“Redacted”, con un Brian De Palma ausente, inaugura el Festival de la Habana
- por © Frank Padrón (La Habana)-NOTICINE.com
6-XII-07
Con muy buen pie arrancó la 29 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, con una digna inauguración; tras el cálido recital a piano de Fito Páez (que anoche mostró su otra faceta, la de cineasta) repasando varios de sus muchos éxitos entre nos, y las certeras palabras del presidente, Alfredo Guevara, convocando aquella utopía que animó hace cuarenta años el fundacional encuentro en Viña del Mar (y hace casi 30 da cuerpo al nuestro, aquí en la Habana), colmaron la espaciosa pantalla del teatro Karl Marx las espeluznantes imágenes de “Redacted”, de Brian De Palma, estreno en América Latina, el cual envió un mensaje agradeciendo a la directiva del Festival la invitación pero lamentando que su gobierno le denegó la visa para viajar a la Habana.
Fiel a un estilo versado en el pastiche y la alusión posmoderna, el mítico autor de “Los intocables de Eliot Ness”, bien se sabe, transita en sus personales homenajes desde el “El acorazado Potemkin” hasta el cine negro, y aunque a veces el tiro le salga por la culata (como en su anterior título, “La Dalia Negra”) hay que reconocer que, al menos en la puesta en pantalla, se trata de un verdadero maestro, magisterio que ahora vuelca en esta su singular incursión dentro del llamado mockumentary (falso documental) para recrear un suceso real: la violación y asesinato de una adolescente iraquí el pasado año por dos soldados estadounidenses, valiéndose de las más diversas fuentes que den la impresión de que estamos ante una muestra del género estimado por su presunta objetividad, y aunque le sobren imágenes, aunque la edición no haya sido todo lo cuidadosa que se esperaba o se abuse de algún recurso expresivo (la música, como de “Réquiem mozartiano” en la primera parte), estamos, sin lugar a dudas ante un testimonio conmovedor y harto elocuente sobre un genocidio que ahora mismo sigue indetenible, para lo cual las escenas finales (sí absolutamente extraídas de la realidad) actúan como “hago constar” de todo lo anteriormente visto…
Si todo el festival es como su jornada inicial, no podremos quejarnos; cierto que los imponderables técnicos que implica un maratón así afectaron proyecciones en los cines Acapulco y Riviera, y que la argentina “El asaltante”, por algún motivo aún no comprobado por este crítico, constituyó un verdadero asalto a muchos colegas que, sin pensarlo dos veces, abandonaron sus lunetas (y la sala toda del Yara).
“Achados e perdidos”, de Brasil, fue una nada desechable carta de recomendación para el Panorama Latinoamericano, donde se inserta. Se trata de algo que pudiéramos considerar un psico-thriller , realizado por José Joffily, un cineasta a quien debemos, por lo menos, aquella sui géneris e inolvidable lectura de “Dos perdidos en una noche sucia”, la pieza teatral de su paisano Marco Plinio.
Un triángulo amoroso nada convencional: dos mujeres (que ejercen la prostitución por más señas) y un hombre, Vieyra, expolicía con pasado turbio, del cual desea huir a toda costa (aunque el destino parece impedírselo); la muerte de una de ellas, una investigación policial, un chantaje por parte de un antiguo compañero del protagonista, que le salvó la vida pero por cuyo gesto pide un precio demasiado alto para Vieyra…
Lo más sobresaliente del film es su montaje, que apoya la narración estructurada sobre la base de constantes alternancias de presente y pasado las cuales van armando la historia acronológicamente y aderezando con ello el interés del espectador, quien también consigue, gracias al tempo nada apresurado, ajeno a la dinámica del género a lo Hollywood, apreciar la evolución de los personajes y la conformación psicológica de los mismos, asumidos (en el caso de los principales) por un veterano y una debutante: Antonio Fagundes y Juliana Knust, a cual mejor en roles que demandan no pocas transiciones y matices…
“La misma luna” (Muestra Latinos en USA), de Patricia Rigen, que también compite en el apartado de óperas primas, vuelve al recurrente tema del exilio de la región a los vecinos norteños, desde la perspectiva ahora de un niño (como ya lo hiciera el chileno Sergio Castilla en 1998 con su bien recibido “Gringuito”); separados, un pequeño mexicano y su madre, que trabaja duramente como criada y niñera en Los Angeles para enviarle dinero, protagonizan desde puntos tan distantes de la geografía (pero, mal que se quiera, unidos histórica y socialmente) una road movie donde Carlitos, sin que lo sepa su mamá (que puntualmente le llama desde una cabina a México cada domingo a las 10:00 a.m) parte por su cuenta al anhelado encuentro.
Todas las vicisitudes inimaginables ocurren en el trayecto, como cualquier film de carretera que se respete; la cámara alterna escenas de ambos puntos donde una vez más asistimos desde los intentos continuados de los mexicanos (léase latinos en general) por emigrar a las grandes ciudades estadounidenses, como los atropellos y conflictos que atraviesan desde la condición de ilegales, la cual (por otra parte) no es nada fácil de superar…
Un guión notablemente armado encuentra una puesta en pantalla donde, si bien no se trascienden los habituales accidentes de ese tipo de película, encontramos una ágil narración, donde humor y dramatismo, no exento de ternura que elude las sensiblerías, se mezclan con tino y buen pulso. Kate del Castillo y el niño Adrián Alonso, encabezan un elenco que lleva a buen puerto los personajes.
