Colaboración: Los Goya más diversos
- por © NOTICINE.com
Por Jon Apaolaza
Si echamos un vistazo a las candidaturas a los Goya en su edición 32, hay que estar razonablemente satisfechos por la buena salud y diversidad que exhibe la cinematografía española. Esa amplitud de horizontes se manifiesta en diferentes aspectos: el peso de las realizaciones femeninas, encabezadas por Isabel Coixet y la joven Carla Simón, las distintas lenguas empleadas (catalán, euskera e inglés además del castellano), y un eclecticismo en los géneros.
A la espera de la bajada del IVA, el cine español ha obtenido este año cifras comerciales relevantes, y no necesariamente y sólo a partir de las películas respaldadas por los poderosos canales privados y su apoyo promocional. Además, han funcionado una serie de títulos que han logrado ese raro equilibrio entre la calidad y la comercialidad. Así, no podemos para nada decir que las cinco candidatas a mejor película, "Handia", "La libreria", "El autor", "Verónica" y "Verano 1993 / Estiu 1993" sean minoritarios films de esos que vuelven locos a los críticos pero de los que el gran público huye todo lo posible.
La variedad temática es otro de los atractivos que engrandece la cosecha 2017. Adaptaciones literarias, cine de miedo, biografías, animación, historias geográficamente distantes y relatos más próximos y cotidianos... Todo ello contribuye a una edición que podría ser la mas reñida de los últimos años.
Llama especialmente la atención que la numericamente favorita, "Handia", de Jon Garaño y Aitor Arregi, que ha merecido candidaturas tanto en rubros artísticos como técnicos, sea una película no solo filmada originalmente en lengua vasca, sino producida lejos de los dos centros cinematográficos más importantes del país, Madrid y Barcelona, y con profesionales mayoritariamente de la tierra. La Academia se está liberando de prejuicios y corporativismos, lo cual es de aplaudir.
De cara al futuro, el peso de una opera prima como "Verano 1993 / Estiu 1993", además candidata española al Oscar, habla de renovación, y del surgimiento de un talento destacado, el de Carla Simón, que ya impresionó desde el estreno mundial de la película en la Berlinale del pasado febrero, y ahora está siendo refrendada fuera del país con citas en galardones de criticos estadounidenses.
En resumidas cuentas, estamos ante una muy interesante edición de los premios de la Academia española, que habla y muy bien del cine que se ha hace en este país, rico y diverso, a pesar de todas las dificultades y de la enemistad del poder político.
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Si echamos un vistazo a las candidaturas a los Goya en su edición 32, hay que estar razonablemente satisfechos por la buena salud y diversidad que exhibe la cinematografía española. Esa amplitud de horizontes se manifiesta en diferentes aspectos: el peso de las realizaciones femeninas, encabezadas por Isabel Coixet y la joven Carla Simón, las distintas lenguas empleadas (catalán, euskera e inglés además del castellano), y un eclecticismo en los géneros.
A la espera de la bajada del IVA, el cine español ha obtenido este año cifras comerciales relevantes, y no necesariamente y sólo a partir de las películas respaldadas por los poderosos canales privados y su apoyo promocional. Además, han funcionado una serie de títulos que han logrado ese raro equilibrio entre la calidad y la comercialidad. Así, no podemos para nada decir que las cinco candidatas a mejor película, "Handia", "La libreria", "El autor", "Verónica" y "Verano 1993 / Estiu 1993" sean minoritarios films de esos que vuelven locos a los críticos pero de los que el gran público huye todo lo posible.
La variedad temática es otro de los atractivos que engrandece la cosecha 2017. Adaptaciones literarias, cine de miedo, biografías, animación, historias geográficamente distantes y relatos más próximos y cotidianos... Todo ello contribuye a una edición que podría ser la mas reñida de los últimos años.
Llama especialmente la atención que la numericamente favorita, "Handia", de Jon Garaño y Aitor Arregi, que ha merecido candidaturas tanto en rubros artísticos como técnicos, sea una película no solo filmada originalmente en lengua vasca, sino producida lejos de los dos centros cinematográficos más importantes del país, Madrid y Barcelona, y con profesionales mayoritariamente de la tierra. La Academia se está liberando de prejuicios y corporativismos, lo cual es de aplaudir.
De cara al futuro, el peso de una opera prima como "Verano 1993 / Estiu 1993", además candidata española al Oscar, habla de renovación, y del surgimiento de un talento destacado, el de Carla Simón, que ya impresionó desde el estreno mundial de la película en la Berlinale del pasado febrero, y ahora está siendo refrendada fuera del país con citas en galardones de criticos estadounidenses.
En resumidas cuentas, estamos ante una muy interesante edición de los premios de la Academia española, que habla y muy bien del cine que se ha hace en este país, rico y diverso, a pesar de todas las dificultades y de la enemistad del poder político.
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