El movimiento Ojo Obrero analiza el momento del cine argentino

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Por Ojo Obrero *

Varios días antes de que Cristina Kirchner reconociera que la crisis mundial impactará profundamente en nuestro país y justificara por ello el adelantamiento electoral, la presidenta del INCAA, Liliana Mazure, advertía lo propio y su incapacidad para revertirlo.

Su flamante Plan de Fomento, que concentra aún más la producción de cine nacional en las grandes productoras y multimedios y elude la necesidad de intervenir en el gran negocio de la distribución y la exhibición, es incapaz de contrarrestar las lógicas vigentes y quedará a merced de la recesión y la crisis presupuestaria que el derrumbe fiscal comienza a vislumbrar. Los trabajadores de la industria cinematográfica y de los medios audiovisuales de la Argentina están comenzando a sufrir los primeros impactos de la crisis.

Por otro lado los  miles de espectadores que durante diez días recorrerán las salas del BAFICI hablan de la existencia de un público dispuesto a experimentar algo más, que consumir el cine que ofrecen el resto del año las cadenas de salas de cine (Hoyts, Village, Cinemark y Nacional Amusements) que se apropian más del 65% de la recaudación, y los dueños de la distribución (Buena Vista Disney-, Warner, Universal Paramount, Columbia Pictures, Tristar, Fox) que controlan más del 75% de los films que se exhiben en argentina.

Argentina tiene una enorme capacidad productiva audiovisual, tanto por historia como por la gran cantidad de cinéfilos, estudiantes y trabajadores especializados de que dispone. Sin embargo, con las reglas y tendencias actuales todas estas potencialidades corren serio riesgo de ir directamente a la papelera de reciclaje.

Impacto profundo

La mayor porción de la producción cinematográfica en nuestro país desde la devaluación hasta el 2008- fue la destinada al cine publicitario (comerciales). Desde fines de 2008 este tipo de producciones sobre todo las extranjeras que filmaban en nuestro país- se han reducido drásticamente. El derrumbe capitalista que está generando una huelga de inversiones a nivel mundial, así como una fuerte tendencia a las fusiones de grandes empresas, absorción de medianas y desaparición de pequeñas está creando las condiciones de una reorganización del mercado publicitario, que seguirá la misma lógica reduciendo y concentrando producciones.

Esta reducción y concentración acentúa la competencia entre las productoras publicitarias, que intentarán avanzar sobre las condiciones laborales de los trabajadores del cine con una mayor flexibilización del salario y las condiciones laborales. La deliberación al interior del SICA para defender el cumplimiento del convenio es la primera tarea del gremio, que tiene que resistir su liquidación.

Pero, naturalmente, existe otro problema: una importante cantidad de trabajadores no serán convocados a rodar. ¿Qué salida pueden encontrar ellos a la miseria de la desocupación? ¿La huelga? Nadie que no tiene trabajo puede hacer huelga. ¿La ocupación del lugar de trabajo? Las productoras son cáscaras vacías que alquilan equipos para producir, si nos empeñáramos en ocuparlas nada podríamos hacer allí. ¿Entonces?

El carácter mundial de la crisis pone en jaque también a la alternativa de la co-producción y la venta al exterior de films nacionales. En Francia y en España se asiste a una huelga de inversiones en la industria cinematográfica y se espera una reducción gigante de producciones para el próximo año.

Proyectando una salida para la creación independiente

¿Cómo resolvemos el problema de los miles de trabajadores y estudiantes de cine que quedarán a merced del derrumbe de la industria audiovisual y del público que verá cada vez más complicado su acceso a las salas? (ni que hablar de todo un sector de la sociedad que ya hace años tiene vedado el consumo de cine)

Los trabajadores de la industria, así como los más de quince mil estudiantes de cine que hay actualmente en el país, no se formaron ni se forman sólo con la perspectiva de entregar su trabajo y su alma a la producción publicitaria, sino, por el contrario, con el deseo de crear, de expresarse a través de esta forma artística. Es necesario reorganizar la producción audiovisual sacando a los capitalistas del medio.

La salida entonces que podemos impulsar, además de cambiar los criterios de distribución de los fondos que maneja el INCAA, es la nacionalización de la distribución y la exhibición cinematográfica en el país, bajo control de los trabajadores, los estudiantes y espectadores del cine.

Esta medida, mediante la apropiación del gran negocio que hoy manejan a su antojo las Majors norteamericanas y un puñado de grupos “nacionales”, generaría los fondos necesarios para liberar la multiplicación de la producción audiovisual nacional. Se podría ocupar en un trabajo creador a miles de trabajadores, que de otra forma serán desplazados por la crisis, para darle a esta producción independiente la difusión necesaria en los medios, para volver a abrir salas en los barrios a precios subsidiados para el espectador y de esta manera darle al cine nacional el lugar que le corresponde.

Llamamos entonces a los trabajadores del cine, al SICA, a los estudiantes, a los realizadores independientes, a los documentalistas independientes, a los actores, al público interesado a reunirnos y debatir colectivamente este planteo para rescatar a la industria audiovisual del derrumbe de los capitalistas.

(*): Ojo Obrero es un movimiento creado en la Argentina hace ocho años con el fin de crear y difundir cine desde parámetros de clase, cuyo objetivo es utilizar la realización audiovisual "para cooperar con el camino que está emprendiendo la clase trabajadora".