Rosales genera polémica ética y artística en San Sebastián con "Tiro en la cabeza"
- por © E.E. (San Sebastián)-NOTICINE.com
Con una víctima del terrorismo aún caliente en la vida político-periodística española, un militar asesinado por ETA en Santoña el pasado domingo, el cineasta catalán Jaime Rosales ha presentado a concurso en el Festival de San Sebastián su nueva película, la muy experimental "Tiro en la cabeza", que ha sido recibida con polémica y división de opiniones, dominando las negativas. La francesa "Louise Michel" fue por su parte muy aplaudida.
Tanto la estética (planos largos y un único sonido en casi toda la película, el ruido ambiente, sin que se escuchen los diálogos de los personajes) como la ética (presentar a un etarra como una persona con una vida completamente normal, al que no le tiembla el pulso al matar) de "Tiro en la cabeza" van a dar mucho que hablar.
Salvo en el momento casi final del atentado, donde se oye claramente la única palabra de toda la cinta, "txakurra" (perro en euskara, nombre con el que los independentistas violentos llaman a los miembros de los cuerpos de seguridad españoles), "Tiro en la cabeza" es una película aburrida y en la que aparentemente no pasa nada. La cámara de Rosales "espía" la vida de un hombre (Ion Arretxe) que no sabemos quien es, pero que lleva una vida familiar y amistosa completamente anodina. Incluso en los momentos en que dialoga con otros personajes próximos, sólo escuchamos el sonido de la calle, nunca palabras.
La película adquiere ritmo justo a partir del encuentro que el protagonista y sus compañeros etarras se cruzan en una cafetería del Sur de Francia con un par de guardias civiles españoles, que podrían haberles reconocido, y deciden matarlos a sangre fría. Tras su huída, finaliza "Tiro en la cabeza".
El objetivo confeso de Rosales era distanciarse, según ha dicho mostrar lo absurdo de la violencia, mirar los hechos sin toma de postura o ideología, pero lo que algunos consideran "no tomar partido" otros piensan que es en sí una postura de no condena. ¿Se puede no tomar partido frente al asesinato? Es lícito como pide el director de "La soledad" intentar entender las motivaciones del que mata, pero ¿los actos no son en sí actos? Podríamos buscar en el pasado o la mente profunda de Hitler, Videla, Pinochet o Stalin razones para actuar, pero ¿no dejan de ser asesinos en masa?
Sin duda, todo lo que haga pensar y polemizar es bueno y bienvenido sea. También es respetable el intentar -como ya hizo con su "polivisión" en "La soledad"- buscar nuevas maneras de expresión cinematográfica, pero muchos serán los ofendidos al ver "Tiro en la cabeza". El festival se curó en salud haciendo pública antes de la proyección de prensa una nota condenando el atentado del domingo y posicionándose claramente en favor de la vida y contra el asesinato por motivaciones políticas.
Tras el final de la cinta, de la que se salieron más por aburrimiento que por oposición ideológica varios decenas de personas, hubo protestas y algunos tímidos aplausos. También se respiraba cierta tensión en la rueda de prensa, que Rosales intentó esquivar al responder con tono pausado y autocrítico. El estreno comercial será el 3 de octubre y esta polémica sin duda se reavivará.
La trayectoria de "Tiro en la cabeza" arranca cuando el cineasta catalán se entera de los asesinatos de Capbreton que le inspiran, diseña su película y la acaba en tres meses, con intención de llevarla a Cannes. Allí no fue seleccionada, tampoco en Venecia. Ahora la estrena en San Sebastián y anuncia que ya ha sido solicitada por otros festivales de menor prestigio.
La segunda película a concurso de este martes, "Louise Michel", de Gustave de Kervern y Benoît Delépine, ha sido muy aplaudida. De nuevo nos vemos confrontados a un relato realista, con personajes bien construidos. Después de que despidan a gran parte de la plantilla de una fabrica por la deslocalización de la producción en favor de un país asiático, un grupo de trabajadoras se juntan para con el dinero que les ha dado como indemnización poder reconstruir su proyecto de trabajo. Pero, al ser evidente el motivo de pura rentabilidad del cierre patronal, Louise, la mas decidida, tiene la idea de contratar a un asesino a sueldo para matar al empresario que las puso en la calle.
