Sergio Candel, el director más barato de España
- por © Redacción-NOTICINE.com
21-XI-07
El español Sergio Candel hace cine de autor sin ser pedante ni considerarse un intelectual por encima de los demás. Operador de vídeo para televisión (lo que le da de comer), este realizador formado en el madrileño Taller de Artes Imaginarias, tiene a los treinta y tantos años tres películas en su haber (la tercera recién filmada y en postproducción), que en total le han costado alrededor de 18.000 euros. Rueda cuando puede y como puede, con amigos actores y técnicos que no cobran, cámaras prestadas y sin un guión encuadernado. Sus dos primeros trabajos sólo se han visto en festivales, sin que nadie se interese por distribuirlos a pesar de ganar premios. Ahora concursa en el I Festival de Cine de los Pueblos del Sur, en Isla Margarita (Venezuela), certamen organizado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través de la distribuidora Amazonia Films.
El curriculum de Candel dice que ha sido camarero y agente comercial de páginas webs o cuadros de cerámica antes que cineasta. "La verdad -dice- es que no sabía muy bien qué hacer con mi vida. A los 29 años vi un anuncio en el periódico, del T.A.I. y me dije que por que no me matriculaba y así cambiaba de vida. Mi verdadera vocación la encontré más tarde allí, de la mano de uno de mis profesores, Paco Lucio, que me descubrió lo que es el cine y me hizo enamorarme de este trabajo".
Y el idilio sólo se ha acrecentado con el tiempo hasta convertirse en adicción. Sergio Candel no necesita demasiado para hacer una película, sobre todo no demasiado dinero. La primera, "La fuerza de la gravedad", fue filmada en el País Vasco francés y español, en una casa prestada, por 2.400 euros que se gastaron en la comida y el alquiler de una furgoneta para el viaje. Actores y técnicos no sólo no cobraron sino que aportaron ese dinero de su bolsillo, a escote.
El que ahora presenta en Venezuela, "Dos miradas", se rodó durante dos semanas en el Desierto de Atacama, en Chile, desoués de que viera fotos del lugar que hizo un amigo y le gustara la inmensidad del lugar. En broma dice su director que se trata de una "superproducción" porque el viajar con su escaso equipo (el cámara, el sonidista y dos actrices), el coche y la casa alquilada le salieron por 12.000 euros.
De su pasado comercial, el cineasta español ha podido conservar la facilidad de "vender" ideas e ilusiones a actores y técnicos, que se ponen en sus manos justo por el mismo placer de rodar. El prefiere pensar que tiene "don de gentes" y que se los gana a base de simpatía y entusiasmo. Ambas cosas no le faltan a Candel, seductor nato que ni siquiera necesita de un guión. "Nunca he escrito uno como Dios manda. Sólo algunas notas, una escaleta... Les cuento a los actores mi historia, cuando rodamos los pongo en situación, y listo...", reconoce.
Por el momento ninguna de sus películas ha sido distribuida comercialmente en España o cualquier otro país. "Si tuviera que preocuparme por eso -afirma- no seguiría haciendo películas. Cuando tengo tiempo y dinero lo único que quiero es rodar. El cine me ha hecho crecer como persona. Es cierto que es un espectáculo de masas, pero tengo muchos amigos que hacen teatro y a veces representan obras para grupos muy reducidos de personas. Yo me siento un poco así. Para ellos y para mí la creación es una necesidad. Estoy feliz cuando 20 o 30 personas ven mis películas, luego vienen a hablar conmigo... No voy a decir que no me encantaría que mis películas las vieran decenas de miles de personas, pero quizás eso llegue algún dia, y mientras tanto me preocupo por seguir haciendo cine".
El español Sergio Candel hace cine de autor sin ser pedante ni considerarse un intelectual por encima de los demás. Operador de vídeo para televisión (lo que le da de comer), este realizador formado en el madrileño Taller de Artes Imaginarias, tiene a los treinta y tantos años tres películas en su haber (la tercera recién filmada y en postproducción), que en total le han costado alrededor de 18.000 euros. Rueda cuando puede y como puede, con amigos actores y técnicos que no cobran, cámaras prestadas y sin un guión encuadernado. Sus dos primeros trabajos sólo se han visto en festivales, sin que nadie se interese por distribuirlos a pesar de ganar premios. Ahora concursa en el I Festival de Cine de los Pueblos del Sur, en Isla Margarita (Venezuela), certamen organizado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través de la distribuidora Amazonia Films.
El curriculum de Candel dice que ha sido camarero y agente comercial de páginas webs o cuadros de cerámica antes que cineasta. "La verdad -dice- es que no sabía muy bien qué hacer con mi vida. A los 29 años vi un anuncio en el periódico, del T.A.I. y me dije que por que no me matriculaba y así cambiaba de vida. Mi verdadera vocación la encontré más tarde allí, de la mano de uno de mis profesores, Paco Lucio, que me descubrió lo que es el cine y me hizo enamorarme de este trabajo".
Y el idilio sólo se ha acrecentado con el tiempo hasta convertirse en adicción. Sergio Candel no necesita demasiado para hacer una película, sobre todo no demasiado dinero. La primera, "La fuerza de la gravedad", fue filmada en el País Vasco francés y español, en una casa prestada, por 2.400 euros que se gastaron en la comida y el alquiler de una furgoneta para el viaje. Actores y técnicos no sólo no cobraron sino que aportaron ese dinero de su bolsillo, a escote.
El que ahora presenta en Venezuela, "Dos miradas", se rodó durante dos semanas en el Desierto de Atacama, en Chile, desoués de que viera fotos del lugar que hizo un amigo y le gustara la inmensidad del lugar. En broma dice su director que se trata de una "superproducción" porque el viajar con su escaso equipo (el cámara, el sonidista y dos actrices), el coche y la casa alquilada le salieron por 12.000 euros.
De su pasado comercial, el cineasta español ha podido conservar la facilidad de "vender" ideas e ilusiones a actores y técnicos, que se ponen en sus manos justo por el mismo placer de rodar. El prefiere pensar que tiene "don de gentes" y que se los gana a base de simpatía y entusiasmo. Ambas cosas no le faltan a Candel, seductor nato que ni siquiera necesita de un guión. "Nunca he escrito uno como Dios manda. Sólo algunas notas, una escaleta... Les cuento a los actores mi historia, cuando rodamos los pongo en situación, y listo...", reconoce.
Por el momento ninguna de sus películas ha sido distribuida comercialmente en España o cualquier otro país. "Si tuviera que preocuparme por eso -afirma- no seguiría haciendo películas. Cuando tengo tiempo y dinero lo único que quiero es rodar. El cine me ha hecho crecer como persona. Es cierto que es un espectáculo de masas, pero tengo muchos amigos que hacen teatro y a veces representan obras para grupos muy reducidos de personas. Yo me siento un poco así. Para ellos y para mí la creación es una necesidad. Estoy feliz cuando 20 o 30 personas ven mis películas, luego vienen a hablar conmigo... No voy a decir que no me encantaría que mis películas las vieran decenas de miles de personas, pero quizás eso llegue algún dia, y mientras tanto me preocupo por seguir haciendo cine".