ropa. Los placeres de la vida (encabezados por el sexo, la comida y la bebida) son el motor de este personaje, un superviviente nato, que debe enfrentarse a situaciones tan adversas como la invasión nazi o la cárcel. No es la típica película que convence a los críticos más sesudos, aunque sí al espectador medio, y Jirí Menzel lleva tiempo sin trabajar como para tener un reconocimiento en el palmarés. Así que todo es posible este sábado...
"Hallam Foe", que recibe su título del nombre y apellido del protagonista principal (Jamie Bell, el otrora niño que quería hacer ballet en "Billy Elliot"), cuenta como un adolescente vive obsesionado por la muerte ahogada de su madre, un aparente accidente que él cree crimen con una culpable: su actual madrastra. Para certificar sus sospechas, Hallam empieza a espiar a la atractiva mujer, pero a la par que encuentra nuevas evidencias en su contra, no puede evitar sentirse más atraído por ella. Por ello, decide huir del hogar familiar en la campiña escocesa y viaja a Edimburgo, donde se cruza con una chica que trabaja en un hotel y repite la experiencia de vigilancia que ya había ejercido con su madrastra. De esta forma, toma un trabajo en el mismo hotel y descubre que ésta tiene una relación sexual con el director del establecimiento.
La nueva cinta del escocés David Mackenzie, autor anteriormente de films como "Asylum" o "Young Adam" sigue un esquema parecido: dramas duros con una intriga criminal dentro, pasiones humanas que empiezan o acaban en muerte violenta. "Hallam Foe" ha gustado, aunque no llegue a ser una gran película.
Precedida por una polémica de censura política, ha llegado al concurso de la Berlinale "Ping Guo" (Perdidos en Beijing, traducción del título internacional), un drama social que ahonda en las contradicciones de la nueva situación social en la capital china, destino de una importante emigración del mundo rural, donde las oportunidades son cada vez menos. Sin embargo, la moderna Beijing ofrece al joven matrimonio compuesto por la bella Liu Ping Guo y su marido An Kun, que al poco de llegar obtienen trabajo ella como masajista y él como limpiacristales. La situación para ambos parece ir por caminos de prosperidad hasta que el jefe de Ping Guo aprovecha que ésta ha bebido más de la cuenta en una fiesta de empleados para violarla. An Kun, testigo lejano, encuentra un rápido remedio a su ira y sed de venganza: chantajear al violador con dinero y la exigencia de tener sexo con su esposa. Aunque el acosador acepta, meses después la situación se complica al quedar Ping Guo embarazada y An Kun plantear un nuevo acuerdo: cederle a la criatura que puede muy bien ser hijo suyo a cambio de más dinero.
A las autoridades chinas, en vísperas de los Juegos Olímpicos, no les hace la menor gracia que se ofrezca esta imagen de amorales ambiciones personales fruto del desarrollo económico. Todas las producciones del país, incluída la de Li Yu, deben pasar censura, y a pesar del tira y afloja, "Ping Guo", sólo fue autorizada con cortes. Ello afecta no sólo al estreno en China, sino también a las copias que se presenten en festivales o se distribuyan en el extranjero. Quien no acepte esas condiciones se expone a represalias profesionales en el país.
La Berlinale ha jugado la carta del misterio hasta el último momento, y sólo este mismo viernes la prensa industrial aseguraba que la versión que opta al Oso de Oro es la íntegra, la misma que se pasó días pasados en las proyecciones privadas del mercado berlinés (EFM). Por ahora no se sabe cómo reaccionarán los censores del gigante asiático, pero al menos la audacia de Li Yu respaldada por el festival ha sido agradecida por la prensa, que dificilmente hubiese tragado la versión censurada del film.
Drama de notable crudeza, como puede deducirse de la sinopsis antes resumida, "Ping Guo" puede aspirar a premio, más por su temática y sus connotaciones políticas que por sus excelencias cinematográfcas, que las tiene sin duda, aunque dudamos que suficientes para un Oso de Oro.