El ambiente del festival muestra señas de decadencia en su ecuador. Todos esperan la llegada de la segunda figura en recibir el Premio Donostia, Meryl Streep.
Tanto la estética (planos largos y un único sonido en casi toda la película, el ruido ambiente, sin que se escuchen los diálogos de los personajes) como la ética (presentar a un etarra como una persona con una vida completamente normal, al que no le tiembla el pulso al matar) de "Tiro en la cabeza" van a dar mucho que hablar.
Salvo en el momento casi final del atentado, donde se oye claramente la única palabra de toda la cinta, "txakurra" (perro en euskara, nombre con el que los independentistas violentos llaman a los miembros de los cuerpos de seguridad españoles), "Tiro en la cabeza" es una película aburrida y en la que aparentemente no pasa nada. La cámara de Rosales "espía" la vida de un hombre (Ion Arretxe) que no sabemos quien es, pero que lleva una vida familiar y amistosa completamente anodina. Incluso en los momentos en que dialoga con otros personajes próximos, sólo escuchamos el sonido de la calle, nunca palabras.
La película adquiere ritmo justo a partir del encuentro que el protagonista y sus compañeros etarras se cruzan en una cafetería del Sur de Francia con un par de guardias civiles españoles, que podrían haberles reconocido, y deciden matarlos a sangre fría. Tras su huída, finaliza "Tiro en la cabeza".
El objetivo confeso de Rosales era distanciarse, según ha dicho mostrar lo absurdo de la violencia, mirar los hechos sin toma de postura o ideología, pero lo que algunos consideran "no tomar partido" otros piensan que es en sí una postura de no condena. ¿Se puede no tomar partido frente al asesinato? Es lícito como pide el director de "La soledad" intentar entender las motivaciones del que mata, pero ¿los actos no son en sí actos? Podríamos buscar en el pasado o la mente profunda de Hitler, Videla, Pinochet o Stalin razones para actuar, pero ¿no dejan de ser asesinos en masa?
Sin duda, todo lo que haga pensar y polemizar es bueno y bienvenido sea. También es respetable el intentar -como ya hizo con su "polivisión" en "La soledad"- buscar nuevas maneras de expresión cinematográfica, pero muchos serán los ofendidos al ver "Tiro en la cabeza". El festival se curó en salud haciendo pública antes de la proyección de prensa una nota condenando el atentado del domingo y posicionándose claramente en favor de la vida y contra el asesinato por motivaciones políticas.
Tras el final de la cinta, de la que se salieron más por aburrimiento que por oposición ideológica varios decenas de personas, hubo protestas y algunos tímidos aplausos. También se respiraba cierta tensión en la rueda de prensa, que Rosales intentó esquivar al responder con tono pausado y autocrítico. El estreno comercial será el 3 de octubre y esta polémica sin duda se reavivará.
La trayectoria de "Tiro en la cabeza" arranca cuando el cineasta catalán se entera de los asesinatos de Capbreton que le inspiran, diseña su película y la acaba en tres meses, con intención de llevarla a Cannes. Allí no fue seleccionada, tampoco en Venecia. Ahora la estrena en San Sebastián y anuncia que ya ha sido solicitada por otros festivales de menor prestigio.
La segunda película a concurso de este martes, "Louise Michel", de Gustave de Kervern y Benoît Delépine, ha sido muy aplaudida. De nuevo nos vemos confrontados a un relato realista, con personajes bien construidos. Después de que despidan a gran parte de la plantilla de una fabrica por la deslocalización de la producción en favor de un país asiático, un grupo de trabajadoras se juntan para con el dinero que les ha dado como indemnización poder reconstruir su proyecto de trabajo. Pero, al ser evidente el motivo de pura rentabilidad del cierre patronal, Louise, la mas decidida, tiene la idea de contratar a un asesino a sueldo para matar al empresario que las puso en la calle.
El ambiente del festival muestra señas de decadencia en su ecuador. Todos esperan la llegada de la segunda figura en recibir el Premio Donostia, Meryl Streep.