Con muy buen pie arrancó la 29 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, con una digna inauguración; tras el cálido recital a piano de Fito Páez (que anoche mostró su otra faceta, la de cineasta) repasando varios de sus muchos éxitos entre nos, y las certeras palabras del presidente, Alfredo Guevara, convocando aquella utopía que animó hace cuarenta años el fundacional encuentro en Viña del Mar (y hace casi 30 da cuerpo al nuestro, aquí en la Habana), colmaron la espaciosa pantalla del teatro Karl Marx las espeluznantes imágenes de “Redacted”, de Brian De Palma, estreno en América Latina, el cual envió un mensaje agradeciendo a la directiva del Festival la invitación pero lamentando que su gobierno le denegó la visa para viajar a la Habana.
Fiel a un estilo versado en el pastiche y la alusión posmoderna, el mítico autor de “Los intocables de Eliot Ness”, bien se sabe, transita en sus personales homenajes desde el “El acorazado Potemkin” hasta el cine negro, y aunque a veces el tiro le salga por la culata (como en su anterior título, “La Dalia Negra”) hay que reconocer que, al menos en la puesta en pantalla, se trata de un verdadero maestro, magisterio que ahora vuelca en esta su singular incursión dentro del llamado mockumentary (falso documental) para recrear un suceso real: la violación y asesinato de una adolescente iraquí el pasado año por dos soldados estadounidenses, valiéndose de las más diversas fuentes que den la impresión de que estamos ante una muestra del género estimado por su presunta objetividad, y aunque le sobren imágenes, aunque la edición no haya sido todo lo cuidadosa que se esperaba o se abuse de algún recurso expresivo (la música, como de “Réquiem mozartiano” en la primera parte), estamos, sin lugar a dudas ante un testimonio conmovedor y harto elocuente sobre un genocidio que ahora mismo sigue indetenible, para lo cual las escenas finales (sí absolutamente extraídas de la realidad) actúan como “hago constar” de todo lo anteriormente visto…
Si todo el festival es como su jornada inicial, no podremos quejarnos; cierto que los imponderables técnicos que implica un maratón así afectaron proyecciones en los cines Acapulco y Riviera, y que la argentina “El asaltante”, por algún motivo aún no comprobado por este crítico, constituyó un verdadero asalto a muchos colegas que, sin pensarlo dos veces, abandonaron sus lunetas (y la sala toda del Yara).
“Achados e perdidos”, de Brasil, fue una nada desechable carta de recomendación para el Panorama Latinoamericano, donde se inserta. Se trata de algo que pudiéramos considerar un psico-thriller , realizado por José Joffily, un cineasta a quien debemos, por lo menos, aquella sui géneris e inolvidable lectura de “Dos perdidos en una noche sucia”, la pieza teatral de su paisano Marco Plinio.
Un triángulo amoroso nada convencional: dos mujeres (que ejercen la prostitución por más señas) y un hombre, Vieyra, expolicía con pasado turbio, del cual desea huir a toda costa (aunque el destino parece impedírselo); la muerte de una de ellas, una investigación policial, un chantaje por parte de un antiguo compañero del protagonista, que le salvó la vida pero por cuyo gesto pide un precio demasiado alto para Vieyra…
Lo más sobresaliente del film es su montaje, que apoya la narración estructurada sobre la base de constantes alternancias de presente y pasado las cuales van armando la historia acronológicamente y aderezando con ello el interés del espectador, quien también consigue, gracias al tempo nada apresurado, ajeno a la dinámica del género a lo Hollywood, apreciar la evolución de los personajes y la conformación psicológica de los mismos, asumidos (en el caso de los principales) por un veterano y una debutante: Antonio Fagundes y Juliana Knust, a cual mejor en roles que demandan no pocas transiciones y matices…
“La misma luna” (Muestra Latinos en USA), de Patricia Rigen, que también compite en el apartado de óperas primas, vuelve al recurrente tema del exilio de la región a los vecinos norteños, desde la perspectiva ahora de un niño (como ya lo hiciera el chileno Sergio Castilla en 1998 con su bien recibido “Gringuito”); separados, un pequeño mexicano y su madre, que trabaja duramente como criada y niñera en Los Angeles para enviarle dinero, protagonizan desde puntos tan distantes de la geografía (pero, mal que se quiera, unidos histórica y socialmente) una road movie donde Carlitos, sin que lo sepa su mamá (que puntualmente le llama desde una cabina a México cada domingo a las 10:00 a.m) parte por su cuenta al anhelado encuentro.
Todas las vicisitudes inimaginables ocurren en el trayecto, como cualquier film de carretera que se respete; la cámara alterna escenas de ambos puntos donde una vez más asistimos desde los intentos continuados de los mexicanos (léase latinos en general) por emigrar a las grandes ciudades estadounidenses, como los atropellos y conflictos que atraviesan desde la condición de ilegales, la cual (por otra parte) no es nada fácil de superar…
Un guión notablemente armado encuentra una puesta en pantalla donde, si bien no se trascienden los habituales accidentes de ese tipo de película, encontramos una ágil narración, donde humor y dramatismo, no exento de ternura que elude las sensiblerías, se mezclan con tino y buen pulso. Kate del Castillo y el niño Adrián Alonso, encabezan un elenco que lleva a buen puerto los personajes.