Ciertamente la suerte del palmarés está en el aire. "Irina Palm" se perfila como causa de un probable Oso para su protagonista, Marianne Faithfull, muy disputado con la francesa Marion Cotillard ("La môme"). Las esperanzas locales están depositadas en la muy interesante "Die falscher" y las latinas más en "O ano em que meus pais saíram de férias", de Cao Hamburger, que en "El otro", de Ariel Rotter. André Techiné tampoco sería descartable con su "Les temoins", y quizás la principal carta norteamericana con posibilidades sea la de "The good shepherd", de Robert de Niro. No olvidemos tampoco que el festival se cierra este sábado con un film que compite también, "Angel", del reconocido François Ozon, y que en esta penúltima jornada las cintas de Menzel y Li Yu han obtenido no pocos adeptos. Aunque el festival acaba sus proyecciones el domingo, el palmarés se conocerá en la noche europea de la víspera.
El Festival de Berlín termina su competencia y entrega premios el mismo dia, este sábado, pero hasta la víspera los pronósticos están abiertos y al menos dos de las cintas que han concursado el viernes tienen opciones de premio, la comedia con la que vuelve a la realización uno de los más populares directores checos, Jirí Menzel, "Obsluhoval jsem anglického krále", y la descarnada historia de chantaje y ambiciones nada "socialistas" llegada de China, "Ping Guo", cuya directora Li Yu finalmente decidió proyectar sin los cortes que le impuso la censura, arriesgándose a represalias. El día se completó con otro film nada desdeñable, el escocés "Hallam Foe".
Aunque hace cinco años dirigió uno de los cortos recogidos en "Ten minutes older: The cello", Jirí Menzel lllevaba doce sin filmar un largometraje. El último fue "Las aventuras de Iván Chonkin" (1994). No puede decirse que el maestro de la comedia checa, uno de los ilustradores cinematográficos del espíritu de la "Primavera de Praga" en los años 60, haya para nada perdido el pulso. Al contrario, parece que en este tiempo ha ido acumulando buenas ideas, visuales y humorísticas, para plasmarlas en esta "Obsluhoval jsem anglického krále" (Yo serví al Rey de Inglaterra), un divertimento grato a la vista... y casi al gusto, dada la exhibición de comida y cerveza que prolifera en la misma.
Se trata de una comedia biográfica de origen literario que recorre las andanzas desde la primera juventud en las primeras décadas del siglo pasado hasta los años 60 de un camarero llamado Jan Dites (interpretado primero por Ivan Barnev y luego por Oldrich Kaiser), simpático personaje cuya escasa talla contrasta con su inteligencia y ambiciones de ser un día millonario. Este objetivo lo logra desgraciadamente para él en vísperas del advenimiento del régimen comunista en Checoslovaquia, que le arrabata sus propiedades y lo encarcela por 15 años.
Aunque hay una cierta reiteración de situaciones, "Yo serví al Rey de Inglaterra" es una de esas películas que se disfrutan (especialmente por el público masculino), por tener chispa, divertidas situaciones, chistes inteligentes y una panoplia de señoritas estupendas con muy poco ropa. Los placeres de la vida (encabezados por el sexo, la comida y la bebida) son el motor de este personaje, un superviviente nato, que debe enfrentarse a situaciones tan adversas como la invasión nazi o la cárcel. No es la típica película que convence a los críticos más sesudos, aunque sí al espectador medio, y Jirí Menzel lleva tiempo sin trabajar como para tener un reconocimiento en el palmarés. Así que todo es posible este sábado...
"Hallam Foe", que recibe su título del nombre y apellido del protagonista principal (Jamie Bell, el otrora niño que quería hacer ballet en "Billy Elliot"), cuenta como un adolescente vive obsesionado por la muerte ahogada de su madre, un aparente accidente que él cree crimen con una culpable: su actual madrastra. Para certificar sus sospechas, Hallam empieza a espiar a la atractiva mujer, pero a la par que encuentra nuevas evidencias en su contra, no puede evitar sentirse más atraído por ella. Por ello, decide huir del hogar familiar en la campiña escocesa y viaja a Edimburgo, donde se cruza con una chica que trabaja en un hotel y repite la experiencia de vigilancia que ya había ejercido con su madrastra. De esta forma, toma un trabajo en el mismo hotel y descubre que ésta tiene una relación sexual con el director del establecimiento.
