El gobierno español bajaría el IVA cultural en plena precampaña electoral
- por © Imanol Salaberría-NOTICINE.com
Pese a la constante negativa durante estos dos últimos años, y coincidiendo este año las elecciones municipales, autonómicas y generales, el Gobierno de España, presidido por Mariano Rajoy, habría por fín decidido reducir el IVA cultural al 10%, tras su decisión en 2012 de subirlo del 8 al 21%, según una información adelantada por el diario próximo a la derecha española ABC. Curioso y repentino movimiento, cuando hace apenas un mes, el Partido Popular rechazó con su mayoría absoluta, la petición del grupo catalán de CiU (Convergència i Unió) de rebajar el tipo del IVA, que también apoyaba el resto de la oposición.
El PP, afirmó entonces que la industria cultural no lo necesita porque vive un momento de crecimiento, apoyándose en que el pasado 2014 fue el mejor año de la historia en la taquilla para el cine español, que consiguió recaudar 123 millones de euros, con un 25,5% de cuota de mercado en España, y unos 21 millones de espectadores. Debemos (y deberían) tener en cuenta, sin embargo, que casi 10 de estos 21 millones de espectadores totales fueron para una sola película, "Ocho apellidos vascos".
Hace dos años Rajoy, en contra de su programa electoral, decidió subir el IVA, y la cultura fue uno de los sectores que se vio afectado por el mayor aumento de impuestos, ya que el tipo para espectáculos culturales pasó del 8% al 21%. El efecto fue inmediato, la coalición de organizaciones culturales españolas se volcó en contra de la decisión, recabaron el apoyo de sus colegas del resto del mundo, y diversas entidades, entre las que figuraba la MPAA, la patronal de las grandes compañías de Hollywood, y suscribieron una carta que hicieron llegar al presidente del conservador Partido Popular. En total fueron 12 asociaciones que agrupan a profesionales y empresas de la Cultura y el entretenimiento, productores de televisión, de cine y de artes escénicas de todo el mundo, sindicatos, gremios y asociaciones profesionales de música, cine y artes escénicas, distribuidores y exhibidores cinematográficos, etc..., fundamentalmente de Europa y Estados Unidos. La carta afirmaba que España ya estaba en ese momento, notando el descenso de espectadores en sus espectáculos culturales, y la consiguiente reducción de la actividad en estos sectores, que conllevó desempleo y empobrecimiento de la oferta, y abogaba por un Impuesto del Valor añadido en torno al 10%, que según un estudio llevado a cabo por la consultora internacional Price Waterhouse conllevaría mayores ingresos para el fisco que esta subida al 21%, al no afectar al consumo de los ciudadanos.
Mariano Rajoy decidió hacer caso omiso de las incesantes quejas durante estos dos últimos años, y en la reforma impositiva que bajó el impuesto de la renta (IRPF), dejó fuera el IVA cultural, e incluso el mes pasado se negaba a cambiar la fiscalidad al cine, el teatro y la música, sin embargo ahora, habría decidido hacerlo, si ABC está en lo cierto. Un cambio que apenas repercutirá en la caja de Hacienda porque supondrá 200 millones de euros. Sin embargo, según los cálculos realizados por el periódico, sí repercutirá en los bolsillos del consumidor, pues supondrá por ejemplo, en una entrada de cine de siete euros, un ahorro de 0,60 euros; en las entradas de teatro de 25 euros, la reducción será de 2,30 euros; en un concierto por el que ahora se pagan 30 euros, la rebaja podría llegar a 2,70 euros y en festivales por los que se pagan 70 euros, el ahorro rondará los 6 euros.
