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22-IX-07

Richard Tiffany Gere pertenece al selecto grupo de grandes actores americanos que aún no ha recibido el Oscar. Ha participado en grandes películas pero nunca la Academia se fijó en sus interpretaciones. Sí lo ha hecho el Festival de San Sebastián, que este domingo lo entrega el Premio Donostia por toda su trayectora, el mismo que recibieran estrellas de la talla de Bette Davis, Robert de Niro o Gregory Peck.

Profundamente religioso (aunque no le guste esa palabra), siempre buscó las respuestas a las grandes dudas del Universo aunque sólo pareció encontrarlas cuando se acercó al budismo.

Su filmografía, extensa y llena de alternancia, le ha permitido tocar todo tipo de personajes. Dice buscar aquellas características predominantes en él, que se identifiquen con el personaje, para sentirlo más natural.
No fue un niño prodigio del cine; de hecho su primera película se remonta a 1976, "Días de cielo", que la interpretó a la edad de 27 años.

Su carrera fue en continuo ascenso y pronto participó en grandes proyectos. "American Gigoló" en 1980 fue un gran espaldarazo. Su naturalidad y atractivo sorprendieron a público y crítica. Con "Oficial y caballero" (1982), interpretado junto a Debra Winger, su trayectoria y su imagen de galan crecían a gran velocidad. Brillante historia de amor que dejó grandes imágenes para el cine.

"Cotton Club" (1984) y "Atrapados sin salida" (1986) mantuvieron a Richard en la brecha. Pero el gran éxito le llegó con "Pretty Woman" (1990) interpretado junto a Julia Roberts donde un adinerado empresario se enamoraba de una prostituta. Este romance cinematográfico marcó las trayectorias de ambos intérpretes.

Los años 90 fueron la epoca más prolífica en cuanto a número de películas de este galan de Hollywood. Es fácil recordar "Mr. Jones" (1993), "Sommersby" (1993), "El primer caballero" (1995), "Las dos caras de la verdad" (1996) ó "Chacal" (1997); trabajos que le fueron convirtiendo en una gran estrella americana. Sin embargo todo el glamour de Los Angeles no permitió que dejara de lado los problemas políticos y sociales que le rodeaban. Su apoyo al Tibet le generó problemas con el Gobierno chino pero él no se arrugó y dijo: "¿Por qué el mundo debería recompensar a gente que obviamente ha sido tan mala con su propio pueblo?".

Durante la década en que nos encontramos no ha dejado de trabajar. Quizás la película más representativa de estos años sea "Chicago" (2003) que obtuvo 13 nominaciones a los Oscar. Esta interpretación le dejó buen sabor de boca y declaró: "Me encantaría filmar otro musical. Me divertí tanto con Chicago... No es fácil conseguir una película así". No en vano su afición a la música venía de muchos años atrás cuando aprendió a tocar piano, guitarra, trompeta y banjo.

Ahora San Sebastián quiere rendir un gran homenaje a este gran actor. Europa premia así la labor ejercida durante muchos años de profesión; reconocimiento que aún espera en su propio país y que, seguro, no tardará en llegar.