Crítica: "¿Qué le dijiste a Dios?"... que Juan Gabriel merecía mejor homenaje

'¿Qué le dijiste a Dios?'


Por Hugo Lara

La película musical "¿Qué le dijiste a Dios?" (2014) es el segundo largometraje de Teresa Suárez Maceiras, quien anteriormente había realizado "Así del precipicio" (2006), un drama femenino sobre unas jóvenes citadinas sumidas en sus adicciones. El principal atractivo de "¿Qué le dijiste a Dios?" es que integra dentro de su trama 14 temas del popular cantautor Juan Gabriel, aunque el guión, escrito por la misma directora, no tiene nada qué ver con la vida y obra del Divo de Juárez, quien sin embargo hace una aparición especial en los créditos finales, cantanto el exitoso tema "¿Pero qué necesidad?".

La película relata el conflicto entre dos sirvientas y su arrogante patrona. Lupita (Olinka Velázquez) y Martina (Gina Vargas) son empleadas domésticas de la adinerada Marcela (Erika de la Rosa), casada con Héctor (Alejandro de la Madrid), un intelectual egresado de Harvard. Marcela engaña a su marido con Santiago (Mark Tacher), esposo de su mejor amiga Marifer (Mar Contreras). Las sirvientas, empeñadas en viajar a la fiesta de su pueblo, se rebelan a su patrona que se opone a dejarlas ir, de modo que cansadas de sus malos tratos, deciden robarle varias prendas carísimas de vestir y escapar a su pueblo. Cuando Marcela descubre el atraco, emprende una afanosa búsqueda tras ellas.

El argumento desarrolla una trama elemental a la altura de cualquier telenovela olvidable, de las que gustan tocar temas de manera superficial como las diferencias entre pobres y ricos, o el racismo tan extendido tristemente en México. Cierto que es imposible pedirle peras al olmo y esperar sesudeces de una comedia musical como ésta, pero también hay rangos mínimos de inteligencia y sensibilidad que se deben exigir por un boleto de cine. Lo peor es que, al abordar con torpeza un duelo entre el mundo de las sirvientas y los guardaespaldas contra el de las "ladies de Polanco" y sus maridos, en lugar de combatir la ideología racista y clasista, terminan por reafirmarla.

En este sentido, la construcción de personajes de "¿Qué le dijiste a Dios?" corresponde a los estereotipos rutinarios de la telenovela, que tienden a mostrar a los ricos como gente frívola y egoísta pero culta y hermosa, y a los pobres como solidarios, sufridores, ignorantes y prietos. La imprecisa dirección y el flojo guión no consiguen mantener el tono adecuado de una comedia, sino de un pastiche de cine cómico, melodrama y farsa. Eso sí, un mérito del film es que son inevitables las risas, aun cuando sea humor involuntario, a costa de sus múltiples fallos.

La directora ha dicho que su principal influencia para esta película fueron los musicales de Bollywood (el cine de La India), que suelen ser tramas un tanto ingenuas, muy coloridas, de una moral básica, con fuertes dosis de canciones y baile. Y el resultado de "¿Qué le dijiste a Dios?" ciertamente corresponde a esos criterios, pero en su detrimento. Los defectos de la narración se agravan cuando es el momento de los números musicales y coreográficos, metidos con calzador la mayor parte de las veces, con pretextos y ocurrencias risibles, descoordinados bailarines y desafinados cantantes (salvo algunas excepciones como Regina Orozco y Víctor García), fotografiados de la forma más tosca, en planos generales, con un diseño de producción poco propositivo.

Todo lo anterior produce una lamentable merma que afecta al mayor valor de la película:  las canciones de Juan Gabriel, un indiscutible símbolo de la cultura popular mexicana contemporánea, y quien sin duda merecía un mejor homenaje.