Independientemente de este sospechoso gesto hacia la cultura, teniendo en cuenta la cercanía de las diversas elecciones que se sucederán en 2015, la ansiada reducción ayudará pero no solucionará la crisis que la industria cinematográfica tiene sobre sus hombros, en esta era digital, en la que las nuevas tecnologías han monopolizado el consumo audiovisual, los cambios necesarios de cara a nuestro querido Séptimo Arte deben ser más profundos, es vital adaptarse a la situación y no anclarse en el romanticismo de cómo fue esta industria en el pasado, es necesaria una nueva legislación, y una nueva perspectiva para que este arte prospere de forma exitosa en el futuro.
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El PP, afirmó entonces que la industria cultural no lo necesita porque vive un momento de crecimiento, apoyándose en que el pasado 2014 fue el mejor año de la historia en la taquilla para el cine español, que consiguió recaudar 123 millones de euros, con un 25,5% de cuota de mercado en España, y unos 21 millones de espectadores. Debemos (y deberían) tener en cuenta, sin embargo, que casi 10 de estos 21 millones de espectadores totales fueron para una sola película, "Ocho apellidos vascos".
Hace dos años Rajoy, en contra de su programa electoral, decidió subir el IVA, y la cultura fue uno de los sectores que se vio afectado por el mayor aumento de impuestos, ya que el tipo para espectáculos culturales pasó del 8% al 21%. El efecto fue inmediato, la coalición de organizaciones culturales españolas se volcó en contra de la decisión, recabaron el apoyo de sus colegas del resto del mundo, y diversas entidades, entre las que figuraba la MPAA, la patronal de las grandes compañías de Hollywood, y suscribieron una carta que hicieron llegar al presidente del conservador Partido Popular. En total fueron 12 asociaciones que agrupan a profesionales y empresas de la Cultura y el entretenimiento, productores de televisión, de cine y de artes escénicas de todo el mundo, sindicatos, gremios y asociaciones profesionales de música, cine y artes escénicas, distribuidores y exhibidores cinematográficos, etc..., fundamentalmente de Europa y Estados Unidos. La carta afirmaba que España ya estaba en ese momento, notando el descenso de espectadores en sus espectáculos culturales, y la consiguiente reducción de la actividad en estos sectores, que conllevó desempleo y empobrecimiento de la oferta, y abogaba por un Impuesto del Valor añadido en torno al 10%, que según un estudio llevado a cabo por la consultora internacional Price Waterhouse conllevaría mayores ingresos para el fisco que esta subida al 21%, al no afectar al consumo de los ciudadanos.
Mariano Rajoy decidió hacer caso omiso de las incesantes quejas durante estos dos últimos años, y en la reforma impositiva que bajó el impuesto de la renta (IRPF), dejó fuera el IVA cultural, e incluso el mes pasado se negaba a cambiar la fiscalidad al cine, el teatro y la música, sin embargo ahora, habría decidido hacerlo, si ABC está en lo cierto. Un cambio que apenas repercutirá en la caja de Hacienda porque supondrá 200 millones de euros. Sin embargo, según los cálculos realizados por el periódico, sí repercutirá en los bolsillos del consumidor, pues supondrá por ejemplo, en una entrada de cine de siete euros, un ahorro de 0,60 euros; en las entradas de teatro de 25 euros, la reducción será de 2,30 euros; en un concierto por el que ahora se pagan 30 euros, la rebaja podría llegar a 2,70 euros y en festivales por los que se pagan 70 euros, el ahorro rondará los 6 euros.
Independientemente de este sospechoso gesto hacia la cultura, teniendo en cuenta la cercanía de las diversas elecciones que se sucederán en 2015, la ansiada reducción ayudará pero no solucionará la crisis que la industria cinematográfica tiene sobre sus hombros, en esta era digital, en la que las nuevas tecnologías han monopolizado el consumo audiovisual, los cambios necesarios de cara a nuestro querido Séptimo Arte deben ser más profundos, es vital adaptarse a la situación y no anclarse en el romanticismo de cómo fue esta industria en el pasado, es necesaria una nueva legislación, y una nueva perspectiva para que este arte prospere de forma exitosa en el futuro.
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