La nueva cinta del escocés David Mackenzie, autor anteriormente de films como "Asylum" o "Young Adam" sigue un esquema parecido: dramas duros con una intriga criminal dentro, pasiones humanas que empiezan o acaban en muerte violenta. "Hallam Foe" ha gustado, aunque no llegue a ser una gran película.
Precedida por una polémica de censura política, ha llegado al concurso de la Berlinale "Ping Guo" (Perdidos en Beijing, traducción del título internacional), un drama social que ahonda en las contradicciones de la nueva situación social en la capital china, destino de una importante emigración del mundo rural, donde las oportunidades son cada vez menos. Sin embargo, la moderna Beijing ofrece al joven matrimonio compuesto por la bella Liu Ping Guo y su marido An Kun, que al poco de llegar obtienen trabajo ella como masajista y él como limpiacristales. La situación para ambos parece ir por caminos de prosperidad hasta que el jefe de Ping Guo aprovecha que ésta ha bebido más de la cuenta en una fiesta de empleados para violarla. An Kun, testigo lejano, encuentra un rápido remedio a su ira y sed de venganza: chantajear al violador con dinero y la exigencia de tener sexo con su esposa. Aunque el acosador acepta, meses después la situación se complica al quedar Ping Guo embarazada y An Kun plantear un nuevo acuerdo: cederle a la criatura que puede muy bien ser hijo suyo a cambio de más dinero.
A las autoridades chinas, en vísperas de los Juegos Olímpicos, no les hace la menor gracia que se ofrezca esta imagen de amorales ambiciones personales fruto del desarrollo económico. Todas las producciones del país, incluída la de Li Yu, deben pasar censura, y a pesar del tira y afloja, "Ping Guo", sólo fue autorizada con cortes. Ello afecta no sólo al estreno en China, sino también a las copias que se presenten en festivales o se distribuyan en el extranjero. Quien no acepte esas condiciones se expone a represalias profesionales en el país.
La Berlinale ha jugado la carta del misterio hasta el último momento, y sólo este mismo viernes la prensa industrial aseguraba que la versión que opta al Oso de Oro es la íntegra, la misma que se pasó días pasados en las proyecciones privadas del mercado berlinés (EFM). Por ahora no se sabe cómo reaccionarán los censores del gigante asiático, pero al menos la audacia de Li Yu respaldada por el festival ha sido agradecida por la prensa, que dificilmente hubiese tragado la versión censurada del film.
Drama de notable crudeza, como puede deducirse de la sinopsis antes resumida, "Ping Guo" puede aspirar a premio, más por su temática y sus connotaciones políticas que por sus excelencias cinematográfcas, que las tiene sin duda, aunque dudamos que suficientes para un Oso de Oro.
Ciertamente la suerte del palmarés está en el aire. "Irina Palm" se perfila como causa de un probable Oso para su protagonista, Marianne Faithfull, muy disputado con la francesa Marion Cotillard ("La môme"). Las esperanzas locales están depositadas en la muy interesante "Die falscher" y las latinas más en "O ano em que meus pais saíram de férias", de Cao Hamburger, que en "El otro", de Ariel Rotter. André Techiné tampoco sería descartable con su "Les temoins", y quizás la principal carta norteamericana con posibilidades sea la de "The good shepherd", de Robert de Niro. No olvidemos tampoco que el festival se cierra este sábado con un film que compite también, "Angel", del reconocido François Ozon, y que en esta penúltima jornada las cintas de Menzel y Li Yu han obtenido no pocos adeptos. Aunque el festival acaba sus proyecciones el domingo, el palmarés se conocerá en la noche europea de la víspera.