Mickey Rourke y "The wrestler", inesperado broche de oro a una olvidable Mostra
- por © E.E. (Venecia)-NOTICINE.com
El director de la Mostra, Marco Müller, que no tiene un pelo de tonto, guardaba su mejor bala en la recámara, hasta el último día de la competencia veneciana. Cuando todo parecía perdido, Mickey Rourke y su director, Darren Aronofsky, aparecieron con "The wrestler" para lograr casi la unanimidad: presentaron la única película completamente redonda del festival. La segunda cinta del día, y cuarta italiana en lucha por el León, provocó por contra notable rechazo.
Las referencias autobiográficas estaban en boca de todos. Rourke, ahora ya en la cincuentena, se puso años atrás, como su personaje, un luchador en declive, sobre un cuadrilátero (aunque por el boxeo, no la lucha libre), y sin duda esa experiencia que duró menos de un lustro le marcó como persona y como profesional. A muchos sorprendió entonces aquella decisión. El protagonista de "9 semanas y media", "El corazón del ángel / corazón diabólico" o "Manhattan Sur / El año del dragón", cuando su carrera empezó a palidecer -dicen que por adicciones y malos comportamientos en los sets- recondujo su vida profesional hacia los rings. Muchos pensaron que era la enésima tontería de un astro caprichoso.
Tiempo ha tardado Rourke en emerger de nuevo y tomarse en serio que lo suyo es actuar. Parece que "The wrestler" -también una segunda oportunidad para Aronofsky, tras el fracaso de "La fuente de la vida"- va a ser esa consagración después de secundarios muy estimables que ha interpretado en estos últimos años. Hay quien ya apuesta no sólo por la Copa Volpi al mejor actor de esta Mostra (que pocos le discuten) sino más allá, hacia un Oscar el año entrante.
En la película, Rourke es Randy 'The Ram' Robinson, un perdedor que busca su redención. Ya no tiene edad para seguir con las pantomimas de la lucha profesional, pero tampoco sabe hacer otra cosa. Vive en una caravana después de haber sido abandonado por su mujer, con la sóla compañía humana de una bailarina de "strip-tease" a la que paga sesiones privadas de vez en cuando (brillante Marisa Tomei). Pero un día, ese cuerpo magullado por caídas y golpes y minado por los esteroides va a decir ¡basta!. Un infarto pondrá fín definitivo a su carrera y quizás sea su oportunidad para una nueva vida que deberá primero reparar los errores de la anterior.
"Mi personaje -ha dicho Rourke- es un soñador que ha tenido una existencia de mierda, en condiciones vergonzosas. Hice un paralelismo con mi propia vida hace 15 años, cuando durante una temporada, las cosas no marcharon muy bien para mí", reconoció el actor -muy aplaudido- en la rueda de prensa.
Por su parte, Aronofsky, confesó que propuso el papel al actor norteamericano por sus experiencias y porque "cuando lo encontré, ví que bajo su musculatura había un ser frágil". Tan prendado quedó del trabajo de su protagonista, que no dudó en modificar su estilo visual, "para seguirlo girando en 360 grados con la cámara y darle así toda la libertad".
El entusiasmo con el que ha sido recibida de "Wrestler" tiene que ver seguramente con el ya comentado bajo nivel de la mayoría de las cintas a concurso. Sin ir más lejos, la que completaba la última jornada competitiva, "Il seme de la discordia", que hizo honor a su título atrayendo sobre el italiano Pappi Corsicato las iras de las periodistas y críticas por una ridícula comedia dramática sobre la mujer embarazada de un marido estéril que en realidad oculta una violación. De esta Mostra, sin ninguna duda, va a quedar la pésima imagen del cine italiano -con la honrosa excepción de la película del latinoamericano Marco Bechis- y esa crítica al excesivo peso, cuatro títulos, para una cinematografía nacional que no merecía por su calidad tanta atención. Las pocas películas italianas buenas ya van a Cannes, comentaba un periodista estos días.
Las referencias autobiográficas estaban en boca de todos. Rourke, ahora ya en la cincuentena, se puso años atrás, como su personaje, un luchador en declive, sobre un cuadrilátero (aunque por el boxeo, no la lucha libre), y sin duda esa experiencia que duró menos de un lustro le marcó como persona y como profesional. A muchos sorprendió entonces aquella decisión. El protagonista de "9 semanas y media", "El corazón del ángel / corazón diabólico" o "Manhattan Sur / El año del dragón", cuando su carrera empezó a palidecer -dicen que por adicciones y malos comportamientos en los sets- recondujo su vida profesional hacia los rings. Muchos pensaron que era la enésima tontería de un astro caprichoso.
Tiempo ha tardado Rourke en emerger de nuevo y tomarse en serio que lo suyo es actuar. Parece que "The wrestler" -también una segunda oportunidad para Aronofsky, tras el fracaso de "La fuente de la vida"- va a ser esa consagración después de secundarios muy estimables que ha interpretado en estos últimos años. Hay quien ya apuesta no sólo por la Copa Volpi al mejor actor de esta Mostra (que pocos le discuten) sino más allá, hacia un Oscar el año entrante.
En la película, Rourke es Randy 'The Ram' Robinson, un perdedor que busca su redención. Ya no tiene edad para seguir con las pantomimas de la lucha profesional, pero tampoco sabe hacer otra cosa. Vive en una caravana después de haber sido abandonado por su mujer, con la sóla compañía humana de una bailarina de "strip-tease" a la que paga sesiones privadas de vez en cuando (brillante Marisa Tomei). Pero un día, ese cuerpo magullado por caídas y golpes y minado por los esteroides va a decir ¡basta!. Un infarto pondrá fín definitivo a su carrera y quizás sea su oportunidad para una nueva vida que deberá primero reparar los errores de la anterior.
"Mi personaje -ha dicho Rourke- es un soñador que ha tenido una existencia de mierda, en condiciones vergonzosas. Hice un paralelismo con mi propia vida hace 15 años, cuando durante una temporada, las cosas no marcharon muy bien para mí", reconoció el actor -muy aplaudido- en la rueda de prensa.
Por su parte, Aronofsky, confesó que propuso el papel al actor norteamericano por sus experiencias y porque "cuando lo encontré, ví que bajo su musculatura había un ser frágil". Tan prendado quedó del trabajo de su protagonista, que no dudó en modificar su estilo visual, "para seguirlo girando en 360 grados con la cámara y darle así toda la libertad".
El entusiasmo con el que ha sido recibida de "Wrestler" tiene que ver seguramente con el ya comentado bajo nivel de la mayoría de las cintas a concurso. Sin ir más lejos, la que completaba la última jornada competitiva, "Il seme de la discordia", que hizo honor a su título atrayendo sobre el italiano Pappi Corsicato las iras de las periodistas y críticas por una ridícula comedia dramática sobre la mujer embarazada de un marido estéril que en realidad oculta una violación. De esta Mostra, sin ninguna duda, va a quedar la pésima imagen del cine italiano -con la honrosa excepción de la película del latinoamericano Marco Bechis- y esa crítica al excesivo peso, cuatro títulos, para una cinematografía nacional que no merecía por su calidad tanta atención. Las pocas películas italianas buenas ya van a Cannes, comentaba un periodista estos días.